La importancia de entender lo que sucede en China
Terminando la segunda década del siglo XXI, es muy difícil encontrar a alguien que no tenga un juicio –para bien o para mal– respecto al devenir de China en los últimos años. Su expansión económica ha sido tan grande que ahora es la segunda economía del mundo. Sin embargo, si bien...



Terminando la segunda década del siglo XXI, es muy difícil encontrar a alguien que no tenga un juicio –para bien o para mal– respecto al devenir de China en los últimos años. Su expansión económica ha sido tan grande que ahora es la segunda economía del mundo.
Sin embargo, si bien China está muy presente en nuestra vida, es todavía poco entendido el proceso que transitó para llegar a este momento. La reciente publicación del economista chileno Osvaldo Rosales, nos da algunas pistas al respecto.
¿El sueño chino?
Cuando la Covid-19 comenzó a convertirse en una amenaza epidemiológica, China asumió una serie de medidas que sorprendieron al mundo por su magnitud y por los recursos desplegados. Una de ellas, en especial, llenó los titulares de los medios de comunicación alrededor del mundo: el país asiático construyó un hospital para mil personas en diez días en la ciudad de Wuhan, epicentro del brote.
Seguramente este sería un dato que Osvaldo Rosales habría incorporado a su reciente publicación: El sueño chino. Cómo se ve China a sí misma y cómo nos equivocamos los occidentales al interpretarla. Este libro “coloca la comprensión de la emergencia china en un nuevo plano: el de la historia económica, sus grandes épicas, las vicisitudes y proyecciones de sus reformas económicas, la magnitud de sus logros económicos y tecnológicos y las claves del sueño chino”, así lo señala su presentación.
Vale la pena adelantar que la lectura de Rosales es una que realza los rasgos positivos de China. Como él mismo lo señala: “es imperioso que Occidente deje de lado los prejuicios y la desinformación y haga un intento por entender la visión política y cultural china sobre su lugar en la escena global”.
Sin embargo, la falta de una perspectiva crítica a lo que ha significado la emergencia china no hace que el libro sea menos útil, en especial por la presentación de una serie de datos y narrativas poco conocidas sobre ese país.
Por ejemplo, es posible dimensionar la explosión de la economía china si se entiende que “entre 2011 y 2013 produjo y usó más cemento que todo lo que usaron los Estados Unidos en el siglo XX”, o que “en quince años, China construyó el equivalente a todo el stock de viviendas de Europa”, o que “desde 2008, cada dos años, el incremento en el PIB chino iguala al total del PIB de India”.
El libro aborda estos temas trayendo a colación la visión de largo plazo del gigante asiático, la cual ha quedado plasmada en dos objetivos que el Partido Comunista nombró como el “sueño chino”. Por un lado está la meta 2021, año que se corresponde con el centenario de la fundación del partido y que tiene como objetivo duplicar el ingreso per cápita respecto al 2010.
Por el otro lado, se plantea el 2049 –el centenario de la revolución– como el año de la Nueva China, en el que este país concluirá su transformación en “un país socialista, moderno, próspero, poderoso, democrático, civilizado y armonioso, haciendo así realidad el sueño chino de la gran revitalización de la nación china”.
Las consecuencias económicas, sociales y principalmente ambientales que el “sueño chino” tiene o tendrá para el conjunto de la humanidad, son consideradas de manera tangencial en este libro. Por otro lado, si bien este libro es reciente, no considera los efectos de la pandemia de la Covid-19 que impactarán en el gigante asiático.
La compleja relación China-Bolivia
La expansión económica de China hace varios años que repercute en Bolivia. Los distintos capitales chinos que han llegado al país se relacionan principalmente con proyectos extractivistas. Buena parte de los créditos que el país asiático otorgó a Bolivia están condicionados a que el país contrate empresas chinas. Por otro lado, gran parte de la agroindustria boliviana es dependiente de la demanda de ese país.
Sin embargo, si bien China está muy presente en nuestra vida, es todavía poco entendido el proceso que transitó para llegar a este momento. La reciente publicación del economista chileno Osvaldo Rosales, nos da algunas pistas al respecto.
¿El sueño chino?
Cuando la Covid-19 comenzó a convertirse en una amenaza epidemiológica, China asumió una serie de medidas que sorprendieron al mundo por su magnitud y por los recursos desplegados. Una de ellas, en especial, llenó los titulares de los medios de comunicación alrededor del mundo: el país asiático construyó un hospital para mil personas en diez días en la ciudad de Wuhan, epicentro del brote.
Seguramente este sería un dato que Osvaldo Rosales habría incorporado a su reciente publicación: El sueño chino. Cómo se ve China a sí misma y cómo nos equivocamos los occidentales al interpretarla. Este libro “coloca la comprensión de la emergencia china en un nuevo plano: el de la historia económica, sus grandes épicas, las vicisitudes y proyecciones de sus reformas económicas, la magnitud de sus logros económicos y tecnológicos y las claves del sueño chino”, así lo señala su presentación.
Vale la pena adelantar que la lectura de Rosales es una que realza los rasgos positivos de China. Como él mismo lo señala: “es imperioso que Occidente deje de lado los prejuicios y la desinformación y haga un intento por entender la visión política y cultural china sobre su lugar en la escena global”.
Sin embargo, la falta de una perspectiva crítica a lo que ha significado la emergencia china no hace que el libro sea menos útil, en especial por la presentación de una serie de datos y narrativas poco conocidas sobre ese país.
Por ejemplo, es posible dimensionar la explosión de la economía china si se entiende que “entre 2011 y 2013 produjo y usó más cemento que todo lo que usaron los Estados Unidos en el siglo XX”, o que “en quince años, China construyó el equivalente a todo el stock de viviendas de Europa”, o que “desde 2008, cada dos años, el incremento en el PIB chino iguala al total del PIB de India”.
El libro aborda estos temas trayendo a colación la visión de largo plazo del gigante asiático, la cual ha quedado plasmada en dos objetivos que el Partido Comunista nombró como el “sueño chino”. Por un lado está la meta 2021, año que se corresponde con el centenario de la fundación del partido y que tiene como objetivo duplicar el ingreso per cápita respecto al 2010.
Por el otro lado, se plantea el 2049 –el centenario de la revolución– como el año de la Nueva China, en el que este país concluirá su transformación en “un país socialista, moderno, próspero, poderoso, democrático, civilizado y armonioso, haciendo así realidad el sueño chino de la gran revitalización de la nación china”.
Las consecuencias económicas, sociales y principalmente ambientales que el “sueño chino” tiene o tendrá para el conjunto de la humanidad, son consideradas de manera tangencial en este libro. Por otro lado, si bien este libro es reciente, no considera los efectos de la pandemia de la Covid-19 que impactarán en el gigante asiático.
La compleja relación China-Bolivia
La expansión económica de China hace varios años que repercute en Bolivia. Los distintos capitales chinos que han llegado al país se relacionan principalmente con proyectos extractivistas. Buena parte de los créditos que el país asiático otorgó a Bolivia están condicionados a que el país contrate empresas chinas. Por otro lado, gran parte de la agroindustria boliviana es dependiente de la demanda de ese país.