Recuperar el mar

Este editorial se está escribiendo el domingo, antes de conocer el fallo de la Corte Internacional de Justicia y luego de recibir decenas de llamadas y correos pidiendo confirmar si hoy lunes es feriado. Conclusión: la euforia está desatada. Los medios de comunicación nos hemos dado a la...

Este editorial se está escribiendo el domingo, antes de conocer el fallo de la Corte Internacional de Justicia y luego de recibir decenas de llamadas y correos pidiendo confirmar si hoy lunes es feriado. Conclusión: la euforia está desatada.

Los medios de comunicación nos hemos dado a la tarea de explicar con minuciosidad todos los pormenores de la demanda. Lo que se pide exactamente: un acceso soberano tras reconocer que Chile no cumplió los compromisos y luego de una negociación pronta y de buena fe.

También hemos explicado muy detalladamente los posibles fallos que dicte la Corte para identificar una victoria total, una parcial y una derrota absoluta y que básicamente tienen que ver con el plazo y la buena fe. El resto es superfluo.

También los medios hemos narrado los escenarios que se abren después de la demanda, con un Sebastián Piñera cada vez más volcado a la derecha y que ha accedido a un segundo mandato con afán de revancha y que no dudará en culpar a Michelle Bachelet de la derrota, si esta se da; y con un Evo Morales transitando un camino hacia el autoritarismo, cada vez más solo en la cúpula, más alejado de su programa original y que tiene en el mar el balón de oxígeno para apuntalar una imagen en derribo. Sea como sea, no habrá negociación antes de elecciones, pero no es lo mismo encararlo desde la victoria que desde la derrota.

También hemos explicado los efectos nocivos que la mediterraneidad ha provocado en el país, con un claro impacto en el costo del transporte de mercancías pero también ante la posibilidad de haber desarrollado otros proyectos relacionados al mar.

También hemos narrado con profusión todo el proceso, destacando sobre todo la habilidad en la concepción de la demanda, desarrollando incluso conceptos novedosos como los derechos expectaticios - que ni la RAE ni office lo reconocen como palabra, pero que existen -, hemos contado el buen desempeño del equipo de juristas y también la acertada decisión de involucrar a todos los hombres de Estado y expresidentes para que la causa sea una sola voz.

También hemos llamado a la prudencia, aunque tal vez menos. Los expertos dieron por victoria anticipada la aceptación a trámite, rechazando el recurso chileno, de la propia demanda, ya que se entiende que hay material juzgable. Mucho tendría que cambiar el criterio para acabar con una derrota sonada, dicen los expertos, pero también dicen que cosas más difíciles han sucedido, y es que sí, la política y la Justicia no solo es cosa de Bolivia.

Hoy, antes del fallo, queremos incidir en una palabra a la que tal vez no le hemos dado su verdadera dimensión. Bolivia no pide una salida al mar, pide RECUPERAR una salida al mar. Es verdad que a todos los políticos les gusta imaginar un futuro y hacer promesas: planta de licuefacción, tren bioceánico, barcos metaneros, y un largo etcétera de ideas ya suenan en los oídos, pero no debemos olvidar que en su momento se perdió por los errores propios.

Demasiados de esos errores se siguen viendo en todas las fronteras del país con todos sus riesgos un siglo y medio después. Recuperar el mar es una obligación, como lo será después cuidarlo y darle vida. ¡Volveremos!

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