El jardinero y la liebre

En un lugar lejano, vivía un hombre, llamado Gaspar, cuya afición por la jardinería, hizo que comenzara a cultivar un maravilloso jardín en su hogar. Tal era su hermosura, que una noche, pasó por allí una liebre, con el estómago muy vacío y al ver tal vergel, comenzó a comer con...

En un lugar lejano, vivía un hombre, llamado Gaspar, cuya afición por la jardinería, hizo que comenzara a cultivar un maravilloso jardín en su hogar.

Tal era su hermosura, que una noche, pasó por allí una liebre, con el estómago muy vacío y al ver tal vergel, comenzó a comer con ansia.

A la mañana siguiente, cuando el bueno de Gaspar, vio lo que le había pasado a su jardín, se puso muy triste. Un pajarillo, que por allí se encontraba, le contó que la causante de tal estropicio, era una liebre.

Decidido a darle caza y alejarla de su jardín, la esperó esa misma noche, oculto en unos arbustos. Cuando la libre apareció, Gaspar comenzó a perseguirla durante mucho rato, sin conseguir nada.

La noches siguientes volvió a intentar atraparla, sin mucho éxito, ya que llevaba tanto tiempo sin dormir, que casi sin darse cuenta se quedó dormido. Tras esto pensó que la mejor idea era que su hija hiciera guardia, pero la pobre también se quedaba dormida.

Ante tal panorama fue en busca de la ayuda del príncipe del lugar, el cual le prometió echarle una mano, siempre que atendiera correctamente a sus sirvientes. Al día siguiente el principie y su corte se trasladaron a la casa de Gaspar, donde comieron y bebieron tanto como quisieron, pero tampoco consiguieron dar caza al animal.

Al ver su jardín destrozado y su hogar en la ruina comprendió que es una locura pedirle ayuda a la gente rica cuando nuestros problemas son tan sencillos.

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