Fragmento del libro:
“SINOPSIS DE HISTORIA DE BOLIVIA”



BOLILLA No. 2
TIEMPO Y ESPACIO.— TEORÍA DEL TIEMPO.— NOMENCLATURA Y NOTACIÓN.— VALOR EDUCATIVO.
1.— Para comprender el proceso de los hechos históricos, la Historia precisa de los auxilios de una ciencia complementaria a su vasto conocimiento: es la Cronología (de las voces griegas: kronos igual tiempo, y logos igual tratado), que se ocupa del conocimiento o teoría del tiempo, de su ordenación metódica, de su división, de su notación, por medio de unos signos llamados: fechas históricas, que son las que marcan los acontecimientos.
Desde el punto de vista fenomenológico, los conceptos tiempo y espacio son correlativos, se conjugan uno en otro, así se deduce, de profundos estudios realizados por los hombres de ciencia. Empero, el hombre, ha menester como en todas las cosas del Universo, de una medida, de una relación, y éste es el tiempo.
Microcosmos inquieto y acucioso, el hombre, ha querido comprender todo el panorama maravilloso de su propia actuación, como sociedad política, como lucha por su elevación espiritual, y ha trazado el cuadro de su propia Historia Política, de sus afanes, de sus titánicos pasos, para alcanzar un alto grado de progreso.
2.— Partimos de un hecho de trascendencia: el nacimiento do Cristo en el año 1 y, de acuerdo a este hecho inicial, tenemos la Era Cristiana, o sea todo el lapso de tiempo, caracterizado por un hecho de trascendencia, ya sea, de carácter religioso, político o científico. Hay varias Eras: Era Cristiana, Era Musulmana o egipcia, etc. Quizá podamos hablar de Era Atómica. Del nacimiento de Cristo a la fecha, para la civilización occidental cristiana, han transcurrido 1953 años, o sea cerca de veinte siglos, o lo que es lo mismo, casi dos milenios. Cabalmente nos encontramos, a la altura exacta del último medio siglo del segundo milenio de la era cristiana.
¿Pero es la Era Cristiana; toda la Historia? No, de ninguna manera. Anteriormente a la Era Cristiana está toda la Antigüedad, la Historia de los Pueblos de Oriente, con civilizaciones como la India, China, Egipto, Mesopotamia, Grecia y Roma. De consiguiente, debemos comprender el cuadro general de la Historia Universal, dividiendo necesariamente los tiempos anteriores y posteriores a Cristo.
Repito, el nacimiento de Cristo, es solo un punto de referencia, que ha adoptado la civilización cristiana.
3.— Dentro de este lenguaje emplearemos sucesivamente los términos: comienzos de siglo, mediados de siglo, fines de siglo, cuarto de siglo, medio siglo, etc. Siglo es el lapso de tiempo equivalente a cien años. Se llama también centuria.
Teniendo en cuenta esta unidad llamada siglo, se denomina comienzos de siglo, más o menos hasta los 30 años de corrido un siglo. Se dice mediados de siglo entre los 40 a 60 años de corrido un siglo, se dice fines de siglo, de 70 años de corrido un siglo, hasta los 100 años del mismo. Se llama cuarto de siglo el espacio equivalente a 25 años. Medio siglo, a 50 años. Diez siglos o diez centurias, constituyen un milenio o mil años.
La extensión más corta es el lustro, equivalente a 5 años, Varios ejemplos, para comprender esta nomenclatura: el Desc. de América tuvo lugar el 12 de octubre de 1492, exactamente a fines del s. XV.
La batalla de Ingavi tuvo lugar el 18 de noviembre de 1841, es decir a mediados del s. XIX.
—Para ordenar pues los tiempos históricos (no hablamos de la Prehistoria), hay que distinguir dos grandes partes: tiempos anteriores a Cristo, y tiempos posteriores a Cristo (A. de C.) y (D. de C.) en los textos.
—La parte es más extensa, es toda la Antigüedad clásica; la segunda es más corta, solo abarca, desde Cristo.
—Los tiempos históricos, anteriores a Cristo, se calculan en 10.000 años: China, Egipto, Caldea; los tiempos históricos posteriores a Cristo solo abarcan 1953 años.
Para comprender gráficamente este fenómeno haremos un esquema consistente en dos líneas oblicuas, que se cruzan en un punto que marcamos con el año I.
