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Una urgente reacción frente al Covid

Nadie quiere una cuarentena estricta, pero las UTI están ya colapsadas con apenas tres semanas de rebrote y apenas 2.000 casos detectados diariamente. Es tiempo de poner coto a la movilidad

El espejito de las vacunas no puede hacernos olvidar la urgencia del tema. El Covid es una enfermedad altamente contagiosa y muy letal, y si no se empiezan a tomar medidas serias en todo el país, y se hacen cumplir con la autoridad suficiente, las consecuencias son catastróficas.

Las vacunas, en el mejor de los casos, estarán disponibles en mayo, aunque esto ya lo hemos leído infinidad de veces. Los retrasos y las cláusulas de confidencialidad, así como la alta demanda, no permite tener certezas de cuando las gigantes farmacéuticas cumplirán con el contrato con la humilde Bolivia frente a las abusivas potencias, que están comprando cuatro veces más de las dosis necesarias “por si acaso”.

Es verdad que es un asunto de responsabilidad individual, que son las familias las que tienen que disciplinarse, recortar su círculo social y evitar encuentros ocasionales

La distribución misma de la vacuna resulta un importante desafío logísticos para el que no parece que estemos demasiado bien preparados, porque la atención primaria sigue siendo defectuosa, así como los intentos de universalizar la salud, pero de esto tampoco nadie quiere hablar.

El exitismo es sin duda el peor enemigo de la pandemia, primero porque en realidad no hay ni un solo indicio que permita ser optimista: no hay médicos, no hay medicamentos, etc., y segundo porque esa sensación de que todo va a estar controlado no ayuda en nada en recuperar unas medidas de bioseguridad que van más allá del barbijo y que sin duda se han relajado alegremente.

Entre la cuarentena rígida y el carpe diem que se practica actualmente hay muchas medidas que los gobiernos deberían estar imponiendo y que sin embargo, no están en la agenda ante el temor al fracaso o la impopularidad. Cosas de las elecciones.

Hasta ayer, 15 de enero, se tuvo que esperar para decretar la ampliación de la vigencia de cédulas y demás, que ya se habían ampliado hasta el 31 de diciembre y que resulta elemental para evitar filas y aglomeraciones.

Ha habido tiempo de sobra para planificar atenciones urgentes, despliegues y estrategias de contención, y todos saben lo que se debe hacer, ahora es el momento de empezar a aplicarlo. Nadie quiere una cuarentena estricta, pero las UTI están ya colapsadas con apenas tres semanas de rebrote y apenas 2.000 casos detectados diariamente. Es tiempo de poner coto a la movilidad recortando básicamente el tiempo de ocio, no el productivo. Es tiempo de ser estricto con las medidas de transporte, con los locales, con los festejos, etc.

Es verdad que es un asunto de responsabilidad individual, que son las familias las que tienen que disciplinarse, recortar su círculo social y evitar encuentros ocasionales con gente que no forma parte del núcleo. Que cada persona debe ser consciente de la necesidad de mantener la distancia social, de quedarse lejos, de no compartir vaso y de ser un poco alienígenas en esta cultura nuestra en la que el contacto es matriz.

El asunto está muy complicado en el país, y si no somos conscientes de lo que nos jugamos, corremos serio riesgo de quedar muy debilitados como nación. Ojalá las autoridades reaccionen cuanto antes.


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