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De La Revista de Etnografía, HISTORIA Y ARQUEOLOGÍA: TARIXA Sociedad de Etnografía e Historia de Tarija. Vol. 2 N° 1

Jesuitas Paraguayos en Charka’s y la Misión del Chaco en las Anuas Provinciales (1682-1688) entre Guaranís de Asunción y Chiriguanos de Tarixa (Primera parte)

Cántaro
  • Javier Matienzo de Chuquisaca
  • 08/12/2024 00:42
Jesuitas Paraguayos en Charka’s y la Misión del Chaco en las Anuas Provinciales (1682-1688) entre Guaranís de Asunción y Chiriguanos de Tarixa  (Primera parte)
De La Revista de Etnografía Foto: Javier Matienzo de Chuquisaca
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Descripción

Anuas de la compañía de Jesús de la provincia de Paraguay desde el año de 1681 hasta el de 1692 [superpuesto], suscritas por su provincial Tomás [de] Donvidas,[1] al prepósito General Tirso González de Santalla],[2] autógrafo sin datación, Archivum Romanum Societatis lesu (en adelante ARSI) Paraquariae 9, ff. 207-266v.

Versión latina: Litterae Annuae Provintiae Paraquariae Societatis Iesu ab anno 1682 usque ad annum 1688, missae ad Reverendum ad modum Pater nostrum Thyrsum Gonzalez Societatis eiusdem Praepositum Generalem, apógrafo o copia del original sin datación ni signatario, ARSI Paraquariae 9, ff. 279-294v.

Reproducciones fotográficas de ambos ejemplares en la biblioteca del colegio del Salvador de jesuitas en Buenos Aires (en adelante BCS), Cartas Anuas 1681-1692 y 1682-1688, estante 5.

Tanto el autógrafo castellano y el apógrafo latino, como los negativos de ambos en las colecciones romana y bonaerense fueron citados y descritos en 1927 por Carlos Leonhardt, sj[3]  en su “Introducción. Las Cartas Anuas de la antigua provincia del Paraguay de la Compañía de Jesús”, publicada por el Instituto de investigaciones Históricas de la Universidad nacional de Buenos Aires bajo el título Documentos para la Historia Argentina (en adelante DHA). Vol. XIX Iglesia: Cartas Anuas de la provincia del Paraguay, Chile y Tucumán, de la Compañía de Jesús (1609-1614). Buenos Aires: Talleres SA Casa Jacobo Peuser, Ltda, 1927, pp. XVII-XXII.

Contenido

Es llamativa la diferencia de fechas extremas de ambas versiones, no obstante el propio contenido aclara las diferencias. Hay que señalar la existencia de una laguna de información considerable de al menos dos cartas Anuas entre las últimas conservadas en el Archivo Romano de la Compañía que reseñan el periodo 1672-1675 y éstas del intervalo 1682-1688. La ausencia de los anales correspondientes a los trienios 1675-1678 y 1678-1681 puede encontrar su explicación en las vicisitudes continuadas que ha sufrido su repositorio general a raíz de la supresión de la orden en 1773, hecho que ha mermado sus fondos de manera considerable.

La certeza de la redacción y remisión a Roma de las cartas anuales ausentes está corroborada por el propio signatario de las que aquí se analizan; Donvidas señalaba en esta ocasión “...que el padre Provincial [que fue] Diego de Altamirano, llevó las últimas [anuas] que fueron hasta el año de [16]81...” (ARSI Paraquariae 9, f. 209), referencia que por otra parte, confirma que las Anuas que se reproducen a continuación relatan los sucesos de la provincia Paracuaria a partir de 1682.

Por el periodo informado, la carta Anua 1682-1688 incluye las gestiones administrativas del viceprovincial Tomás de Baeza[4] (1681-1684) y del propio provincial Donvidas (1684-1689), estando dividida en seis capítulos a saber:

1° Estado de los colegios en común así en lo temporal como en lo espiritual (ff. 209v- 212/279-280v);

2° Misiones [rurales] pertenecientes a los colegios por las estancias de españoles y pueblos de indios cristianos (ff. 212- 222v/280v-283v);

3° Casos particulares y virtudes de algunas personas que fueron instruidas por los de la Compañía en esta provincia o Biografía de seglares (ff. 223-226v/283v-284v);

4° Reducciones o pueblos de [los ríos] Paraná y Uruguay (ff. 226v-228v/284v-285);

5° Misiones de evangelización entre[ Indios] gentiles (ff. 228v-240v/285-287v); y

6° Necrologías de algunos difuntos de esta provincia (ff. 240v-266/287v-292v).

