¿Con los pies en la orilla?

El discurso de defensa de las mujeres se ha multiplicado, como también las protestas contra hechos que las difamen o dañen. Sin embargo, las acciones continúan vulnerando a este género. Sin duda esta lucha es muy difícil y más aún en un país predominantemente machista. Uno de los...

El discurso de defensa de las mujeres se ha multiplicado, como también las protestas contra hechos que las difamen o dañen. Sin embargo, las acciones continúan vulnerando a este género. Sin duda esta lucha es muy difícil y más aún en un país predominantemente machista.

Uno de los últimos hechos que ha consternado y que debería avergonzar a nuestro país es el suscitado en la zona Piñami Chico de Quillacollo. Un sorpresivo operativo, ejecutado por la Policía y la Intendencia Municipal logró clausurar un enorme lenocinio que sorteaba mujeres.

Se acercaba Jueves de Compadres y desde este local se promocionaba a través de videos y en las redes, una fiesta con sorteo de mujeres. En el lugar fueron encontradas varias trabajadoras sexuales, que dormían en el mismo lenocinio en literas acomodadas como en los cuarteles.

El comandante regional de la Policía en Quillacollo, Walter Alvis dijo que las mujeres dormían en la “peor cama” y también se presume que no recibían la alimentación suficiente. “No ingerían mucho alimento porque (en algunos casos) `se portaban mal`, presumimos que esta última situación se debía a que no se adaptaban al capricho de algún cliente y éste se quejaba al administrador”, afirmó.

En medio del operativo, algunas de las trabajadoras sexuales se dieron a la fuga. El lenocinio estaba dividido en espacios comunes y privados, además contaba con un sistema de cámaras de vigilancia.

Cuando leemos este tipo de noticias nos pareciera que no hablan de nuestro país, pero hay éste y peores hechos en medio de la sombra. Y en muchos casos bajo conocimiento de algunas autoridades.

En los tiempos actuales los políticos se llenan la boca defendiendo a las mujeres, sus derechos y sus reivindicaciones, pero son pocos los que ejecutan acciones en contra de estos atropellos. Esto empeora en épocas electorales donde el feminismo se convierte en el mejor discurso “bandera”, pero nada más.

Todo esto sucede mientras que en la esquina de nuestro barrio pasan cosas como éstas. Ya en el año 2013 se denunció que en La Paz mujeres en situación de prostitución eran subastadas. Hay locales que ofrecen espectáculos de table dance o bailes de mesa y barras americanas en los que también se rifan a mujeres en situación de prostitución.

No nos conformemos con un feminismo que ruegue permiso, que resulte amable, que reivindique desde la complacencia; no queremos un feminismo de mojarse los pies en la orilla. Promovamos un feminismo comprometido que se empape, se sumerja y concrete cambios.

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