A la derecha, estarán los tiempos posteriores a Cristo, y a la izquierda, los tiempos anteriores a Cristo. A partir del n. de Cristo, las fechas se leen en orden ascendente, así: s.I, s.II, s.III, etc. hasta el s.XX o sea que aumentan, a medida que nos aproximamos a nosotros. Por el contrario, en el sentido inverso, o sea del n. de Cristo atrás, se lee en orden descendente, desde la fecha más lejana que parece corresponder a China: 10,000 a. de C., hasta acercarse al n. de Cristo. A medida que las fechas se aproximan a Cristo, descienden, en cuanto se alejan de Cristo, ascienden.
— Tiene singular importancia para el maestro, sea de I rimaría o secundaria, el debido conocimiento de la teoría general del tiempo. Muchas veces se ha incurrido en errores por falta de este conocimiento previo, situando los hechos y los fenómenos de la Historia de manera imperfecta.
Además, la noción de siglo y época nos facilita la comprensión del carácter y costumbres de los diferentes pueblos. No es lo mismo v.gr: hablar del s.V a. de C. y del s.V d. de C. En el primer caso, se trata del apogeo de Grecia con Atenas, en el segundo: 476, de la caída del Imperio Romano de Occidente. Hay pues .2 siglos V en la Historia.
Ubicar los hechos, en su verdadero lugar y sitio, es comprender la trama de la Historia.
La notación de los siglos debe hacerse siempre con números romanos. Los números romanos deben darse con claridad a los alumnos.
Conociendo pues la Cronología, podremos comprender ampliamente la Historia, materia de imprescindible utilidad en la formación del niño.
BOLILLA No. 3
BOLIVIA: SU PERFIL, SU RELIEVE Y CARACTERÍSTICAS GEOGRÁFICAS.
— Para quienes han de ejercer el apostolado de la enseñanza en el ciclo primario, una de las materias básicas constituye, el amplio dominio y conocimiento de la Historia Patria.
Al través de sus episodios culminantes, recogemos la gran experiencia del pasado, no solamente para destacar, los valores inapreciables de las viejas culturas de que ha sido teatro nuestro territorio, sino también, para destacar las instituciones necesarias a la vida de la Nación.
Remontándonos a los orígenes de las 'más antiguas civilizaciones de América, hallamos que nuestro vasto territorio fue ya en la Prehistoria e Historia de América, la cuna de avanzadas culturas y civilizaciones por ej: la de TIAHUANACU, que diera origen, posteriormente, a la civilización incásico, con una probable antigüedad de 12,000 (A. de C.) Su vieja capital tuvo sin duda varios nombres, en las varias épocas de su colosal desarrollo: Chucawa, Taipicala, Wiñaimarca, etc. sucesivamente, en la dominación aymaro-colla.
A la conquista incásica, este nuestro territorio o Collasuyo, fue parte integrante del Tahuantinsuyo.
A la conquista española, y en la división introducida por Garlos V: la Nueva Toledo. En 1561:- la Real Audiencia de Charcas.
En la Guerra de la ’Independencia nuestro territorio denominóse Alto Perú, por contraste con el Bajo Perú, y finalmente República Bolívar o Bolivia.
Históricamente hablando, ocupamos un lugar preponderante en América porque el Altiplano esto es la Meseta Andina, constituye la zona histórica y prehistórica por excelencia, quizá la más vieja del Continente. De aquí la importancia de la Historia de Bolivia en el conjunto de la Historia de América.
(Una Bibliografía completa, apoyará el esquema de nuestras lecciones de Historia Patria. Esa bibliografía la daré, al final del texto).
— Para comprender el curso de nuestra historia política, como pueblo y como nación, una noción es primordial: la noción geográfica y física. Bolivia —como sabemos— es un Estado situado al centro del Continente. País mediterráneo desde la infausta guerra con Chile, de 1879, se ha visto privado de su acceso al Océano.
Por su posición astronómica, correspondería en toda su extensión a la zona tórrida, pero el relieve montañoso caracterizado por el macizo andino, ha influido e influye en su geografía física y política.
Bolivia por causa de su relieve posee todos los climas, desde el frígido hasta el tropical, y de consiguiente una variada producción vegetal y animal. Por su orografía andina es emporio de minerales.