Los extractos que la presente comunicación analiza y transcribe corresponden a los sucesos ocurridos con ocasión de la ‘misión [preliminar de evangelización] del Chaco’ entre 1683 y 1685 y de la ‘misión [rural periódica] a la villa de Tarixa [y su jurisdicción]’ de 1687 (ff. 232v-240v y 216-217 del original castellano y ff. 286-287v y 282-v de la copia latina respectivamente), desarrollados por los misioneros del colegio jesuita de Salta de Tucumán.

Relevancia

Como el viaje del procurador provincial Ignacio de Frías a las cortes de Roma y Madrid no se verificaría hasta mediados 1693 (Pastells IV, pp. 284-285, 293-294 y 303-304), el provincial Orozco (sucesor de Donvidas), consideró oportuno adjuntar la relación de algunos sucesos importantes que habían tenido lugar durante su periodo de gobierno, por lo que el intervalo de información de la Anua que originalmente concluía en 1688, quedó ampliado hasta 1691, como queda reflejado en el título de la versión castellana.

Sin embargo, la relación añadida por Orozco constituye un documento independiente y por tanto no es parte integrante, por lo menos de manera formal del cuerpo de los Anales de 1682-1688. Su incorporación está justificada porque informa sobre el resultado de la labor misionera en Tarixa y el Chaco que permitió el establecimiento de reducciones entre chiriguanos en un área misional fuera de la esfera de influencia directa de las doctrinas guaranís que acababan de municipalizarse, dejando atrás de forma definitiva su histórico status de reducciones misioneras en fase de cristianización.

Finalmente hay que apuntar un aspecto de forma que tendrá importantes repercusiones en el contenido de las sucesivas anuas. Desde la creación de la demarcación paraguaya de la orden en 1607, los anales habían tenido una periodicidad sostenida que no había superado el trienio. Aunque hay varias lagunas en la colección de los anales del Paraguay jesuítico, todo parece indicar que ésta de 1682-1687, es la primera Anua que cubre un periodo notablemente más prolongado, en atención a la importancia de las nuevas misiones.

En este sentido el general González en carta del 20 de noviembre de 1687, reclamaba desde Roma a los superiores de Paraguay que “hace tiempo que no recibo las anuas de esa provincia...”. Esta falta era de extrañar más aún si como ya se apuntó, la provincia paraguaya nunca hasta entonces había superado los tres años en su remisión, justificada ahora por la espera de confirmación inequivoca del establecimiento de un nuevo campo misionero y reducciones en el Chaco de Charka’s.

La composición de estas Cartas Anuales debió estar a cargo del padre Ignacio de Frías quien por esas fechas se desempeñaba como Socio o secretario del Provincial Donvidas (ARSI Paraquariae 4/II, ff. 356 y 384), y a quién en el ejercicio de dicha función correspondía esta labor de redacción. Sin embargo, la fuente de información para su elaboración fueron sin duda las Anuas locales del colegio de Salta redactadas bajo la supervisión de sus respectivos superiores. Durante el periodo que cubren estos Anales de la provincia, la nómina de rectores de dicha institución salteña se compuso por los padres Cipriano de Calatayud (1681-c1685) y Blas de Silva (c1685-c1689) a quienes correspondió sin duda, la tarea de recopilación de la información al efecto que proporcionó fundamentalmente el padre Diego Ruiz como testigo ocular tanto de la entrada al Chaco como del viaje de predicación a Tarija.

Por otra parte se debe indicar que la costumbre señalaba que las anuas o cartas anuales fuesen remitidas a la Curia Romana “con las padres procuradores generales [de provincia], para que las comuniquen en Europa de palabra y por escrito para afervorizar más a los que se hallan con vocación de emplearse en el apostólico ministerio de esta provincia [de Paraguay], tan propio del verdadero espíritu de la Compañía como lo experimentan sus hijos de vuestra paternidad, que con tan religiosa aplicación en ella se emplean” (ARSI Paraquariae 9, f. 209).

