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Muñoz, Mariscal, y el nuevo tiempo en el Ministerio Público de Tarija

El fiscal Gilbert Muñoz ha puesto fin a una etapa, a su propia etapa como fiscal. Aunque parezca difícil de creer, una de las personas que más poder ha atesorado en la última década en Tarija ha decidido dar un paso al costado luego de perder la carrera por la Fiscalía General. Sus planes a...

El fiscal Gilbert Muñoz ha puesto fin a una etapa, a su propia etapa como fiscal. Aunque parezca difícil de creer, una de las personas que más poder ha atesorado en la última década en Tarija ha decidido dar un paso al costado luego de perder la carrera por la Fiscalía General. Sus planes a corto plazo pasan por la vida académica y la filantropía según ha señalado en una amplia entrevista en este medio. La juventud y la personalidad del propio Muñoz, así como los efectos de su dilatada carrera, sugieren una un retorno más o menos rápido a la primera línea, sea por una u otra razón, pero de momento, prefiere descansar.

En la entrevista Muñoz repasa su carrera en base a casos polémicos, entre ellos el caso Imbolsur, aquel que acabó forzando la huida del gobernador electo Mario Cossío a Paraguay luego de que la Asamblea lo suspendiera de su cargo en diciembre de 2010 con una acusación firmada por él. Unos meses después, los artículos de la Ley Marco de Autonomías que sustentaron la suspensión fueron eliminados del ordenamiento jurídico porque evidentemente, no respetaba la presunción de inocencia. Años después, el Gobernador electo y suspendido fue absuelto en primera instancia.

Muñoz asume la responsabilidad de lo hecho desde su independencia y su sometimiento a la Ley, dice. “Las consecuencias políticas no dependían de los fiscales”. La suspensión derivó en la toma del poder de un Movimiento Al Socialismo (MAS) todavía inmaduro en Tarija, comandado por un Lino Condori falto de proyecto, como el propio MAS, que para salvar la gestión con los mejores recursos de la historia, se convirtió en una máquina de la licitación y la prebenda cuyas consecuencias aún se padecen en el departamento.

Hubo más, alcaldes, asambleístas… Óscar Montes declinó su candidatura a la Gobernación en 2014 precisamente porque Muñoz tenía muchos elementos en la mano para no ponérsela fácil.

La debilidad del MAS y la personalidad de Muñoz coinciden en una época que resultó conclusiva en lo político para el departamento; pero la estrategia de acumulación de poder del fiscal no pareció convencer a los asambleístas, que pese a su brillante expediente académico optaron por otra figura para la Fiscalía General.

En la entrevista subyace una crítica casi permanente a la Policía y a la poca coordinación, e incluso la culpa explícitamente del fracaso de la investigación en el caso Mariscal, donde se arruinaron todas y cada una de las pruebas que podían haber resultado claves: las manchas de sangre, el vehículo, los celulares… Muñoz niega compadreríos en ese caso y acaba con una tesis peregrina sobre la desaparición, basada en testimonios de colegas del periodista, que apunta a que fue desaparecido porque encontró algo. Una hipótesis que resulta inconcebible para este medio, pero cómoda para aquellos que quieren pasar página rápido, y que en cualquier caso, debería haber movilizado mucho más las investigaciones.

Nadie ha asumido responsabilidades en ese caso, pero el caso está abierto. El cambio radical en el Ministerio Público da una oportunidad para retomar la investigación y poder llegar hasta el final sin los vicios del pasado. La Fiscalía todavía debe una explicación en este caso, y eso está por encima de las responsabilidades individuales. Es tiempo de Aymoré Álvarez.

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