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Nadie creía que el informe de la OEA fuera a desvelar irregularidades en el cómputo. Menos que Evo Morales pudiera renunciar este domingo que amanecía cargado de nubes. Ambas cosas pasaron en una jornada donde “incertidumbre” quedó minúsculo y nadie se fue a dormir tranquilo. Peor al...
Nadie creía que el informe de la OEA fuera a desvelar irregularidades en el cómputo. Menos que Evo Morales pudiera renunciar este domingo que amanecía cargado de nubes. Ambas cosas pasaron en una jornada donde “incertidumbre” quedó minúsculo y nadie se fue a dormir tranquilo. Peor al mandar a imprimir esta edición. La incertidumbre se respira en las calles del país.