En el caso que nos ocupa, fue el propio Frías el encargado de llevar personalmente a Roma estos documentos, y aunque sólo había sido elegido como segundo sustituto para el oficio de Procurador General de provincia en Europa durante la Congregación Provincial XIII celebrada en septiembre de 1689, llegó a desempeñarse como tal tras ser excusado el elegido al efecto, el padre Lauro Núñez quien sucedía en la dirección de la provincia al padre Gregorio de Orozco en 1692 y por la muerte de su primer suplente, el padre Cipriano de Calatayud fallecido a poco de iniciada la navegación que lo llevaría a España (ARSI Paraquariae 7a, f. 68). Esta circunstancia otorgaría sin duda una mejor y más autorizada comunicación de su contenido tanto en Madrid como en Roma, repercutiendo en una mayor difusión tendente a despertar vocaciones misioneras.

La inclusión en el texto de la anua de un capítulo del Informe remitido por don Tomás Félix de Argandoña, Gobernador y Capitán General de Tucumán al Rey, haciendo relación de la Visita que había concluido en su jurisdicción, fechado en Córdoba a 5 de diciembre de 1687, así como las últimas necrologías incluidas relativas al mismo 1687 (ARSI Paraquariae 9, ff. 220v-222 y 263-265v/291v-292v) confirman la datación de estos Anales en 1688, tal como lo indica la copia latina. Sin embargo, esta fecha no deja de plantear alguna imprecisión considerando un suceso ocurrido en el Colegio de La Rioja fechado en 1689 (ARSI Paraquariae 9, f. 220/283), aunque probablemente se trate de un error del amanuense y la fecha correcta del episodio sea la de 1687.

Autor y contexto

El signatario del documento aquí analizado, provincial Tomás de Donvidas (Arévalo, Ávila, 22 de diciembre de 1618)[5], novicio en Villagarcía de Campos, provincia castellana de la orden (13 de enero de 1635)[6], estudiante de filosofía en el colegio de Oviedo en 1639[7], arribó a Buenos Aires el 28 de noviembre de 1640 en la expedición de misioneros a cargo del procurador Díaz Taño.[8] Después de concluir los cuatro años de teología, se ordenó sacerdote probablemente en Córdoba de Tucumán a finales de 1644,[9] efectuando la tercera probación el año siguiente. En 1646 era maestro de gramática,[10] trabajando desde por lo menos 1650 y durante cinco años en las reducciones guaraníes.[11] Transferido al colegio de Asunción como obrero de indios y españoles,[12] profesaría el cuarto voto ignaciano (15 de octubre de 1656),[13] momento en el que su desempeño formativo tanto teórico cómo práctico era evaluado con plena satisfacción de sus superiores.[14]

Entre 1660 y 1661 ejercía su primer oficio de gobierno en calidad de vicerrector del colegio asunceno, donde permanecería en puestos de dirección durante toda la década, pasando en la misma calidad durante la década de 1670 al colegio bonaerense; lapso en el que le cupo abogar en ambas capitales (paraguaya y rioplatense) en pro de la ampliación de la fase reduccionística y de exención tributaria para las misiones guaranís situadas en territorio de las dos demarcaciones, retrasando su incorporación como pueblos y doctrinas de Indios al sistema administrativo indiano bajo dependencia de sus respectivos gobernadores y obispos y sometidos jurisdiccionalmente a la competencia del tribunal del distrito instalado en la sede porteña (escindido de la Audiencia de La Plata), y política y administrativamente al capitán general de las provincias del río de La Plata, postura defendida desde la década de 1650 por el obispo paraguayo de origen charqueño fray Bernardino de Cárdenas, ofm.[15]

No hay que perder de vista que el desacuerdo sobre la subsistencia del periodo misional para los guaranís, llegó al grado de abierto enfrentamiento tras la efectiva instalación de la primera audiencia en Buenos Aires (1663), cuyo afianzamiento como sede administrativa dependía en buena medida del tributo (pecuniario o como prestación personal) de los nuevos vasallos. Este episodio enmarcado dentro de las revueltas de los comuneros en Paraguay, fluctuó entre la proscripción de la compañía de Jesús de Asunción como medida de presión para asegurar el servicio efectivo de los guaranís, y la supresión temporal del tribunal porteño (1672), que implicó de hecho la dilación de su tributación efectiva hasta después de 1685[16].

