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La autoridad y la cuarentena

Es seguro que nadie quiere volver a implementar una cuarentena rígida en el país, pero también es seguro que ninguna economía se va a reactivar mientras el fantasma de la enfermedad siga planeando

Los casos de Covid se han disparado y la segunda ola amenaza con ser mucho más alta y extendida que la primera, no solo porque se vayan a hacer más pruebas PCR y de antígenos, como tardíamente ha advertido el presidente Luis Arce, sino porque la sensación de miedo que se produjo en los primeros meses está amortizada.

El relajo en las medidas de bioseguridad es más que evidente en todos los sectores de la población, los barbijos brillan por ausencia incluso en zonas muy populosas, y el alcohol en gel ya no está disponible en cada caja o en cada tienda. Las fiestas navideñas han vencido las resistencias familiares y el verano, después del año que hemos pasado, se ha convertido en la excusa para el escape más irresponsable posible.

No era difícil de imaginar lo que sucedería en un país que sigue teniendo altos índices de embarazo no deseado, o que registra infinidad de muertos y accidentes graves donde los conductores no usan ni cinturón ni casco en el caso de las motocicletas. La responsabilidad social y solidaria no es algo que nos caracterice como bolivianos y tampoco como tarijeños.

El asunto es más que grave, y mientras algunas autoridades se limitan a ajustar cuentas con algunos comerciantes o emprendedores que se han atrevido a alzar la voz, los encuentros sociales se suceden por todo el departamento, especialmente en las zonas de esparcimiento al aire libre, balnearios y demás.

Hablar de vacunación exprés hasta mayo, viendo las dificultades que están atravesando otros países del entorno, con sistemas de salud mucho más avanzados que el nuestro, es probablemente una quimera.

No hay duda de que los contagios van a subir en Bolivia como la espuma, y que, en Tarija, con nuestro particular sentido social del verano, marcaremos de nuevo record, ahora, la pregunta es ¿qué van a hacer las autoridades para evitarlo?

Atravesamos con seguridad la peor de las crisis sanitarias de la historia reciente y enfrentarla requiere de liderazgos que hasta el momento no han aparecido ni en la primera ola ni en la segunda, sino que todos se han acomodado a los intereses políticos de cada momento.  El problema, sin embargo y por si alguien lo olvida, es que la gente está muriendo a ritmos superiores que en otros países – estamos entre los primeros en cuanto a mortalidad por millón de habitantes – y lo que es peor, a edades mucho más jóvenes que en otros países.

Hablar de vacunación exprés hasta mayo, viendo las dificultades que están atravesando otros países del entorno, con sistemas de salud mucho más avanzados que el nuestro, es probablemente una quimera. Lo urgente ahora mismo debe ser contener y cortar la cadena de contagios, y eso exige seguramente medidas restrictivas a muchos niveles, además de insistir en las medidas de bioseguridad.

Es seguro que nadie quiere volver a implementar una cuarentena rígida en el país, pero también es seguro que ninguna economía se va a reactivar mientras el fantasma de la enfermedad siga planeando entre todos los habitantes. La enfermedad hay que cortarla y para eso hay que enfrentarla. Esta vez no vale ponerse de perfil, Tarija se juega demasiado.


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