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¿Entonces ya se va, señor Ministro?

Desde que el Ministro Luis Alberto Sánchez asumió la dirección del sector, ha logrado ponerse en la cúspide y someter a sus criterios todas las entidades que operan en el rubro, incluyendo YPFB Casa Matriz, de donde es presidente del Directorio. En ese tiempo, todo el aparato se ha convertido...

Desde que el Ministro Luis Alberto Sánchez asumió la dirección del sector, ha logrado ponerse en la cúspide y someter a sus criterios todas las entidades que operan en el rubro, incluyendo YPFB Casa Matriz, de donde es presidente del Directorio. En ese tiempo, todo el aparato se ha convertido en un gigante impredecible y caprichoso, que, en su pataleta producto de la desesperación, ha destrozado todas las líneas rojas trazadas al imaginar una gestión diferente. Sánchez, el tercer hombre más poderoso del país, se ha convertido en un peligro para el Gobierno y quién sabe si para el Estado.

Menos de un mes atrás, el presidente Evo Morales llegó a Bermejo para promulgar la Ley que blindaba la entrega de las áreas San Telmo y Astilleros a la petrolera brasilera Petrobras. Consciente o no consciente, Morales sancionó la Ley que autorizaba el ingreso en la Reserva Natural de Tariquía, una de las fuentes de agua más importantes de la región y un símbolo de la subsistencia en armonía con la naturaleza. El Ministro Sánchez sabía bien que convertir aquella firma meramente protocolar en un acto trascendente, en un supuesto regalo para Tarija, iba a tener consecuencias en la imagen del Presidente Evo Morales.

Sin venir a cuento, el presidente Evo Morales hace diez días, en la inauguración de la vía Entre Ríos Palos Blancos, volvió a ratificar que se iba a ingresar en la Reserva protestara quien protestase. No había vuelta atrás.

Diez días después, Sánchez se presenta en Tarija y convoca una conferencia de prensa para anunciar exactamente lo contrario: Que Tariquía ya no va y “culpar” de ello al Gobernador, al Comité Cívico, a los Asambleístas y a alguna otra organización. Todos los que vivimos en Tarija somos conscientes de que las protestas generadas en los últimos diez días no justifican un cambio de opinión como el anunciado por Sánchez ayer.

Sánchez no encontró otro argumento que el del vil metal y las regalías que supuestamente iban a llegar a Tarija y al resto del país para justificar el ingreso a la Reserva Natural. Nada estratégico, nada urgente, y por lo tanto, lo de Sánchez y la salida de Tariquía queda como un enfado infantil motivado porque los tarijeños no quedan obnubilados ante los “regalos de Evo”.

Si la planificación del sector más importante del país depende del estado de humor de Evo Morales y de las ocurrencias de Sánchez, capaz de rifar inversiones como si se tratara de regalos de Navidad solo por la opinión fundada de un par de actores sociales, es evidente que no puede gozar de mucha credibilidad.

Sánchez, que ha probado todo tipo de estrategias en su carrera meteórica de quince años desde Fiscal de Campo hasta la cúspide de YPFB, se encuentra ahora acorralado por las urgencias de las que ha optado por huir corriendo hacia adelante. Cuando se vio obligado a convocar una certificación de reservas que genera muchas dudas por la falta de resultados exitosos en exploración, Sánchez decidió empezar a coquetear con el gas no convencional y el fracking, derribando líneas rojas, mezclando datos disponibles y utilizando una vez más su único argumento válido: la plata de las regalías. Cuando se le pidieron resultados en la industrialización plástica del gas tras años de olvido calculado optó por prometer la planta de propileno para 2023, cinco años después de lo comprometido. Y etcétera.

Sánchez tal vez goza del agrado del presidente Evo Morales; tal vez por su sencillez, por sus ocurrencias o simplemente por su disciplinada forma de ensalzarlo a la mínima oportunidad. Lo cierto es que YPFB no suma, los descubrimientos no llegan, las reservas son secretas, la industrialización se posterga y además, Evo Morales ha perdido su perfil de activista de la Madre Tierra al apostar por el fracking y por un proyecto dentro de un área protegida.

O tal vez sea mentira. Los contratos se firman para cumplirlos. Al final todo se sabe. No todo es plata en la vida y el sector es demasiado importante como para dejarlo a merced de los caprichos o los enojos o los cuentitos de un individuo. Tal vez es el momento de irse, señor Ministro.

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