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La necesaria coordinación contra el Covid

Es importante que las instituciones coordinen un plan, pero el Gobierno, necesariamente, debe ser el líder que marque el camino, básicamente porque es quien tiene los recursos necesarios

La segunda ola de la pandemia del Covid-19 ya está en Bolivia. La información sigue siendo escasa y extremadamente politizada, pero no hay duda de que hay un nuevo repunte de casos positivos, al menos reportados, y que de nuevo la responsabilidad vuelve a recaer sobre las familias.

Los casos empezaron a crecer hace más o menos un mes, pero casi todos los responsables políticos optaron por mirar temporalmente hacia otro lado, porque con las fiestas navideñas por el medio suponía un ejercicio de desgaste demasiado grande tanto para por el aspecto familiar como por el comercial. Esta reacción supone un grave ejercicio de negligencia, de la que sin embargo parece que nadie saldrá herido, aunque los casos amenazan con dispararse hasta límites nunca alcanzados.

Con todo, es demasiado pronto para empezar a arrojarse los trapos sucios entre unos y otros, pues la emergencia sanitaria es lo suficientemente grave como para poner lo mejor de cada uno en su solución. Bolivia no ha registrado números excesivamente grandes como los países vecinos de Chile, Perú, Brasil o Argentina, básicamente porque no se han hecho ni una décima parte de las pruebas que sí se hicieron en estos países, sin embargo, el número de decesos por millón de habitantes es uno de los más elevados del mundo, y más preocupante: la edad promedio de los fallecidos es más baja. En Tarija, por ejemplo, se sitúa sobre los 64 años.

Y es que lo que no hay que olvidar es que nos enfrentamos a una enfermedad que es esencialmente mortal. Sus tasas de incidencia y letalidad están muy por encima de cualquier otra de las conocidas, y eso a pesar de todas las medidas de control y bioseguridad que se han popularizado como nunca antes. El drama de los decesos en el mundo occidental se ceba con los mayores de 80 años, pero en Bolivia esa población es muy escasa, pero igualmente la mortalidad es elevada.

Nada ganamos con un Ministro de Salud enfrascado en el pasado y aplicando la misma vieja receta de dejar las responsabilidades a alcaldes y gobernadores

La vacuna no ha llegado a Bolivia y no llegará en un tiempo prudente, por lo que hoy vuelve a urgir tomar las medidas adecuadas sobre todo en la identificación y aislamiento de casos positivos, además de contar con el equipo a punto para atender a los enfermos cuya salud se complique en extremo. Es el mismo ABC que en junio, julio y agosto, pero ahora sin urgencias electorales.

En esas, es importante que las instituciones de todos los niveles coordinen un plan de acción en el que el Gobierno, necesariamente, debe ser el líder que marque el camino y apunte las soluciones, básicamente porque es quien tiene los recursos necesarios para invertir, contratar personal y comprar los insumos médicos necesarios en esta coyuntura.

Sin duda es una buena iniciativa reunirse, aunque sea tarde, para evaluar capacidades y planes, pero lo que más urge es encontrar los mecanismos que hagan ágiles las respuestas y las contrataciones. Nada ganamos con un Ministro de Salud enfrascado en el pasado y aplicando la misma vieja receta de dejar las responsabilidades a alcaldes y gobernadores. Esta vez se trata de hacerlo bien desde el principio. De lo contrario, 2021 puede ser demasiado largo.


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