Las medidas que nadie quiere tomar contra el Covid

Ninguna autoridad está dispuesta a ponerle el cascabel al gato y decretar una verdadera cuarentena rígida con testeo masivo, que sí permita aislar a los sintomáticos de las personas sanas

Cortar drásticamente la cadena de contagios puede resultar más rápido que construir las innumerables plantas de oxígeno que cada autoridad está proponiendo en estos momentos y que evidentemente no habían previsto con la antelación suficiente a pesar de los precedentes. Sin embargo, ninguna autoridad está dispuesta a ponerle el cascabel al gato y decretar una verdadera cuarentena rígida con testeo masivo, que sí permita aislar a los sintomáticos de las personas sanas.

Solo de esa forma, es decir, con aislamiento social extremo, con testeo efectivo que lo acompañe y con mucha conciencia, se logrará frenar la presión sobre las Unidades de Terapia Intensiva, desbordadas en los últimos días como no lo habían estado hasta ahora, a lo que se añade el problema con el oxígeno, y que sin duda da para una investigación a profundidad.

Sin embargo, ninguna de las autoridades que promete plantas de oxígeno está dispuesto a tomar la decisión y asumir el desgaste de decretar una cuarentena rígida. Ni el alcalde, ni el Gobernador, ni el Gobierno Nacional parecen confiar en sus propias capacidades de hacer cumplir estas medidas.

En descargo de Alcaldía y Gobernación, el Ministerio de Gobierno emitió un absurdo comunicado en el que liberaba a sus policías de hacer cumplir ninguna disposición que incluyera la restricción de movilidad, así que, si por lo general es complicado que los agentes cumplan sus funciones, peor se pone la cosa con cobertura normativa incluida.

¿Qué alternativa nos queda entonces en Tarija? Parece que apenas apelar a la conciencia personal de cada uno; insistir en las medidas de cuidado e higiene personal y no alentar actos masivos ni aglomeraciones. ¿Es esto suficiente? A todas luces no.

La pandemia está pasando factura a las familias más necesitadas y a estas alturas ya ha quedado claro que no habrá reactivación posible mientras el virus siga acechando. El subempleo es hoy más subempleo que nunca, y no es tolerable que se vendan logros antes de realmente contrastarlos.

Mientras Bolivia no frene el virus, el gasto sigue contenido y la inversión detenida. Lo atestigua mes tras mes el informe de Asoban sobre los depósitos, que no han parado de crecer. La plata se está quedando en los bancos y no en la calle, lo que tiene efectos perversos sobre esas personas que dicen “vivir del día”, pero que cada vez tienen que alargar más, porque no se vende nada.

Si hay un potencial en Bolivia es su capacidad de organización social, barrial, sindical y comunal. El Gobierno, y también los Gobiernos subnacionales, debe ser capaz de apoyarse en esas redes naturales para prestar el apoyo pertinente a las familias que lo necesiten y así tomar medidas de restricción efectivas, que rebajen de una vez el nivel de contagio.

Lo demás es seguir dando vueltas en círculo, negando la realidad, prometiendo vacunas que nunca llegan y ampliando plazos que ponen en riesgo al conjunto. Es tiempo de gobernar, pero en serio.


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