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Una vía que une

El tramo Puerta del Chaco – Canaletas no es solo un tramo de carretera más entregado por la Gobernación de Adrián Oliva, no es un número ni un puñado de kilómetros. Es virtualmente el abrazo definitivo entre el Chaco y el Valle Central de Tarija, más ahora que se anuncia la licitación...

El tramo Puerta del Chaco – Canaletas no es solo un tramo de carretera más entregado por la Gobernación de Adrián Oliva, no es un número ni un puñado de kilómetros. Es virtualmente el abrazo definitivo entre el Chaco y el Valle Central de Tarija, más ahora que se anuncia la licitación del Choere – Acheral y la solución definitiva – que ya toca – para unir Caraparí y Yacuiba.

El tramo ha tardado más de la cuenta, en realidad, toda la carretera ha tardado más de la cuenta. Una vía esencial para articular el departamento, para reunir e integrar, fue relegada por los Gobiernos nacionales durante décadas. Solo con la llegada de la autonomía es que se ha logrado dar el impulso necesario a esa carretera. Y no deja de ser curioso – o heroico - que sea precisamente en la peor época de la autonomía, en lo que a recursos se refiere, cuándo se termina una obra de estas características.

En la memoria de los tarijeños y de los chaqueños están todavía frescos esos viajes eternos y peligrosos, en los que había que santiguarse antes de subir a la flota y mandar mensajitos a toda la familia. Esos viajes en los que había que emplear días enteros y que acababan por amargar las expectativas. Aunque parezca un tópico romántico o una frase cargada de idealismo, aquello de que "el roce hace el cariño", como todos los refranes, tiene base real, y la herida abierta en el territorio ha dejado consecuencias en la conformación de la identidad departamental.

El valle central y la región chaqueña son evidentemente distintos  en sus características y en su cotidianeidad, pero complementarias en los aspectos de desarrollo y sobre todo, parte de una larga historia común de abandono y explotación. Sin duda que tener una carretera que una hubiera evitado que se abrieran grietas que cada vez más, en estos tiempos de populismo y de mediocridad política, se ahondan con el fin de sacar rédito político.
Oliva no solo ha logrado “sobrevivir” en un entorno político hostil, sino que además ha logrado capitalizar con habilidad las pocas oportunidades que le han dado y que esas son positivas para el departamento
En ese marco hay que entender la entrega de un tramo que supuso quebraderos de cabeza para muchos y que ha tenido que luchar contra aquellos que prefieren la división a la unidad. Los tramos pendientes están ya en la propia Región Autónoma del Chaco, que ha empleado su 45 por ciento en otras prioridades que no han incluido los caminos fundamentales. No deja de ser llamativo, en este caso, quien tiene mayor voluntad de acercamiento.

La historia del tramo y su culminación viene a retratar también la gestión de Oliva al frente de una Gobernación asediada por las deudas y los múltiples compromisos firmados por sus antecesores, sitiada por autoridades políticas estrictamente contrarias al Gobernador que no han cejado en su empeño de quebrarlo, pero que sin embargo ha sabido priorizar las necesidades y consensuarlas con quien fuera necesario para llevarlas a cabo. Pueden no gustar los métodos empleados, puede que unos lo vean muy a la derecha, otros muy centrado y otros muy moderado, pero es de recibo reconocer que Oliva no solo ha logrado “sobrevivir” en un entorno político hostil, sino que además ha logrado capitalizar con habilidad las pocas oportunidades que le han dado y que esas son positivas para el departamento.

El Chaco y Tarija están hoy más cerca, es tiempo de sumar esfuerzos.

 

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