Estando al frente del colegio de Buenos Aires en 1674, Donvidas fungió paralelamente cómo confesor del maestre de campo Andrés de Robles, Gobernador del río de La Plata, quien había tomado posesión de su cargo a principios del mismo año.[17] La negativa de Robles para que la Real Hacienda de la ciudad de Trinidad satisficiera la cuantía que el procurador jesuita Altamirano solicitaba por el viaje y transporte de la expedición de treinta cinco jesuitas que había traído de Europa, desde la capital bonaerense hasta Córdoba de Tucumán, fue causa de un desencuentro que se vería acentuado tras el recurso interpuesto por el propio Altamirano contra la provisión del gobernador ante la audiencia del distrito en Chuqichaka de Charka’s,[18] al tiempo que desde Roma se encargaba a Donvidas el gobierno de la provincia en calidad de viceprovincial (1676- 1677).[19]

En prosecución del plan que el gobernador estaba ejecutando para la defensa del puerto de Buenos Aires al amparo de cédula fechada en Madrid a 20 de septiembre de 1675, suscrita por la Reina gobernadora autorizándole a “obrar lo que le pareciere conveniente”, Robles intimaba en junio de 1677 a su exconfesor y provincial Donvidas que dispusiese la remisión de seiscientas familias de las reducciones de los ríos Paraná y Uruguay en calidad de mitayos para avecindarlas en las cercanías de la ciudad de Trinidad formando con ellas ocho compañías para la defensa del puerto, por causa de necesidad y utilidad pública[20].

Donvidas por su parte, excusaba dar contestación a este requerimiento, alegando la proximidad de la celebración de la Congregación Provincial que estaba convocada para 1° de septiembre del mismo 1677, junta en la que comunicaría “la materia con el Superior de guaranís y otros padres graves de la doctrinas”. No obstante concluida la junta el mismo septiembre, Donvidas omitiría respuesta al exhortatorio de Robles hasta la conclusión de su mandato al frente del gobierno río de La Plata, haciendo su respectiva representación recién en agosto de 1678 al nuevo gobernador interino el Maestre de Campo don José de Garro quien remitía lo obrado al Rey antes de tomar cualquier determinación.[21]

Fue elegido Procurador General en Europa junto con Cristóbal de Grijalva en la Congregación Provincial XII celebrada en Córdoba en septiembre de 1677, embarcándose ambos en compañía del hermano Pedro Suárez en 1678.[22]Durante su estancia en la Corte el Consejo de Indias [23] le solicitó un informe sobre los medios más convenientes para la evangelización de los indios no reducidos de los gobernaciones de Tucumán, Paraguay y Río de La Plata, en especial los indios pampas y serranos de Buenos Aires.[24] De vuelta en Buenos Aires el 25 de febrero de 1681 con una expedición compuesta de más de medio centenar de religiosos[25]

A su vuelta de Europa en 1681 fue señalado Rector del Noviciado de Córdoba, ejerciendo las funciones de maestro de novicios, consultor provincial y Admonitor del Provincial Baeza [Par4/II 330v]. Su labor le valió una muy buena valoración de parte del Provincial Baeza en 1682, la cual el General tomaría en cuenta para su designación como Provincial entre 1685 y 1689, periodo en el que se desarrollaron las misiones de Tarixa y el Chaco bajo su gestión y dirección para el establecimiento de nuevas misiones, como experto conocedor de la realidad misionera guaraní.

Designado provincial por segunda ocasión, luego fue Rector del Colegio Máximo de Córdoba y señalado finalmente Superior para la fundación del Colegio de Tarija.[26] Visitador de la provincia de Chile entre 1692 y 1694. Falleció en el ejercicio de este último cargo en Santiago de Chile a 28 de marzo de 1694.

Transcripción

[228v]

Capítulo Quinto

Misiones[ de evangelización] entre[ indios] gentiles

[232v]

Misión[ preliminar de evangelización a la provincia] del Chaco [en el margen][27]

Doy fin a la relación de estas anuas con la noticia de la nueva entrada que el año de [16]83 se hizo a la provincia que llaman del Chaco, empresa no tanto digna de celebrarse por el fruto que se ha cogido cuanto por haber costado sangre de los que generosamente pródigos de sus vidas las sacrificaron por el celo de la fe. No dudo que los sucesos de esta Misión y las voces de la sangre dichosamente derramada han hecho ya plausibles ecos en las provincias de [la orden en] Europa. Pero con todo por no defraudar a estos anales de la cumplida relación, daré de ella breve noticia.

