Encuentran al norte del Atlántico la primera prueba directa de la mezcla oceánica en la Corriente del Golfo



Un estudio multiinstitucional dirigido por el profesor Jacob Wenegrat de la Universidad de Maryland, EE.UU., ha logrado la primera evidencia directa del así llamado 'efecto mezclador' de la Corriente del Golfo. Los resultados de la investigación fueron publicados este lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
La potente y cálida Corriente del Golfo discurre al norte del océano Atlántico; mide aproximadamente cien kilómetros de ancho y fluye en dirección noreste desde el estrecho de Florida a una velocidad promedio de 6,4 kilómetros por hora, según la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU.).
A medida que la corriente avanza hacia el Atlántico Norte crea una barrera invisible que separa dos regiones oceánicas: una que se extiende a lo largo del borde norte de la corriente y tiene aguas más frías y frescas que circulan en sentido contrario a las agujas del reloj; mientras que la otra, en el borde sur de la corriente, con aguas más cálidas y saladas, circulan en el sentido del reloj, según explicaron los autores del estudio en un comunicado, publicado en el sitio web de la Universidad de Maryland.
Con los datos recopilados, los científicos desarrollaron una simulación de alta resolución para ilustrar los procesos físicos que explicarían cómo se dispersó el tinte. Los resultados mostraron que "la turbulencia en áreas pequeñas de un kilómetro ejerció una influencia importante en la trayectoria del tinte y resultó en una mezcla significativa de las características del agua, como su salinidad y la temperatura", explicaron los autores del estudio.
La relevancia del descubrimiento de Wenegrat y de sus coautores radica en que este 'efecto mezclador' de la Corriente del Golfo puede tener un impacto significativo en la pesca, la biología e incluso el clima. Para comprender mejor el impacto de este fenómeno en la circulación oceánica a gran escala y la biogeoquímica del océano, los investigadores necesitan "encontrar formas de cuantificar estos procesos en una escala más precisa, utilizando teoría, modelos numéricos y nuevas técnicas de observación", concluyó Wenegrat.