Empatía y propuestas
Bolivia enfrenta el 2020 como su peor año económico en décadas, con una ola de despidos de trabajadores y el cierre o la reducción de empresas como resultado de la pandemia. La gente se está dando maneras para ganarse el pan diario, la tolerancia es fundamental y desde el Poder las propuestas
La pandemia nos ha hecho vulnerables a todos, ha roto cientos de reglas de convivencia, nos ha hecho más humanos a muchos, pero también ha sacado a flote sentimientos encontrados de ira, desesperación y estrés. Hasta ahora las sociedades hemos funcionado con base a rígidas reglas, pero muchas de ellas han tenido que cambiar y deben cambiar, como todo, cuando la realidad no es rígida.
Bolivia enfrenta el 2020 como su peor año económico en décadas, con una ola de despidos de trabajadores y el cierre o la reducción de empresas como resultado de la pandemia de Covid-19.
Ante la crisis económica en Bolivia, varias empresas están pagando las indemnizaciones, pero otras han optado por no hacerlo agravando el conflicto con los trabajadores.
Según el Centro de Desarrollo Laboral y Agrario, la pobreza se ha agravado, la tasa de desempleo urbano ha subido de 4,2% a 7,4% y la informalidad ronda al 80% de la población económicamente activa.
¿En que se traduce esto? Uno de los efectos es que al existir desempleo el comercio informal ha aumentado en las calles, algunos comerciantes se han fortalecido con las redes sociales, pero quienes no han tenido y no tienen cómo acceder a éstas recorren a diario las calles.
Si bien por el tiempo de la pandemia se han instalado ferias ambulantes en ciertos barrios de Tarija para motivar que la población se quede en casa, hoy con el post confinamiento ha sido complicado eliminar estas iniciativas. Muchas de estas ferias se han quedado, sumado a ello los vendedores que deambulan por las calles han aumentado.
La indignación de las comerciantes de los mercados tradicionales se ha hecho escuchar, exigen a diario que se prohíban los vendedores ambulantes ¿Pero es esto coherente cuando las cifras del comercio informal indican un gran aumento?
La indignación de las comerciantes que poseen puestos fijos en los mercados tradicionales se ha hecho escuchar, exigen a diario que se prohíban los vendedores ambulantes, al menos cerca de los principales centros de abasto. ¿Pero es esto coherente cuando las cifras del comercio informal indican un gran aumento?
¿Es esto coherente cuando la pandemia ha dejado desempleadas a miles de personas?, ¿Es esto coherente cuando los costos para curarse de Covid-19 son tan elevados?
El pasado jueves se registró una penosa disputa cuando se pretendía desalojar a una vendedora ambulante de gelatinas de las calles aledañas al mercado Central, esto desató la indignación de la población que no tardó en expresar “Todos tienen derecho a ganarse y más en esta crisis”.
Es cierto las reglas existen, las ciudades ordenadas también son importantes, pero no es secreto que los tiempos cambian, que la realidad es dinámica y son estos factores los que hacen evolucionar las normas, aunque sea temporalmente. En medio de esta situación de pandemia las propuestas sensatas y equilibradas son las que triunfarán.
Es urgente proponer planes acordes a la realidad, que entiendan la crisis, que ayuden a todos a tener oportunidades de ganarse unos “pesos”, que no traten de tapar el sol con un dedo.
Prohibir los ambulantes en esta pandemia es algo que gran parte del mundo no está pudiendo hacer, pues en varios países como Perú el comercio informal se ha disparado. Hoy todos los gobiernos locales en este vecino país trabajan en planes. Entre las propuestas están el habilitar cuatro plataformas deportivas para reubicar a unos 200 ambulantes. Y entre las acciones ya emprendidas está la habilitación de más de tres mil puestos de venta gratuitos para los comerciantes ambulantes. Con esto se apoyará a los informales que no tienen trabajo y se evitará que invadan las calles de la ciudad en esta emergencia.