 [Descripción de la región]

Es la provincia del Chaco un espacio de tierra que a manera casi de media luna forman los ríos Paraná[28] por el oriente, los cerros de Humahuaca y Alumbre por el poniente, el río Salado de Santa Fe por el sur, y por el norte las cordilleras de Tarija. Tendrá como [233] doscientas leguas de largo, si bien lo molesto y fragoso de sus montañas hace que parezcan más dilatados sus términos.

Tiene muy pocas campañas, las más [tachado] son altísimos y continuados sus [superpuesto] montes, es tierra que la mayor parte se inunda en tiempo de aguas y aunque [tachado] no tiene más que dos ríos caudalosos; el uno llamado el río Grande o Colorado [también Bermejo] y el otro Pilcomayo. El primero desagua en el [superpuesto] río Paraná y el segundo en el río Paraguay, pero el que propiamente es río del Chaco es el Colorado [o Bermejo] que corre por medio de la provincia por que el otro solo baña sus confines. En dicho río Colorado [o Bermejo] habitan los más de los indios por tener allí para sustento abundancia grande de pescado. Fuera de estos ríos no hay más agua sino la que las lluvias y crecientes dejan en algunas lagunas y el espacio que hay entre los dos ríos es tierra inhabitable en que suelen perecer los indios cuando acosados de los españoles emprenden esta travesía que por partes será a lo menos de treinta o cuarenta leguas de distancia.

No faltan con todo esto relaciones que a esta provincia la celebran con exageradas aclamaciones de apacible, pero a la verdad o los parajes se han trocado con los tiempos o fue imaginación de una vana fantasía lisonjear de apacible una tierra a quien [sic: la que] los rigores de su clima hacen destempladísima y habitación sólo para bárbaros. En invierno son tan penetrantes los fríos y tan insufribles los vientos que la puna más helada se puede tener por abrigado albergue y aún por eso ha proveído Dios de tanta leña como hay, con que sus habitantes se defienden del frío por la noche durmiendo entre dos hogueras. Los calores en verano son al contrario tan ardientes que ni el suelo se puede sufrir y como si la tierra despidiese llamas de algún fuego reconcentrado, se les ampollan a los caminantes sus pies.

Su fertilidad si es alguna, será muy poca; apenas tiene pastos para los ganados y para los demás habitadores [sic: habitantes]. No rinde más sustento que algarroba, mistol y raíces de chaguar, alimentos agrestes y viles. El maíz si alguna vez se logra, es poco y malo y al fin es tierra intratable por los muchos atolladeros y pantanos y por los inaccesibles montes, cuyos erizados espinos no dan entrada en su espesura menos que a costa del vestido y aún de la vida que llegan a quitar con las mortales heridas de sus penetrantes y largas púas. Entre tantas amarguras que hacen aquel país tan desabrido, mezcló la providencia divina algunas dulzuras para [233v] suavizar sus asperezas y la hacen algo apacible por que es abundantísisma [sic: muy abundante] de miel y apenas hay árbol que no tenga su colmena.

[Naciones y costumbres]

El reducir a número las diversas naciones de que se compone la provincia del Chaco no es fácil, por vivir como fieras en los montes escondidos, pero por noticias de ellos mismos y por los rastros y rancherías que se han visto ahora sobre el río Grande [o Bermejo] en espacio de ciento ochenta leguas, hasta cuarenta mil indios poco más o menos, los cuales se dividen en varias naciones que llaman tobas, mocobíes, mataguayes, tauníes, taños, ojotaes, aquilotos, palomos, chaunipes, vilelas, callagaes y abipones.

Son de buenos entendimientos y en esta parte degeneran de la rusticidad con que en lo demás adulteran la condición de racionales, pues los trasladados en tierras de españoles muestran bien su habilidad y aprenden fácilmente artes mecánicas y las cosas de la fe. Son muy astutos y para urdir una traición sagacísismos [sic: muy sagaces]. Tienen un natural tan ingrato y desconocido que no les mueve ni obliga beneficios. Son sumamente desconfiados y celosísimos de sus mujeres y por eso la mujer siempre [está] asida de su marido. Se sustentan de carne humana para que no falte esta brutalidad a su fiereza, muy dados a la embriaguez, incentivo para matarse unos a otros como lo suelen hacer. No tienen idolatría alguna y según parece [tampoco] conocimiento de Dios. No admiten más que una mujer, si bien se cree que las dejan cuando viejas y buscan otras a su gusto. Todos andan desnudos menos los callagaes y abipones que dicen tienen sementeras; todos los demás son pescadores.