Ahora bien, haciendo un corte transversal de nuestro territorio a la altura de la latitud 189 Sud del Ecuador, tendríamos el siguiente esquema simple de nuestro territorio:
O metros significa el n. del mar; ascendemos hacia los Andes
Occidentales y tenemos una altura media de 5,000 m; descendemos los Andes Occidentales y estamos en una alta y fría extensión plana: la Meseta Andina, con una altura media de 0.500 m; nuevamente en dirección Oriente llegamos a los Andes Orientales o Reales, donde están las más altas cumbres, altura media 6,000 m; los contrafuertes al otro lado de los Andes forman los valles, con una altura media de 2,500 m; finalmente descendemos a la llanura, que en Santa Cruz tiene 400 m; y a orillas del Río Paraguay 120 m.
La República de Bolivia tiene por límites, al Norte y al Este con el Brasil, al Sur con la Rep. Argentina, al SE. la Rep. del Paraguay, y al Oeste el Perú y Chile.
Por esta singular situación, nuestro país, guarda el equilibrio continental en las relaciones político-económicas del Continente. Los límites naturales están marcados así: al Norte, ríos Acre y Abuná; al Este, ríos Guaporé o Itenez, nacientes del río Paraguay el Matto Grosso; al Sur las Juntas de San Antonio, Yacuiba, La Quiaca y Atacama Cordillerana; al Oeste el cordón occidental andino, el Lago Titicaca y la naciente de los grandes ríos.
Extensión.— La Rep. de Bolivia nació a la vida independiente el 6 de agosto de 1825 (primer cuarto del s.XIX) con una extensión territorial de 2.343,000 Kms.2, sobre la base de lo que fué la Real Audiencia de Charcas; pero debido a las infaustas campañas internacionales y a causa de la disputa por los países vecinos de ciertas materias primas esenciales, nuestro país sufrió una serie de desmembraciones, en el siguiente orden:
a Chile: 120,000 Kms2. (Dpto. del Litoral)
al Brasil: 490,437 Kms2. (Acre y Matto Grosso)
a Argentina: 170,000 Kms.2. (Chaco Central y Atacama Cordillerana)
al Perú: 250,000 Kms2. (Territorio del Manuripi)
al Paraguay: 235,000 Kms2. (Chaco Boreal).
De consiguiente Bolivia tiene actualmente: 1.070,000 kilómetros cuadrados de superficie. No obstante sus pérdidas territoriales, ocupa aún el 5º. lugar en extensión del Continente, después de Brasil, Argentina, Perú y Colombia.
Tiene apenas 3.500.000 habitantes, muy escasa población la mayor parte de la cual se agrupa en la región minera donde se encuentran las más importantes ciudades.
BOLILLA No. 4
BOSQUEJO GENERAL DE BOLIVIA PREHISTÓRICA
Origen del hombre americano.— Para situar exactamente nuestro estudio de prehistoria boliviana, necesitamos conocer -siquiera someramente- algo acerca del origen del hombre americano. Este problema ha embargado la atención de los hombres de ciencia, los cuales, de una manera general han admitido al respecto 4 principales teorías: a) la procedencia asiática; b) la procedencia atlántica; c) la procedencia oceánica y d) el autoctonismo. Cada una de estas hipótesis, tiene sus defensores apasionados y sus argumentos.
Nosotros, en base a los estudios científicos de los americanistas admitiremos la teoría autoctonista, pero sin negar las corrientes migratorias que tuvieron lugar sobre nuestro Continente, de otras regiones próximas como el Asia. Ello, en vista de la forma longitudinal del Continente.
Primeros núcleos de civilización.— Hasta donde los estudios arqueológicos, lingüísticos y antropológicos han alcanzado, sabemos que lo que es actualmente la Meseta Andina, y especialmente la cuenca lacustre, estuvo habitada primitivamente por dos grupos muy antiguos: los urus o antis y los chipayas. De los primeros sabemos que habitaron especialmente las orillas del Lago Poopó, el Río Desaguadero y los Salares, dedicados a la pesca en embarcaciones que constituían sus propias moradas, que acusaban rasgos acentuadamente mongólicos, que fueron encontrados en estado poco menos que salvaje, que hablaban una lengua misteriosa llamada el puquina, y de la cual raza, en la actualidad, casi podemos decir que se ha extinguido, quedando restos en la Isla de Panza (Lago Poopó).
