El 45%, el MAS Tarija y la lealtad departamental

En la crisis del MAS Tarija confluyen ambiciones personales, urgencias económicas y egoísmos territoriales. El diagnóstico es de alto riesgo, pero no para el partido, sino para las consecuencias que pueda tener en la gobernabilidad departamental e incluso, en su propia unidad. El pulso por...

En la crisis del MAS Tarija confluyen ambiciones personales, urgencias económicas y egoísmos territoriales. El diagnóstico es de alto riesgo, pero no para el partido, sino para las consecuencias que pueda tener en la gobernabilidad departamental e incluso, en su propia unidad.

El pulso por el 45 por ciento ha entrado en terrenos fangosos de ambiciones desmedidas. El sol no se puede tapar con un dedo, y por encima de la “justicia social” de la demanda que exige modificar la Ley 3038, que actualmente entrega el 45 por ciento de la renta petrolera a la Región Autónoma del Gran Chaco independientemente de donde se produzca, están las necesidades de financiación de los subgobernadores Walter Ferrufino en O´Connor, Never Vega en Bermejo y, un poco más atrás, Rufino Choque en Padcaya.

Los tres son conscientes de que los futuros pozos pasan por sus territorios, y más allá de que el desarrollo de los trabajos puedan tardar entre 5 y 10 años, sus urgencias son tales que no han dudado en forzar el debate contraviniendo incluso las instrucciones del propio presidente Evo Morales.

Ferrufino, que contrató casi 600 millones de bolivianos unos días antes de dejar el cargo para volver a repostularse en 2015; Never Vega y Rufino Choque se convirtieron en los “grandes amigos” de la gestión interina de Lino Condori y su equipo, que incapaces de articular proyectos departamentales de beneficio para el conjunto, se dedicaron a cuartear el presupuesto en pequeños pedazos y repartirlos por los municipios entre 2011 y 2014. Tal era la diligencia del reparto y la aprobación “de buena fe” de las disponibilidades presupuestarias que firmaba Lino y su secretario de Planificación, y tan ingentes eran los recursos cada vez más al alza que los proyectos acabaron por convertirse en cosa secundaria: obras, licitaciones, adjudicaciones…

La voracidad no tuvo límites hasta que la burbuja hizo crack, el barril de petróleo se fue a los 30 dólares en 2016 y los contratos firmados por Ferrufino, Vega y Choque y aprobados por Condori y Amás, no tuvieron la disponibilidad presupuestaria que tan diligentemente se había asegurado.

Modificar la Ley del 45 por ciento se presenta como una oportunidad de que no vuelva a suceder un desmán de estas características, interpretan las autoridades que lo impulsan, que en el fondo también lo consideran una bandera suficiente como para atornillarse en el poder para el resto de los lustros, más ahora que la reelección indefinida, Evo mediante, fue autorizada por el Tribunal Constitucional. No será menos derecho humano el de Ferrufino que el de Morales.

El “problema” es esencialmente del MAS, pero amenaza con desbordarse. La forma en la que se ha llevado adelante el proceso, sobre todo a partir del mes de abril cuando Morales dio instrucciones precisas de hacerlo un tema departamental pero después de garantizar el éxito de los pozos, ha enojado sobremanera al MAS chaqueño. Quecaña, como autoridad representativa, se siente engañado por la conformación de la nueva Directiva, respaldada por los alcaldes, con Ruíz a la cabeza, y los campesinos de Cercado y zona alta. Lo que parecía una tregua va camino de convertirse en una puñalada.

Es tiempo de llegar a un consenso, pero no conviene forzar las cosas para garantizar la perpetuidad política. Es la hora de la política.

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