[Expedición misionera]

Determinó la majestad del Rey nuestro señor, que Dios guarde, reprimir el orgullo de este gentío y si fuese posible consumirlo a fuego y a sangre por que pagase con la vida los repetidos insultos y maldades con que se muestran enemigos del español declarados, entrándose conjurados por las ciudades y pueblos, ocasionando con sus robos notables daños y alevosías, pero detuvieron por entonces esta justificada determinación algunas personas que movidas de piados celo, quisieron antes probar si con la suavidad del Evangelio se podía asegurar algún medio para la salvación de aquellos miserables. Dos motivos se ofrecieron para esto; el primero ver si de esta suerte se les podía dar alguna satisfacción del agravio que decían les había hecho cierto Gobernador [234] de esta provincia [del Chaco], el segundo porque las armas de su Majestad justificasen más su causa para ejecutar el castigo que merecía la tiranía de aquellos bárbaros.

Entre las otras personas que se ofrecieron para tan loable empresa, la principal y como primer noble fue el venerable don Pedro Ortiz de Zárate (renombre que por muchos títulos se debe a su inculpable y santa vida), que a la sazón se hallaba [ejerciendo el oficio de] cura y Vicario de la ciudad de Jujuy, el cual con su hacienda y persona se dedicó para este apostólico ministerio, acción tan cristiana y generosa que fuera agravio no remitir sus merecidos elogios y más dilatada relación ¿ahorrándome? pluma [casi ilegible, superpuesto]. Yo sólo me contentaré con dar en ésta digresión una compendiada noticia de quien ha eternizado con sus hechos su [propia] memoria.

[1] Para una biografía del misionero y superior jesuita avulense Tomás de Donvidas (1618-1694) ver José Eugenio de Uriarte, SJ y Marino Lecina, SJ, Biblioteca de escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España (en adelante BESIAE), 2 volúmenes. Madrid: Imprenta de la viuda de López del Horno e Imprenta Gráfica Universal, 1925-1930, II (1929-1930), 436-439. También Hugo Storni, SJ, Catálogo de los jesuitas de la provincia del Paraguay (Cuenca del Plata), 1585-1768.  Roma: Institutum  Historicum  Societatis  Iesu, 1980, 86 y Eduardo Tampe, SJ, Catálogo de jesuitas de Chile (1593-1767). Santiago de Chile: Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2008, 92. La biografía de Donvidas indicada en Charles E. O’Neill, SJ, et al.,

Diccionario  Histórico de  la  Compañía  de  Jesús  (en adelante DHSI), 4 volúmenes. Madrid: Universidad Pontificia Comillas, 2001, II, p. 1528, no se encuentra en el lugar que le correspondería (página 1141 del volumen II), probablemente por un error de imprenta. También Juan Pedro Kalinowski, Una biografía inédita del P. Tomás Dombidas, rector de la antigua Universidad jesuítica de la Provincia del Paraguay, en Antiguos Jesuitas en Iberoamérica 3, 1 (2015), pp. 173-194.

[2] Para una biografía del teólogo jesuita leonés Tirso González de Santalla (1624-1705), decimotercer General de la Compañía (1687-1705) ver DHSI, II, pp. 1644-1650.

[3] Para una biografía del historiador jesuita renano Carlos Leonhardt Hoffmann (1869-1952) ver DHSI, III, p. 2335

[4] El castellano Tomás Baeza había nacido en Pozuelo el 10 de marzo de 1624, entró en la Compañía el 4 de octubre de 1638, e hizo la profesión de cuatro votos el 19 de diciembre de 1660. Enseñó tres años filosofía en Córdoba, fue Rector de Santa Fe y de Córdoba. Maestro de novicios, procurador, obrero de indios y españoles, superior de varias reducciones, 18 años misionero, 4 provincial. Murió en Córdoba el 7 de diciembre de 1688.

