El futuro es incierto en la carrera del “Bicho”
El final más triste de Cristiano Ronaldo
El capitán, de nuevo suplente, fracasa como revulsivo y dice adiós a su sueño mundialista



Cristiano Ronaldo lloraba desconsolado mientras enfilaba el camino de los vestuarios en absoluta soledad tras consumarse la eliminación de Portugal en los cuartos de final del Mundial ante la matagigantes Marruecos, verdugo de Bélgica y España antes de dejar en la cuneta a una de las grandes favoritas. El portugués era consciente de que la gran oportunidad de levantar el último gran título de su carrera se iba por el sumidero de la manera más inesperada.
El capitán fue de nuevo suplente como sucedió ante Suiza por su desplante a Fernando Santos contra Corea del Sur y tuvo más de 50 minutos para convertirse en el héroe de su país. Con el equipo magrebí acogotado en su área y sin tres de sus cuatro defensas titulares en el tramo final (solo resistió Achraf Hakimi tras la lesión de Saiss), Cristiano Ronaldo solo realizó un disparo a portería.
Escaso e insuficiente bagaje para el capitán general de Portugal, huérfana de la puntería que le sirvió para golear en la ronda anterior a Suiza. Como le sucedió a España, el vecino ibérico se quedó seco en el peor momento para convertir a Marruecos en la primera semifinalista africana de la historia de los Mundiales.
Cristiano, en su quinta y quizá última Copa del Mundo, se convirtió con 196 internacionalidades en el jugador que más veces ha vestido la camiseta de su país igualando el registro del kuwaití Bader al-Mutaway.
Ahora se abre un escenario sombrío e incierto para Cristiano Ronaldo, junto a Messi el futbolista más determinante del Siglo XXI. Mientras su archienemigo avista la corona mundialista, que le queda a dos pasos, tras llevar a hombros a Argentina, el portugués abandona Qatar por la puerta de atrás, como un suplente despojado de su aura de futbolista invencible.
Tras el Mundial asoman las dudas sobre el siguiente camino a tomar en una carrera ya en imparable declive. Despedido del United de la peor manera, seguir en un club europeo del máximo nivel parece una quimera porque nadie parece interesado. Mientras tanto, la oferta multimillonaria de Arabia se asoma como una tentación difícil de rechazar. La penitencia, abandonar la élite.