Predecir y prevenir
Una vez más en época de lluvia los desbordes de los ríos nos “sorprenden”. Nuevamente actuamos como si nunca nos hubiera sucedido. Como si la palabra “prevención” no existiera. Pero este problema persiste, a pesar de los desastres sucedidos en años pasados. Casas al borde de los...
Una vez más en época de lluvia los desbordes de los ríos nos “sorprenden”. Nuevamente actuamos como si nunca nos hubiera sucedido. Como si la palabra “prevención” no existiera. Pero este problema persiste, a pesar de los desastres sucedidos en años pasados.
Casas al borde de los ríos, muros de contención mal hechos, dinero mal invertido…en fin lecciones no aprendidas sobran. La pasada semana Tolomosa, Paicho, Tomayapo, San Andrés, Canasmoro, Trancas, 15 de Abril y Corana, fueron las más afectadas por las crecidas de ríos. La Gobernación desembolsó dinero y se apresta a efectuar la construcción de gaviones.
Esperemos que esto se haga efectivo y que la época de lluvias no nos pille nuevamente “desprevenidos”. No olvidemos que la prevención de desastres naturales tiene por objetivo reducir la vulnerabilidad de la sociedad a los desastres y corregir las causas debido a la actividad humana, siendo la alerta rápida especialmente importante para la prevención a corto plazo.
Pero los expertos aseguran que la prevención se aborda a partir de tres grandes conceptos, que de alguna manera nos ayudan a trazarnos un método de reacción y procedimiento.
Estos tres grandes grupos de medidas son las predictivas, preventivas y correctoras.
Las medidas predictivas buscan evitar la exposición y vulnerabilidad al peligro tratando de conocer dónde y cuándo se producirá la inundación. Para ello se utilizan predicciones meteorológicas, como los avisos de situaciones adversas basados en el uso del rádar meteorológico y modelos de simulación (HIRLAM); o predicciones hidrológicas, basadas en la modelación en tiempo real a partir de la información de las redes foronómicas ordinarias o sistemas automáticos de información hidrológica (SAIH).
Las medidas preventivas buscan evitar la exposición y vulnerabilidad al peligro tratando de conocer dónde se producirá la inundación, reduciendo su peligrosidad, o minimizando la vulnerabilidad de los elementos expuestos (personas o bienes). Estas medidas clásicamente se han dividido en dos grupos, estructurales y no estructurales, en función de si su aplicación conlleva la construcción de estructuras u obras públicas.
Dentro de las medidas estructurales se encuentran la construcción de presas de embalse y azudes para la laminación de crecidas y avenidas, diques o malecones artificiales, limpieza y dragado de cauces, canalizaciones y encauzamientos, cortas de meandros, drenajes, etc. Entre las medidas no estructurales están la ordenación del territorio en áreas inundables, la gestión integral de cuencas hidrográficas y la corrección hidrológico-forestal, la planificación preventiva de protección civil, y los sistemas de aseguramiento progresivos.
Las medidas correctoras buscan únicamente minimizar los efectos de la inundación una vez que ésta ya ha ocurrido, con medidas de protección civil (emergencia, rescate y evacuación), pagos de pólizas de seguro y la declaración de zonas catastróficas e indemnizaciones especiales.
Ante el escaso desarrollo y la limitada efectividad de las medidas predictivas, y la insatisfacción social que produce la única aplicación de medidas correctoras, la mayor parte de las actuaciones de las administraciones públicas se dirigen hacia las medidas preventivas, y en particular las denominadas no estructurales, por ser éstas las más acordes con el desarrollo sostenible.
Es hora de poner todo esto en práctica y concentrarnos sobre todo en las medidas predictivas y preventivas. Más aún, cuando la seguridad y economía de cientos de familias están en riesgo a causa de este tipo de descuidos.
Casas al borde de los ríos, muros de contención mal hechos, dinero mal invertido…en fin lecciones no aprendidas sobran. La pasada semana Tolomosa, Paicho, Tomayapo, San Andrés, Canasmoro, Trancas, 15 de Abril y Corana, fueron las más afectadas por las crecidas de ríos. La Gobernación desembolsó dinero y se apresta a efectuar la construcción de gaviones.
Esperemos que esto se haga efectivo y que la época de lluvias no nos pille nuevamente “desprevenidos”. No olvidemos que la prevención de desastres naturales tiene por objetivo reducir la vulnerabilidad de la sociedad a los desastres y corregir las causas debido a la actividad humana, siendo la alerta rápida especialmente importante para la prevención a corto plazo.
Pero los expertos aseguran que la prevención se aborda a partir de tres grandes conceptos, que de alguna manera nos ayudan a trazarnos un método de reacción y procedimiento.
Estos tres grandes grupos de medidas son las predictivas, preventivas y correctoras.
Las medidas predictivas buscan evitar la exposición y vulnerabilidad al peligro tratando de conocer dónde y cuándo se producirá la inundación. Para ello se utilizan predicciones meteorológicas, como los avisos de situaciones adversas basados en el uso del rádar meteorológico y modelos de simulación (HIRLAM); o predicciones hidrológicas, basadas en la modelación en tiempo real a partir de la información de las redes foronómicas ordinarias o sistemas automáticos de información hidrológica (SAIH).
Las medidas preventivas buscan evitar la exposición y vulnerabilidad al peligro tratando de conocer dónde se producirá la inundación, reduciendo su peligrosidad, o minimizando la vulnerabilidad de los elementos expuestos (personas o bienes). Estas medidas clásicamente se han dividido en dos grupos, estructurales y no estructurales, en función de si su aplicación conlleva la construcción de estructuras u obras públicas.
Dentro de las medidas estructurales se encuentran la construcción de presas de embalse y azudes para la laminación de crecidas y avenidas, diques o malecones artificiales, limpieza y dragado de cauces, canalizaciones y encauzamientos, cortas de meandros, drenajes, etc. Entre las medidas no estructurales están la ordenación del territorio en áreas inundables, la gestión integral de cuencas hidrográficas y la corrección hidrológico-forestal, la planificación preventiva de protección civil, y los sistemas de aseguramiento progresivos.
Las medidas correctoras buscan únicamente minimizar los efectos de la inundación una vez que ésta ya ha ocurrido, con medidas de protección civil (emergencia, rescate y evacuación), pagos de pólizas de seguro y la declaración de zonas catastróficas e indemnizaciones especiales.
Ante el escaso desarrollo y la limitada efectividad de las medidas predictivas, y la insatisfacción social que produce la única aplicación de medidas correctoras, la mayor parte de las actuaciones de las administraciones públicas se dirigen hacia las medidas preventivas, y en particular las denominadas no estructurales, por ser éstas las más acordes con el desarrollo sostenible.
Es hora de poner todo esto en práctica y concentrarnos sobre todo en las medidas predictivas y preventivas. Más aún, cuando la seguridad y economía de cientos de familias están en riesgo a causa de este tipo de descuidos.