Liga española
Radamel Falcao castiga el conformismo del Atlético
Un gol del Tigre en el descuento arrebata dos puntos al equipo rojiblanco, que jugó con el freno de mano echado
El Atlético de Madrid pinchó ante el Rayo Vallecano en el Metropolitano, Un gol de penalti de Falcao en el descuento castigó el conformismo de los rojiblancos, que se habían adelantado en la primera mitad por medio de Morata, y que tuvieron una marcha menos (o dos) respecto a San Mamés. El cansancio, el no arriesgar o las dos cosas, pasaron factura a los colchoneros.
Grbic y Witsel fueron los dos cambios que realizó Simeone respecto al once de San Mamés. Y obligado, por las lesiones de Oblak y Koke. Lo que funciona, no se toca, pensaría el Cholo, a pesar del cargado calendario y de que el domingo tocaba visitar el Villamarín. Pero dar continuidad a lo exhibido en Bilbao era primordial. Sobre todo el resultado (buscaban el cuarto triunfo consecutivo en Liga) pero también las sensaciones.
Desde el principio quedó claro que esto último no iba a ser igual. Partido entre semana, menos gente de lo habitual, un rival menos exigente que el Athletic... No es que la actitud fuera mala, todo lo contrario, pero el ritmo sí era diferente. Iba con el freno de mano echado el Atlético ante un Rayo que presentó varias novedades en la formación titular, entre ellas Falcao. Al tran tran, como suelte decirse. Presión alta sin llegar a ser asfixiante, solidez con Kondogbia y Witsel en el doble pivote y Griezmann ( el mejor) para crear. Y para robar. Porque así nació el 1-0. Creyó el francés, que arrebató el balón a Fran García y la puso al área, donde Morata, de primeras y con la derecha, la puso lejos del alcance de Dimitrievski. Gran definición de madrileño.
El Rayo había amenazado con algún disparo lejano, pero Grbic vivía plácidamente. El Atlético lo intentaba a balón parado, con De Paul y, sobre todo Lemar, muy imprecisos. El argentino se fue entonando, pero el francés no. Es más, se lesionó. Otra vez. Carrasco entró en su lugar. Y descanso.
Iraola metió a Comesaña por Pozo para tratar de ganar el medio y crecer desde ahí. Ciss casi empata en un cabezazo que se marchó fuera por poco. Salió algo dormido el Atlético, que sólo ganaba 1-0. Estaba más activo Simeone en la banda que el equipo en el césped. Y quiso dinamizar el Cholo al grupo, dando entrada a Correa y Cunha por Morata y Witsel. Cambios ofensivos en busca de la sentencia. Casi lo logra el brasileño nada más salir tras pase de Molina, cada vez más asentado. En el Rayo ya estaba Camello sobre el césped.
Crecía el Rayo, menguaba el Atlético
Pasaban los minutos y no ocurría nada, y eso beneficiaba al Atlético, aunqu también flojeaba por el medio. Y crecía el Rayo. Camello rozó el empate con una buena acción. Luego Álvaro, pero se interpuso Savic. Después Falcao. Murmullos en el Metropolitano, que también entendió que era momento de apoyar, con Simeone dirigiendo la orquesta, menos ruidosa en esta ocasión.
Era obvio que tenía que entrar Saúl por De Paul, fundido, para cortar la hemorragia colchonera. O al menos para intentarlo. Joao se quedaba sin jugar. A Griezmann le anulaban el segundo por fuera de juego. Lo rozó Cunha poco después, pero blocó Dimitrievski. Tocaba sufrir.
Y de qué manera. Penalti para el Rayo en el 90’ por mano de Giménez. Asumió la responsabilidad Falcao. Y no falló. El Tigre castigó el conformismo del Atlético y los cambios de Simeone. Pinchazo, otra vez en casa, antes de visitar el Villamarín.
Falcao marcó pero no lo celebró
Cada vez que Radamel Falcao visita al Metropolitano se convierte en uno de los grandes alicientes del partido. A la tercera fue a la vencida para él en sus visitas al nuevo estadio colchonero. Curiosamente, el colombiano se quitó de encima una espina de esas que se llevan en silencio, en la trayectoria personal de uno.
El ‘Tigre’ marcó el empate para el Rayo Vallecano, en el partido que su equipo disputó ante el cuadro entrenado por Diego Pablo Simeone. Lo hizo en el último minuto del tiempo reglamentario tras una mano de Giménez que fue rearbitrada por el VAR. La pegó a un lado, engañó a Ivo Grbic y puso el 1-1 en el marcador.
No lo celebró. Porque para la afición del Atlético de Madrid es un ídolo. Es uno de los tipos más queridos por la afición colchonera. Sus dos años fueron sencillamente mágicos. El colombiano llegó al Atlético de Madrid en la campaña 11/12. Marcó 70 goles en 91 partidos oficiales con la elástica colchonera y ganó tres títulos: Europa League (11/12), Supercopa de Europa (2012) y Copa del Rey (12/13).
En su primera visita al estadio colchonero, con el Mónaco en 2018, el club rojiblanco le realizó un pequeño homenaje. La afición le cantó y el Atlético le entregó una réplica de las banderas del Paseo de la Fama que es otra de las zonas de homenaje del estadio en la que está su imagen y los impresionantes números que logró.
Por cierto, en ese partido falló un penalti ante un Jan Oblak que tuvo un gesto señorial con él consolándole. En esta ocasión, cuatro años después, el ‘Tigre’ ya no falló y logró su primer gol en el Metropolitano.
En su segunda visita, en el curso pasado, se marchó sin poder anotar, con la sensación de que no había sido su día y con derrota. Eso sí, con el cariño de la afición rojiblanca, que de nuevo le identificó como uno de los suyos.