Un 15 de abril con los pies en la tierra

Los datos en Tarija invitan al optimismo, pero no conviene hacerse demasiadas ilusiones. Los datos macroeconómicos indican que Tarija ha empezado a crecer y que ha taponado la sangría de 2014, 2015 y 2016 por el que se escaparon gran cantidad de sueños y promesas. El mismo Vicepresidente...

Los datos en Tarija invitan al optimismo, pero no conviene hacerse demasiadas ilusiones. Los datos macroeconómicos indican que Tarija ha empezado a crecer y que ha taponado la sangría de 2014, 2015 y 2016 por el que se escaparon gran cantidad de sueños y promesas. El mismo Vicepresidente Álvaro García Linera ha llegado a Tarija para certificar esta evolución y dejar ciertos mensajes de optimismo que conviene tomarlos con pinzas, por la coyuntura, y también por el contexto.

Durante dos años se negó sistemáticamente la crisis en Tarija generada por un volumen de compromisos en proyectos caprichosos que no se podían pagar. Cuando se reconoció, en septiembre de 2016 por parte del Ministro Luis Arce Catacora, era ya demasiado tarde para revertir la situación. Arce Catacora diagnosticó recesión y pidió inversión de dinero público que, evidentemente, debía venir desde el nivel central del Estado. Nunca llegó como tal, sino entre promesas y concursos poniendo fideicomisos a disposición, colmados de burocracia, y cuyo carácter de urgencia se ha ido esfumando por las costuras. De los más de 400 millones comprometidos en este formato, todavía faltan por desembolsar la mitad en pleno 2018.

En 2014 el precio del petróleo cayó de 120 dólares a 50. En enero de 2016 tocó los 29 dólares. Hoy ronda los 65 dólares. Es evidente que este dato también tiene que ver en la recuperación de la economía del departamento que, a pesar de los datos nunca llegó a estar al borde de la eclosión social, otro aspecto para reflexionar.

Los datos también muestran que en Tarija en 2014 se producían todavía los dos tercios del gas del país que además se utilizaban para la exportación. En global, según la Fundación Milenio, superaba los 40 millones de metros cúbicos. Actualmente sube ligeramente de los 30. Lo que los campos de San Alberto y San Antonio, en franca declinación, ha sido sustituido por campos jóvenes, como Incahuasi. Como comparación, el pozo cruceño provee unos 6 millones de metros cúbicos, mientras que el San Antonio 6 presentado por Petrobras el jueves como una esperanza para Tarija, apenas llega al millón de metros cúbicos.

El Ministro de Hidrocarburos Luis Alberto Sánchez, tarijeño él, ha hecho esfuerzos por mostrar inversiones en Tarija y mantener alta la expectativa. Huacareta, en manos de Shell en Entre Ríos va por el X6. Boyuy dejó de dar reportes a los 4.000 metros de profundidad. Los campos de Tariquía, San Telmo y Astilleros, pueden tardar entre cinco y seis años o más en desarrollarse, lo propio con Iñiguazú a pesar de haber sido ya explorado por PDVSA. Las áreas Sayurenda y Yuarenda en el departamento de Tarija son áreas no tradicionales de reciente concesión, por lo que su desarrollo puede tardar otra década…

Las promesas, promesas son y como tal hay que tomarlas, sobre todo si llegan en tiempos de besos y abrazos y se hacen sobre asuntos tan volátiles y poco certeros como los hidrocarburos.

Menos etéreo resulta lo que los tarijeños pueden hacer hoy por el desarrollo de su tierra. Sin esperar la “lluvia de millones” que, todos saben, ahondan en el deterioro ambiental y hasta el momento no han logrado ser invertidas correctamente para salir de su dependencia.

Con las precisiones realizadas ayer por el Vicepresidente sobre el fracking, que aseguró no entra en los planes del Gobierno pese a haber concesionado un área a una empresa canadiense especialista en ello y que anunció esa voluntad ante el presidente; y sobre la petroquímica, que pese a haber sido atrasada hasta 2023 vendrá acompañada de un impulso para instalar empresas transformadoras de materia prima en plástico a su alrededor, conviene poner los pies en la tierra y empezar a empujar el proyecto departamental.

Ese fue quizá el mejor aporte del discurso de García Linera. El mismo que lleva reclamando este medio desde inicios de legislatura. No es tiempo de estar peleando continuamente entre autoridades de todo tamaño. Peor cuando la motivación de la pelea son pulsiones personales, ambiciones propias o necesidades micro. Peor cuando se apela al “sálvese quien pueda” y se buscan cobijos en casas ajenas.

Cuando los héroes de La Tablada se unieron, lograron su objetivo de expulsar al invasor. Ese es su mejor legado. Ese sería el mejor homenaje. ¡Viva el 15 de Abril!

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