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Las soberanas tonterías de los legisladores

Desde que la política no se hace desde el parlamento, han proliferado una enorme cantidad de disque autoridades públicas – anteriormente honorables – que buscan cualquier artimaña para llamar la atención y tal vez así seguir asegurando su pega unos años más, pues es normal que después...

Desde que la política no se hace desde el parlamento, han proliferado una enorme cantidad de disque autoridades públicas – anteriormente honorables – que buscan cualquier artimaña para llamar la atención y tal vez así seguir asegurando su pega unos años más, pues es normal que después de cinco años de desidia, aquellos que decidan las listas – algo en lo que la Ley de Partidos no se mete – exijan al menos algún tipo de resultado.

Hubo un tiempo en el que los Legislativos eran escenario de debate y discusión, donde sobresalían los buenos oradores y los hábiles negociadores, donde los políticos ponían la cara a las decisiones, incluso cuando se corrompían o se “reinventaban”, debían cumplir con su obligación de rendir cuentas a aquellos que les habían elegido. Nada de esto ya pasa; las “fabulosas” mayorías absolutas del masismo y la distribución territorial del poder mediante la (fallida) autonomía ha diseminado liderazgos por todo el país y ha concentrado en el hemiciclo a “levantamanos” y radicales incapaces.
La última ha sido la famosa carta a Trump solicitando una intervención, que es lo mismo que pedir sanciones contra Bolivia y que si no lo es, se parece mucho a la traición a la Patria
Aun después de eso, hubo un tiempo que las televisiones y medios de comunicación daban cabida a los parlamentarios, consultando sus opiniones o sus proyectos, más por la tradición que porque realmente se creyera en el aporte a la región del ejercicio de esa función. Pronto se evidenció que no y el caso de Tarija es especialmente emblemático.

De los senadores tarijeños, salvo la hiperactiva Mirtha Arce, el resto elude entrevistas y presencias en espacios públicos salvo obligación suprema, o hablan exclusivamente de asuntos locales y partidarios de Tarija. A Milcíades Peñaloza – primer senador del MAS - lo hemos visto esta efeméride jugando al golf con Evo Morales y a Víctor Hugo Zamora – primero del PDC – hablando del Congreso de UNIR y sus decisiones.

Es tal la irrelevancia de las cámaras, tanto para el oficialismo como para la oposición, que la confusión está en el orden del día. Los debates apenas sirven para marear y ganar tiempo. El ejecutivo, como nunca antes, marca los tiempos y procedimientos y exige resultados en el corto plazo, sin desviarse una coma bajo amenaza de flagelo público.

En esas, para destacar, los asambleístas suelen recurrir a pequeñas polémicas intrascendentes, puesto que ni en La Paz les dan ya cobertura a las soflamas repetidas y poco sólidas. La última ha sido la famosa carta a Trump solicitando una intervención, que es lo mismo que pedir sanciones contra Bolivia y que si no lo es, se parece mucho a la traición a la Patria.

Es verdad que los órganos del Estado han desconocido una votación popular en referéndum y la propia Constitución Política del Estado para habilitar la candidatura de Evo Morales y Álvaro García Linera, pero no es menos verdad que esta situación ha sido facilitada por una oposición incapaz que facilitó los dos tercios en la Asamblea Plurinacional al partido de Gobierno, que agradeció el favor aplicando su rodillo para elegir Tribunal Electoral, Fiscal General, candidatos al Tribunal Constitucional, etc., etc., etc., y que hasta ahora no ha dado una respuesta política a la situación.

La legislatura ya está durando demasiado, quien más quien menos toma posiciones para ser incluido en las listas, pero esperemos que aquellos que las deciden tomen en cuenta los antecedentes, la experiencia reciente y sobre todo, que aquellos que pretendan formar parte de ellas, no hagan más tonterías.

 

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