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Una Fexpo sin complejos

No hay ciudad sin Feria de Exposición, un evento que tiene sus raíces en la antigüedad más antigua, porque básicamente resume lo que ha hecho la humanidad toda su vida para progresar: reunirse, intercambiar productos, divertirse, etc. En unas épocas ha primado más el concepto liberal...

No hay ciudad sin Feria de Exposición, un evento que tiene sus raíces en la antigüedad más antigua, porque básicamente resume lo que ha hecho la humanidad toda su vida para progresar: reunirse, intercambiar productos, divertirse, etc. En unas épocas ha primado más el concepto liberal comercial, en otras el aspecto comunitario de compartir, pero la cuestión es que es algo que lleva siglos operándose en todo el mundo.

Tarija no es la excepción, en el último ciclo se pueden diferenciar tres épocas; la primera, cuando Motete y compañía acomodaron la legendaria tradición a los nuevos estándares, pero para la que había poca plata para hacer y poco que ofrecer; la segunda que empezó con Mario Cossío y se alargó con Lino Condori y que básicamente tenía que ver con lo fastuoso, el jolgorio y la diversión – también el escándalo de la corrupción -; y una tercera etapa, la actual, en la que se pretende redimensionar y ajustar a los conceptos de prioridad, pero que sigue mirando de reojo los tiempos de las luces y el espectáculo total.

Las últimas gestiones del MAS batieron todos los records por los artistas de primera línea que llegaron a cantar al escenario de San Jacinto, pero también por el desprecio absoluto que se percibía hacia el emprendedor tarijeño, que no encontraba espacios para hacer valer su trabajo.

La crisis económica en la que quedó sumido el departamento luego del paso de Condori y la caída del precio de los hidrocarburos se llevó por delante, entre otras cosas, la FexpoSur, un evento que se realizaba en noviembre por motivos estratégicos más que lógicos y que empezaba a perder el cariz departamental por aquello de la rivalidad entre el Chaco y el valle.

Después fue el subgobernador de Cercado, Johnny Torres, que en afilado cálculo asumió el impulso inicial y buscó el apoyo decisivo de la Cámara de Industria y Comercio de Tarija (Caincotar), que funge como organizador principal de cara al público, pero que en privado reconoce la necesidad del impulso institucional. Está pendiente comprobar qué serán capaces de hacer los empresarios privados con la Feria luego de la cesión de su administración.

Las fechas, coincidiendo con las efemérides departamentales, parecen ser más propicias tanto para los efectos económicos como para los del entretenimiento. Las primeras por aquello de que en abril todavía se puede planificar el año y lo segundo porque aún el otoño es moderado, aunque también es cierto que puede pasar justo lo contrario, que en noviembre se liquidaban saldos y además, en Tarija, ya viene el calor y sin lluvias.

La cuestión es que la FexpoTarija, redimensionada y sin complejos, busca hacerse un nombre en el calendario de ferias empresariales en el año económico boliviano, una iniciativa sin duda loable y que esperemos de frutos en el corto plazo. Sin embargo, convendría que a la pura actividad ferial, se incorporara una parte de reflexión que contribuya a orientar el desarrollo, fijar prioridades y concentrar a los socios estratégicos para no dispersar esfuerzos, pues de lo contrario, se corre el riesgo de que detrás de los fuegos artificiales, al final, no quede nada.

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