Carta como Provincial a los misioneros de Paraná y Uruguay de 15.4.1682 (Rev Arch, Bib y Mus. Madrid diciembre 1902, n12 pp 452-453) Rector santa Fe (PastellslI, 721). Respuesta como provincial a José de Garro. Córdoba 18 de junio de 1681 (PastellslII 386­389). Carta como provincial. NS de Fe 9 de septiembre de 1685MS6976p 121-123. BEE, I, p. 413

[5] Los catálogos de su provincia jesuítica de origen señalan el año de 1619 sin más especificación como fecha de nacimiento. Archivo Histórico de Loyola (en adelante AHL) Catálogos Trienales de Castilla (reproducciones fotográficas de los originales del ARSI), 1636 y 1639. Por su parte las nóminas trienales de la provincia de Paraguay, indicaban a Segovia como lugar de nacimiento, aunque es probable que la localidad de Arévalo estuviese, por esos años, dentro la jurisdicción de Segovia. ARSI Paraquariae 4/I Catalogi Triennales (1610-1660), ff. 151v, 163, 178, 201v y 223; y ARSI Paraquariae 4/II Catalogi Triennales (1669-1700) ff. 242v, 253, 307 y 330v.

[6] ARSI Paraquariae 4/I ff. 151v, 163, 178, 201v, 223. Los catálogos de Castilla indican como fecha de ingreso el año 1634 AHL Catálogos Trienales, 1636y 1639. Por su parte algunas de las nóminas paraguayas señalan el 17 de enero de 1635 como fecha de ingreso ARSI Paraquariae 4/II ff. 242v, 253, 307y 330v.

[7] AHL Catálogos Trienales, 1639. Donvidas ya había concluido los estudios de lógica en 1638.

[8] Para una biografía del misionero y superior jesuita canario Francisco Díaz Taño (1593-1677), ver DHSI, II, p. 1116. Sobre la inclusión de Donvidas en esta expedición de misioneros, hay que señalar que en la nómina de embarque no aparece citado (Ind Gen 2870, VIII en Galán 246), aunque otra fuente si incluye su nombre (Molina 29).

[9] Catálogo Trienal de Paraguay de 1644, ARSI Paraquariae 4/I 151v.

[10] P Catálogo  Trienal  de  Paraguay  de  1647,  ARSI Paraquariae 4/I 163.

[11] Par4/II 278, 307 y Catálogo Trienal de Paraguay de 1652, ARSI Paraquariae 4/I 178.

[12] Catálogo Trienal de Paraguay de 1657, ARSI Paraquariae 4/1201v/, 210v.

[13] Par4/I 201v, 223: 1657 sic, 242v, 253, 307, 330v

[14] Par4/1189v, 210v, 233, 265, 288v, 316, 343.

[15] Par4/I 223-AGI Charcas 74-6-47. Carta del Gobernador Eclesiástico de la Diócesis de Asunción, doctor Adrián Cornejo, Pbro., a la Audiencia de Charcas. Asunción 24 de diciembre de 1661. Transcripción parcial en Pastells II, pp. 661-663 y Par4/II278, 307

[16] Sobre el proceso evolutivo de las misiones guaranís en general, pero aplicable de manera particular a cualquier otro región misionera en Indias, ver Javier Matienzo, Las Reducciones como antecedente de los municipios de Indios, en Cristina García Bernal y Sandra Olivero Guidobono (coords.), El mundo indiano: relaciones interétnicas, económicas y sociales. Sevilla: Universidad de Sevilla, 2009, pp. 547-564.

[17] Carta de Isidoro de Eraso al Rey sobre la destitución del Gobernador Robles. Buenos Aires, 24 de julio de 1678. AGI Charcas 60. Resumen en Pastells, III, p. 177.

[18] Carta de Robles al Rey refiriendo la llegada de la expedición de Altamirano y la ayuda de costa que se pretendía pagar. Buenos Aires, 20 de octubre de 1674 y Memorial del Procurador Donvidas al Rey solicitando un aviamiento fijo para las expediciones de misioneros. Madrid, 28 de julio de 1679. AGI Charcas 150. Resumen en Pastells III, pp. 94-95 y 227-228.

[19]Par4/II 307, 330v, Synopsis 668.

