Los efectos ambientales de la pandemia
Covid-19: el dramático incremento en el uso de plásticos
La pandemia ha modificado de manera abrupta muchos comportamientos humanos, algunos de ellos han tenido un impacto positivo sobre el medio ambiente, mientras otros lo están afectando de manera preocupante



Las medidas asumidas por los gobiernos de todo el mundo para mitigar los efectos de la pandemia han tenido efectos inesperados sobre el medio ambiente. En los últimos meses se ha hecho énfasis en aquellos que de una u otra manera han sido considerados como positivos: el aumento de la calidad del aire exterior, la caída de la contaminación por ruido, la disminución de los desechos del hogar, la reducción del consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero, el descenso del comercio de vida silvestre, la disminución de la deforestación, el mejoramiento de la calidad de aguas superficiales, entre otros.
Sin embargo, en toda esta modificación masiva y abrupta del comportamiento social, existe un conjunto de consecuencias ambientales que preocupan a muchos especialistas: el desmejoramiento de la calidad del aire en los interiores, el empeoramiento de los procesos de tratamiento de la basura, el aumento de riesgos para los ecosistemas por el uso excesivo de desinfectantes y, en especial, el inusitado incremento de los desechos plásticos.
Desde el uso generalizado de mascarillas hasta la utilización excesiva de empaques desechables como formas de prevención frente al virus, el uso de plásticos se ha incrementado dramáticamente. Un reciente estudio científico revela que: “se están generando enormes cantidades de desechos plásticos (incluidos los desechos médicos) a escala mundial, la mayoría de los cuales se depositan en vertederos o se incineran (con mayores repercusiones negativas para el medio ambiente) y una fracción menor se recicla”.
Los desechos médicos aumentaron
Según una reciente publicación de un equipo de especialistas, a la cabeza de la científica Ana Patrício Silva, de la Universidad de Aveiro (Portugual), se enfatiza que “lo que comenzó como una crisis sanitaria se convirtió rápidamente en una amenaza económica, social y ambiental. Ahora que la salud pública es la máxima prioridad, junto con una estrecha vigilancia de los impactos económicos y sociales, las implicaciones que la Covid-19 tiene en el medio ambiente siguen estando muy infravaloradas. Los desechos plásticos no gestionados son especialmente preocupantes debido a sus implicaciones para los ecosistemas naturales y la salud”.
Quizá el ámbito en el que más se ha evidenciado este problema es el de los residuos médicos. En las regiones en las que se enfrentan altas tasas de incidencia del virus, se han visto en la necesidad de gestionar un importante aumento de la producción de residuos médicos por parte de los centros de salud.
Algunos ejemplos al respecto: en Cataluña (España), el incremento de los residuos médicos fue de más del 350%, en China este incremento alcanzó un 370%. Un caso extremo fue el de Jordania, país en el que los desechos médicos se incrementaron 10 veces durante este último periodo de la pandemia.
El equipo de investigadores señala que “el drástico aumento de los desechos médicos está sobrecargando la capacidad de cada país o municipio, para gestionarlos/tratarlos adecuadamente. Debido a la persistencia y alta contagiosidad del virus del SARS-CoV-2, muchos países están clasificando todos los desechos hospitalarios como infecciosos, que requieren ser incinerados a altas temperaturas, permitiendo la esterilización, seguida del vertido de las cenizas residuales”.
Otros plásticos para la prevención de la pandemia
Para prevenir la transmisión del virus se volvió esencial el uso de lo que se conoce como Equipo de Prevención Personal (EPP), como mascarillas y guantes médicos, por parte del personal médico y los trabajadores de la salud, y más tarde por parte de los ciudadanos comunes.
La demanda de EPP aumentó significativamente en todo el mundo. Por ejemplo, se estima que se necesita un uso mensual de 129.000 millones de mascarillas y 65.000 millones de guantes para proteger a los ciudadanos de todo el mundo. El uso de máscaras faciales se ha incentivado en algunas áreas altamente impactadas, pero su uso se ha extendido rápidamente a la población mundial, impulsada por la ansiedad y la sensación de seguridad percibida.
Por otro lado, se espera que la demanda de plásticos de un único uso aumente en un 40% en los embalajes y en un 17% en otras aplicaciones, incluidos los usos médicos. Al respecto los especialistas señalan que:
“Las preocupaciones de seguridad relacionadas con las compras en los supermercados durante el Covid-19, llevaron a que los consumidores y los proveedores prefirieran los alimentos frescos envasados en recipientes de plástico (para evitar la contaminación de los alimentos y prolongar la vida útil), y el uso de envases de alimentos de un solo uso y bolsas de plástico para transportar los alimentos”.
La salud humana depende de ecosistemas saludables
En Bolivia esta problemática no está siendo abordada. Es importante que tanto autoridades como sociedad civil asuman conciencia sobre ella.
“Es de suma importancia reconocer que la salud humana está conectada y depende de la salud de nuestro medio ambiente y nuestros ecosistemas, y si la humanidad no respeta esa conexión, y sigue pensando en el ‘hoy’ en lugar de en el ‘hoy en pro de un futuro sostenible’, no existirá un futuro”, recalcan los científicos.