Concluye uno de los años más difíciles en la historia
2021: entre la esperanza y los ásperos pronósticos
La vacuna contra la covid-19 se presenta como una esperanza para salir de la crisis, sin embargo, la economía global ha resentido muchos golpes en este último año, lo que tendrá secuelas duraderas



Esta es la última Billetera de 2020, un año en el que las repercusiones económicas de la pandemia han sido un tema recurrente en la mayor parte de los números de este suplemento. No es para menos, el descalabro de la economía mundial ha sido el más fuerte en los últimos cien años, desde que la Gran Depresión sumió al mundo en una profunda crisis en la década de los 30 del siglo pasado.
El 2021, sin embargo, se presenta como un escenario distinto aunque todavía muy ambiguo. Por un lado, el anuncio de que la humanidad pronto podrá beneficiarse de una vacuna que mantenga a raya la covid-19 se perfila como una esperanza real. La dramática situación de las cuarentenas y confinamientos finalmente podría terminar. Por el otro lado, sin embargo, las respuestas que a través de este año se pusieron en práctica para frenar los efectos de la pandemia, tendrán consecuencias que acompañarán a la economía mundial por varios años.
Recientes estimaciones del Fondo Monetario Internacional han señalado que la economía global tendrá un crecimiento negativo de 5,6% durante el 2020. Cifra que podría ser aún peor debido a que el golpe de la segunda ola del virus en los países desarrollados ha sido más fuerte de lo esperado. Con todo, se prevé que la recuperación será menos acelerada de lo que se esperaba hace unos meses.
La vacuna y la economía
Según reconocen diversos economistas, la recuperación de la economía que se suscitó en el mundo luego de la primera ola de contagios de la covid-19 se ha estancado en los últimos meses: “¡no hay perspectivas de que la economía vuelva a la senda del PIB
anterior al virus (débil como ya era) en un futuro previsible!”, señala el reconocido economista Michael Roberts, en un reciente análisis que presentó.
Más allá de las dificultades que se producirán para la distribución de las vacunas, lo cierto es que los daños a la economía global son de consideración y su recuperación será posible solo en el mediano y largo plazo. La vacuna es una condición necesaria para comenzar a salir de la crisis, pero de ninguna manera es la condición suficiente.
Secuelas que el mundo arrastrará en el 2021Una de las consecuencias más obvias es la que tiene que ver con el desproporcionado incremento de la deuda. Según datos del Foro Económico Mundial, el costo total de la pandemia podría alcanzar los 15,8 billones de dólares, monto que en gran parte está siendo financiado con préstamos. Lo que significa que el mundo deberá dedicar una parte importante de los excedentes que produzca para pagar dichas deudas contratadas durante varios años.
Es muy probable que a través del año siguiente muchos países se verán imposibilitados de pagar la deuda, aunque todavía no se sabe que estrategias asumirán los acreedores multilaterales al respecto. Junto a lo anterior, el mundo verá un sector público altamente limitado en su capacidad de poder enfrentar nuevos gastos sociales y, menos aún, de poder invertir en proyectos de desarrollo social.
Se estima que el déficit fiscal promedio respecto al PIB en el mundo será cercano al 17%. Recientemente el BCB informó que en Bolivia el déficit fiscal rondará el 12,3%, casi cuatro puntos porcentuales más arriba que el año 2019, el cual ya se consideraba en extremo preocupante. Como señala Roberts: “no hay escapatoria económica [para el 2021]. Las economías del sur global han sido aplastadas por la pandemia de Covid-19 cuando el comercio internacional se congeló (-10%) y la actividad económica nacional colapsó. Por primera vez en los registros, las llamadas economías emergentes sumadas sufrirán una contracción del PIB real”.
Un crecimiento desproporcional de la pobreza
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se estima que en el segundo semestre del año 2020 el mundo vio disminuir el equivalente a 590 millones de empleos de tiempo completo, como consecuencia de las medidas de confinamiento que afectan a la gran mayoría de los países del mundo. Este incremento inusitado del desempleo y tendrá efectos significativos en el nivel de vida de la población.
Según un reciente informe del Banco Mundial: “las previsiones a corto plazo sobre la pobreza […] sugieren que, en el escenario de referencia, la pobreza aumentaría en 1,2 puntos porcentuales en 2020 y en 1,4 puntos porcentuales en 2021, mientras que, en el escenario a la baja, el aumento alcanzaría 1,5 puntos porcentuales en 2020 y 1,9 puntos porcentuales en 2021. Estos escenarios se traducen en una tasa de pobreza mundial de entre el 9,1 % y el 9,4 % en 2020, y entre el 8,9 % y el 9,4 % en 2021”.
En este escenario, los niños suelen ser los más afectados. “Aproximadamente 150 millones más de niños viven en pobreza multidimensional sin acceso a educación, atención médica, vivienda, nutrición, saneamiento ni agua debido a la pandemia covid-19 […]. Y aunque los datos actuales pintan un panorama terrible, es probable que la situación de los niños que viven en la pobreza multidimensional empeore a menos que los gobiernos nacionales y la comunidad internacional den un paso al frente para suavizar el golpe”, señala UNICEF en un reciente informe.
Es así que, más allá de los datos macroeconómicos que de por sí ya son preocupantes, el nuevo coronavirus está trastocando radicalmente la situación económica de millones y millones de personas. La mayor parte de estas consecuencias serán mucho más evidentes el año que viene.