Parientes próximos de los Urus, son los chipayas habitantes de las faldas de la Cordillera Volcánica u Occidental. Habitantes de casas en forma cónica, con rasgos muy parecidos a los urus, y de los cuales tal vez fueron un desprendimiento.
Estos primitivos grupos de la Meseta, tuvieron probablemente un alto grado de civilización, pero, cuando llegaron los españoles se encontraban en un estado poco menos que salvaje.
Los collas.— Más clara es la prehistoria al hablar de una gran raza que habitó el Altiplano: los collas, que posiblemente tuvieron su origen en una de las Islas del Gran Lago.
Los collas fisonomizan una civilización, en toda la extensión del vocablo. Primitivamente habitaron solo los aledaños del Gran Lago, pero poco a poco, especialmente con Huyustus y Macuri, alcanzaron a extenderse a la cuenca amazónica y platense, mezclándose con otros grupos étnicos y fisonomizando los actuales. Después alcanzaron, por el norte a Venezuela y por el Sur a la Rep. Argentina. Voces del viejo idioma aymara existentes, revelan el alcance de esta civilización, que puede metódicamente dividirse en dos épocas: la época propiamente colla con un gran florecimiento y una tremenda decadencia, y la época aymara. De la primera sabemos que sobre los cimientos de la vieja Chucawa de las razas más antiguas, se levantó Taipicala (hoy Tiahuanacu), la gran capital, que con Huyustus, los collas fueron los dueños de gran parte de América, pero que luego de un extenso proceso de desarrollo, decayeron por diversas causas principalmente a raíz de guerras civiles. Su último gran conductor habría sido Macuri.
Sucedieron a los collas los aymaras, de quienes podemos hablar con más claridad por estar próximos a nosotros.
Heredaron las instituciones collas en sus profundas raíces, tanto en lo religioso, como en lo agrario, social y político. Tuvieron jefes aguerridos y tenaces: los mallcus, subdividieron la tierra en suyus o grandes regiones, estas en marcas, éstas en ayllus, y éstas en comunidades agrarias.
Luego de un gran esplendor, con idioma el más rico, con una organización admirable, y el gran apogeo de Tiahuanacu, vino en ellos la decadencia a raíz de guerra intestina entre karis y sapallas, dos ramas rivales. Esta fue una larga lucha, en la que los sorprendieron los incas o kechuas que probablemente procedentes del Gran Lago también habían con Manco Capaj adquirido una gran jerarquía.
Este es a grandes rasgos el bosquejo de Bolivia Prehistórica, haciendo verdaderamente un gran esfuerzo de síntesis.
La arqueología ha revelado la existencia en nuestro suelo de monumentos de piedra, muy antiguos, que corresponden respectivamente a las diferentes épocas que tenemos señaladas.
Así, de los primitivos uru-chipayas, existen pueblos primitivos como Iruitu, Chuquihuitu, Simiñaque, Anco-jaque, Ahua-llamaya, Naz Cara y otros, en la vertiente del Río Desaguadero que parece haber sido, su comarca-madre.
De los primitivos collas tenemos Chucawa o Tiahuanacu, que alcanzó gran esplendor, y cuyos monumentos tendremos que conocer. De los aymaras, existen ciertos monumentos como los chullpas, las pucaras y las chacas.
Todos estos monumentos nos revelan la Prehistoria de nuestro país, el más antiguo de América.
Generalmente se admite la Prehistoria de Bolivia, hasta este punto, porque el Incario, es una forma histórica que está enlazada al conocimiento del Nuevo Mundo.
BOLILLA No. 5
CARACTERES GENERALES DEL DESCUBRIMIENTO Y LA CONQUISTA: NUEVO MUNDO.
La Historia propiamente, en su verdadero sentido político-social, de América, y concretamente del Perú, nombre dentro del cual estaba involucrado nuestro territorio, se inicia con un acontecimiento de singular trascendencia: el Descubrimiento, que a partir del 12 de Octubre de 1492, constituye todo un fenómeno de expansión europea en las nuevas tierras de Indias, descubiertas por el genio universal y moderno de Cristóbal Colón.
Este fenómeno, del cual nos vamos a ocupar detenidamente, abre una colosal interrogante al producirse: ¿las nuevas tierras de Indios, eran desiertos' en el terreno de la Historia y Prehistoria o, por el contrario eran o habían sido escenario de otras civilizaciones y culturas?
