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Una doble vía necesaria, pero distinta al resto

La carretera Yacuiba – Villa Montes es una de las más peligrosas del país y la más mortífera del departamento. Las estadísticas oficiales son deficientes, pero basta con hacer un recorrido de prensa para evidenciarlo. Los muertos se cuentan por docenas cada año, y desde hace muchos...

La carretera Yacuiba – Villa Montes es una de las más peligrosas del país y la más mortífera del departamento. Las estadísticas oficiales son deficientes, pero basta con hacer un recorrido de prensa para evidenciarlo. Los muertos se cuentan por docenas cada año, y desde hace muchos años.

Es cierto que es una vía que se usa desde la imprudencia, sobre todo en el tramo más cercano a Yacuiba, que es el más transitado y el que concentra más accidentes. A la velocidad que se imprime, a los defectos en el pavimento, y a la existencia de ganado suelto en la zona más cercana a Villa Montes, el problema principal es que la vía cuenta con infinidad de vías de acceso y salida, tanto formales como las creadas por los conductores, vecinos y cualquier “intrépido” que circula por esa ruta a la que se le busca ventaja en todo su tramo.

Es cierto, por tanto, que sí se necesitan muchos esfuerzos en educación vial, en que los conductores sean más prudentes y más solidarios con los que circulan a su lado. Pero no es menos cierto que se necesita una carretera de primer nivel para cubrir al menos ese primer tramo y reducir radicalmente el número de siniestros.

La promesa se arrastraba desde hace años. El estudio lleva casi un lustro listo, pero de repente aparecieron las urgencias, y lo que parecía se iba a convertir en la enésima promesa para el Chaco, se convirtió en un inicio de obra que no deja de ser controvertido.Los 11 kilómetros son efectivamente caros.

Unos cinco millones de dólares por kilómetro es un precio que no tiene parangón en el país, pero que sin embargo los ejecutivos de la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) justifican por la gran cantidad de puentes, viaductos y rutas alternas que se van a tener que construir, por muy plano que sea el terreno.

En cualquier caso, más allá de la fiscalización que se vaya a hacer sobre la obra y que supere los problemas sociales que seguro enfrentará entre la gente que pierda su negocio, es necesario que la ruta se haga bien y se utilice bien.La obra se ha entregado a la Empresa Boliviana de Construcción (EBC) sin que exista una justificación real del procedimiento más allá de la necesaria urgencia electoral luego de años de promesas.

En el Chaco confían en que la EBC se convierta en una especie de empresa matriz que distribuya subcontrataciones y que alivie la situación de urgencias de muchas de las empresas chaqueñas, que no tienen qué hacer y apenas se pueden quejar.

Lo curioso en este caso es que el Gobierno Regional del Gran Chaco vaya a hacerse cargo de la mitad del costo de la vía, que es parte de la Red Vial Fundamental, y que lo haga además con un fideicomiso luego de haber logrado modificar la Ley Marco de Autonomía para garantizar su propio endeudamiento, como si esto fuera parte de una buena gestión.

La decisión y los números contrastan con lo que se ha hecho en el resto del país en vías como La Paz – Oruro o en Santa Cruz, y pone en entredicho aquello de la necesaria sintonía entre Gobiernos para lograr mejores inversiones. Una vez más, Tarija recibe un trato diferente.

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