El adiós enojado del otro Darío Gareca



Hace unos años nombrar a Darío Gareca era rememorar al poderoso operador del MAS Cercado que alineó al sector popular intercultural con los campesinos y después reinó en la etapa de Lino Condori hasta que un lío de faldas lo apartó de la primera línea y se refugió en O'Connor, aunque aún sigue apareciendo por el TED cuando amerita bronca.
Hoy, sin embargo, Darío Gareca es un fenómeno mediático tarijeño, que cansado de la vida y sus avatares decidió anunciar hoy su despedida de las redes. Temporal, eso sí.
Su speech de 50 minutos tuvo miles de visionados, 2.500 comentarios y otras tantas reacciones, que para hacerse una idea son tantas como las que sumó la transmisión del debate de los dos candidatos el lunes en la plataforma del Tribunal Electoral.
Gareca se hizo famoso en octubre de 2019, cuando le puso voz al sector gremial apocapado en el mercado Campesino que quería trabajar, pero se veía sometido a los bloqueos, que por aquel entonces no parecía que se convertirían en lo que se convirtieron.
Pómulos marcados, cabello duro, ojos medio rasgado y la inconfundible polera ceñida post tecno lo convirtió en el representante genuino del sector tradicionalmente acallado en Tarija y que puebla los barrios populares al otro lado de la Circunvalación, y que son mayoría. Gareca empezó repitiendo todo el tiempo que él era "ciudadano de base" - extraño concepto - y que no tenía más afinidad política que las de sus raíces.
En esas coqueteó con el MAS, obvio, porque es la referencia, pero ya para entonces había empezado con sus transmisiones, convertidas en fenómeno viral. Gareca habla de política, un tema no muy habitual entre los "influencer" y sus transmisiones se reducen a 30, 40 o 50 minutos de puteo hacia todos y todas los políticos, a los que tilda de corruptos y de bloquear la renovación.
No le gusta Montes, tampoco Ruiz, tampoco Oliva, tampoco los ministros de Arce, ni en general nadie, y tampoco la pandemia ni ninguna de las medidas tomadas sobre ella.
Gareca sabe todo, aunque no se detiene en detalles. No se limita sólo a las redes, pues de vez en cuando aparece en tumultos y ante las cámaras de los noticieros. Cómo olvidar ese momento en el que tiró gas pimienta a medio mercado Campesino. Su look evoluciona con los tiempos, y ahora es chupa de cuero y barba perfilada y su despedida no ha sido emotiva, sino desafiante, como casi siempre. Al final Gareca es un fenómeno mediático aunque la mitad de sus 2.500 comentarios sean memes y mofas.
Tal vez solo quiera dar el salto a la política, aunque va por un lugar complicado. De momento es la voz enojada de una generación, la del proceso interrumpido, la del Golpe - No Golpe, esa a la que la pandemia le amenaza más el bolsillo y el futuro que la salud, aunque ha visto morir a la gente a su alrededor; una generación que no ha cumplido los 35 y es casi el 30% del padrón.