[20] Para la aplicación y adaptación del régimen de encomiendas y mit’a en las provincias del río de La Plata, ver Javier Matienzo, La encomienda y las reducciones jesuíticas de América meridional, en Temas Americanistas 21 (julio-diciembre 2008). Sevilla: Cátedra de Historia de América de la Universidad de Sevilla, pp. 66-84

[21] Cédula de 1675 en AGI Buenos Aires 3. Exhorto de Robles a Donvidas. Buenos Aires, 28 de junio de 1677; respuesta del Procurador electo Donvidas. Buenos Aires, 22 de junio de 1678 y Auto de Garro remitiendo testimonio de lo obrado al Rey, Buenos Aires s/f en AGI Charcas 131. Testimonio de las diligencias practicadas por los gobernadores de Buenos Aires don Andrés de Robles y don José de Garro en virtud a la RC de 20 de septiembre de 1675, con el Exhorto de Robles que incluye la Cédula de 1675; la excusa de respuesta del Provincial Donvidas suspendiendo la contestación hasta la celebración de la Congregación provincial. Buenos Aires, 30 de junio de 1677; la respuesta del procurador Donvidas señalando los inconvenientes de la medida; y el Auto de Garro remitiendo el expediente al Rey en AGI Charcas 278. Resumen de todos los documentos en Pastells III, pp 103, 131 y 187-190 respectivamente. Ver también Pastells III, pp. 234, 284-285 y 386-389. De un informe sobre las Constituciones de la Universidad de Córdoba que Garro como Gobernador de Tucumán remitía al Rey a mediados de 1678, poco antes del inicio de su oficio en Buenos Aires, se puede deducir su buena relación con los jesuitas

[22] Par7a 68, Par4/II 307, Par7 22vy 24vy AGI Charcas 150 Past III212-215, 306. Torre 539: navío NS del Rosario a cargo del Maestre Pedro de Egusquiza acompañado del pingüe SS Igancio y Francisco Javier como pateche del anterior administrador Bernardo de la Peña, ambos propiedad de Miguel de Vergara salieron de Cádiz el 20 de enero de 1677 y llegaron a Bs As el 12 de mayo de 1677, volvieron a salir probablemente a finales de 1678, llegando a Sevilla por mayo de 1679 Contratación 2427 y 1698 para el segundo. También Molina 24. Fue en los navíos del Capitán Miguel de Vergara AGI 74-5-6 Carta de Isidoro Eraso al Rey sobre la destitución del gobernador Robles. Buenos Aires 24 de julio de 1678 Pastells III, p. 177.

[23] Par4/II 343, Par4/II 379, 356, 384, 432v, Pastells III, 221-222 y ms6976 BNE

24 Relación sobre el estado de la reducción de los indios pampas, remitido por Don Andrés de Robles, Gobernador de Buenos Aires al su Majestad. Buenos Aires, 20 de abril de 1678 AGI 76-3-9. Resumen en Pastells III, pp. 162-164..

[25] AGI Charcas 150 e Indiferente General 2871: CR de concesión Buen Retiro 17 de mayo de 1679, Nómina de 2 de mayo de 1680 (56 sujetos más 3 procuradores), resúmenes en Pastells III, 309 y 214-215 y 304-308 respectivamente. AGI Contratación 5549: Despacho de embarque (57 sujetos más 3 repetidos 2procuradores) en Galán 271-273, ver también Pastells III, pp. 308-309. Se embarcaron en el navío NS del Pópulo y Santa Bárbara bajo la dirección del Maestre Pedro Galíndez en 18.9.1680. Era propietario Juan Tomás Miluti, viaje en conserva con el navío NS del Rosario y San Miguel y Las Animas del mismo propietario que salieron de Cádiz el 6 de octubre de 1680 (Torre 539). Llegaron a 9 de octubre y 21 o 25 de febrero (Molina 24, 71).

[26] 26Par4/II356, 379, 384, 391, 401, 432v, Ch2 157, 170, ULII, 436.

[27] Aunque este capítulo relativo a la ‘Misión del Chaco’, en el texto original de la anua se encuentra después del capítulo concerniente a la ‘Misión de Tarija’, en la presente transcripción se publica antes por dos motivos fundamentales; primero porque las labores de los jesuitas en esa región se desarrollaron con anterioridad a su labor en Tarija y porque sirvieron de antecedente para que los jesuitas paraguayos tomasen a su cargo la misión de Tarija que hasta ese entonces era atendida desde Perú. Labores preparatoria a esta misión del Chaco en Pastells III 168-169.

[28] Tanto el río Pilcomayo cómo el Bermejo desembocan en el río Paraguay. Únicamente el río Salado, límite meridional del Chaco desemboca en el Paraná. En cualquier caso, es de notar que hasta las primeras décadas del siglo XVIII y tras sucesivas exploraciones de los propios jesuitas como la de Arce y de Blende o la de Patiño, a  fin de conectar la Doctrina guaraní con la Misión de chiquitos, recién se adquiriría el preciso conocimiento geográfico del Chaco.

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