Covid en Tarija, números e ideas
Es verdad que hay que implementar medidas urgentes contra el hambre, que son las ollas comunes, y planes para los trabajadores del sector servicios, pero el problema económico es a mediano plazo ¿Quién consumirá en la incertidumbre del contagio? ¿Quién invertirá en la incertidumbre del desempleo?
Arranca la segunda semana de encapsulamiento en Tarija con dos días de abastecimiento que pueden poner el riesgo el plan y que están sirviendo, una vez más, de arma arrojadiza. Si los hay, mal; si no los hubiera, igual mal.
En esta semana han empezado a aflorar los casos de Covid – 19 en todo el departamento, y con especial potencia en Cercado, que ya suma el 60 por ciento del total. En términos absolutos, desde el viernes 19 que se anunció el encapsulamiento con 206 casos confirmados se ha pasado a 537 el domingo 28 de junio, es decir, casi se ha triplicado la cifra de contagiados.
En lo que se refiere a Cercado, se ha pasado de 113 a 321, es decir, casi se ha triplicado el total de contagios en nueve días. Yacuiba también ha pasado de 67 a 136 y han aflorado casos en El Puente, Bermejo y San Lorenzo, que llevaba varias semanas de silencio epidemiológico.
En cuanto a víctimas mortales registradas se ha pasado de 7 a 13, mientras que los recuperados han pasado de 14 a 30.
En una pandemia, los datos son esenciales, porque detrás de ellos hay familias enteras que dependen de la salud para trabajar y una comunidad pendiente de la evolución de la enfermedad para poder volver a una normalidad que permita de alguna forma ajustarse a una nueva realidad económica, que no depende exclusivamente de Tarija, evidentemente.
A priori, el operativo de rastreo con pruebas rápidas está dando resultados, pero por alguna extraña razón, en el Servicio Departamental de Salud (Sedes) insisten en guardar celosamente los datos referidos a la pandemia y no explicar los resultados. Es evidente que hay un problema de territorialidad y gestión de poder que, de mantenerse, puede acabar perjudicando a la evolución de la enfermedad y a todos los tarijeños.
Mantener una semana más el encapsulamiento, aun con dos días hábiles, puede parecer un perjuicio económico, sin embargo, no lo será mucho más que mantenerse en la incertidumbre hasta fin de año, pues los planes del Gobierno pasan porque en septiembre se llegue a 130.000 casos y “muchos muertos”, con lo que el “goteo” seguirá los meses siguientes.
Actualmente hay presión popular para levantar el encapsulamiento y cualquier tipo de cuarentena, aunque ni el argumento está claro ni la alternativa tampoco. En Brasil, Estados Unidos y también en Santa Cruz y Beni se están viendo las consecuencias de dejar al virus correr libre, pues se trata de un virus altamente contagioso y con una alta letalidad – la de la gripe común está entre el 0,13% y el 0,22% y la del Covid, en Bolivia, cerca del 3% -.
Es verdad que hay que implementar medidas urgentes contra el hambre, que son las ollas comunes, y planes para los trabajadores del sector servicios – meseros, choferes, cuidadores, empleadas del hogar, etc., - que están sufriendo seguramente más que los “que viven del día”, pero el problema real no es lo inmediato, sino el corto y mediano plazo, todo en una coyuntura internacional desastrosa. ¿Quién consumirá en la incertidumbre del contagio? ¿Quién invertirá en la incertidumbre del desempleo? Cada cual tiene derecho a expresarse y manifestarse por lo que considera justo, aunque se echan de menos las alternativas.
Es necesaria más información sobre la pandemia en Tarija, sobre su impacto y sobre la forma en que la está encarando el único departamento que tiene mínimamente un plan estructurado. El Sedes debe informar bien, porque solo así se podrá lograr un acuerdo social que permita enfrentar el problema con garantías.
DESTACADO.- A priori, el operativo de rastreo con pruebas rápidas está dando resultados, pero por alguna extraña razón, en el Servicio Departamental de Salud (Sedes) insisten en guardar celosamente los datos referidos a la pandemia