Grande fue el estupor del conquistador español al encontrar en el Perú, en Bogotá, y en Méjico, verdaderas civilizaciones, que parecían haber sido precedidas por otras tantas culturas.
No encontró el español un territorio desierto en el terreno de la Historia y de la Prehistoria. Antes por el contrario: por el suceso del Descubrimiento, quedaban de inmediato incorporadas al cuadro general de la Historia Universal, nuevas civilizaciones, hasta entonces no conocidas como la ay- maro-kechua, la chibcha o muisca y la maya-azteca.
Una de ellas, es para nosotros, los hombres del Collao, de singular importancia: la Civilización Incásica, que al arribo de los españoles, se extendía en el espacio de 30 grados geográficos desde el río Angasmayo en Colombia, hasta el río Maulé en Chile, desde el Pacífico, hasta las últimas estribaciones de los Andes. Colosal organización político-social, dividida en cuatro partes. Tahuantinsuyo, cobijaba una población de 12,000.000 de individuos, sabiamente gobernados por un régimen paternalista, el régimen de la monarquía teocrática de los Incas, pero cuyos fundamentos económicos reposaban en el régimen colectivista de la propiedad.
Fundado el Imperio, según todos los cálculos, en 1054 de la Era Cristiana por un sabio legislador Manco Capaj, quien instituyó las formas esenciales de esta organización, le siguieron cronológicamente 13 incas o señores, en el espacio de 500 años, medio milenio, sin perder el sentido de unidad y de superioridad en las regiones occidentales o de las altas mesetas.
Este vasto Imperio abarcó cinco naciones: Bolivia, Perú, Ecuador, norte de Chile, Norte de la Argentina y sud de Colombia.
Tuvo un especial desarrollo en materia agrícola, un sistema de colonización, una filosofía y una moral política.
Un error de Huayna Capaj determinó su caída: la división del Imperio, error que aprovechó el Conquistador, para liquidar el Incario. Este concluyó cronológicamente el 29 de agosto de 1533 con la ejecución del Inca Atahuallpa en Cajamarca. Sin embargo, sus formas históricas, como el idioma, y el régimen de la tierra, superviven aún.
En la Historia del Perú, y por consiguiente de Bolivia, que no fue sino, parte integrante del Tahuantinsuyo, la dominación incaica, es parte más que esencial porque no sólo constituye, parte de su evolución política, sino de su ser mismo, ya que las razas autóctonas en estos países constituyen el 80% de la población, y estas razas autóctonas devienen de la civilización incásica. La Conquista, no pudo borrar completamente las formas vigorosas del Incario.
Pero volvamos la vista al Descubrimiento y a la Conquista. Esta época debe ser comprendida en su verdadero sentido histórico. Constituye nada menos que, la europeización de América, por medio de los españoles, portugueses e ingleses. O sea más claramente: el trasplante de las instituciones de Occidente (léase Europa), a América, trasplante que debía dar como resultado en lo étnico, el mestizaje hispano-americano, y en lo político, el Coloniaje con todas sus características.
Madura Europa para una empresa de expansión por obra de los grandes inventos científicos, había emprendido por obra de España y Portugal dos colosales empresas: la de Vasco de Gama y la de Cristóbal Colón.
El Mediterráneo se volvió pequeño, el comercio y la navegación buscaron otros horizontes.
Con los medios de la época: carabelas y carracas, con los hombres de la época: aventureros y soldados, se inició el Descubrimiento y la Conquista. Una cosa era fuerte en esos hombres: su mística religiosa, su fe, que constituyó una fuerza increíble en sus empresas. La cruz de Cristo fue un arma poderosa para esos hombres que vinieron en son de conquista.
La Conquista es la incorporación no solo de tierras sino de almas y de hombres a la órbita histórica de España. Ella ha sido ya juzgada al través de los cronistas, especialmente de Garcilazo de la Vega, y algunas voces como la de Bartolomé de las Casas, han sido voces crudas, condenando la explotación y la crueldad del español con el nativo.
En efecto el español, no buscó tierras de labranza sino minas. De esta política debía generarse, cuatro siglos de Coloniaje, con toda su secuela de consecuencias poco favorables a nuestro desarrollo incipiente y casi nula industria, comercio monopolista, negación de derechos políticos, cultura para pocos, etc. lo que constituye otra época de nuestra historia con su corolario inevitable: la Independencia Política.