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El viaje y la vida

Sorprendidos iban todos en aquel corto viaje, que aunque corto, para algunos era como si volviera de nuevo. El ómnibus no era moderno y sin embargo todos se sintieron tan a gusto con lo que presenciaron, que les valió el gesto mucho más que el pasaje. Sin saber cómo ni por qué, él estaba...

Sorprendidos iban todos en aquel corto viaje, que aunque corto, para algunos era como si volviera de nuevo. El ómnibus no era moderno y sin embargo todos se sintieron tan a gusto con lo que presenciaron, que les valió el gesto mucho más que el pasaje.

Sin saber cómo ni por qué, él estaba allí, en la parte posterior del ómnibus y apoyado en una barra cerca de la ventanilla, su rostro alumbraba su alma y sus cabellos sin brillo. El otro que sin querer andaba como de paseo, volvió los ojos a su semblante y no halló más que una triste y tierna mirada. Uno de pie, el otro sentado cómodamente en un asiento, hizo recordar cuántos momentos estamos de pie ante la vida y sentados viéndola pasar.

Pero aquel muchacho de semblante tierno cambió la historia, dispuso sentarse y en ese momento descubrió que el que creía de paseo sólo era el conductor a quien no reconoció pero no le cobró pasaje alguno al ver por primera vez, y una vez más, su vida, su rostro, su alma y sus cabellos sin brillo……………..

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