Reseña de la VII conferencia del Distrito 38 Realizada en Sucre (Capital de la república de Bolivia). Abril 1944
Ponencia del Rotary Club de Tarija «Los problemas del Sudeste en la post-guerra»
En los valles del oeste del Departamento de Tarija, y en los de las provincias de Chichas y Cinti, se han presentado dos fenómenos que se hallan íntimamente ligados: el descenso de la producción agrícola-ganadera y la emigración en masa de los campesinos, habiendo traído como consecuencia, la escasez de productos alimenticios para el consumo de los centros poblados, obligándolos a importar del exterior cantidades crecientes de ellos, con detrimento de su economía y de la economía general del país.
A primera vista se creía que la emigración de los campesinos obedecía a bajos jornales, nuevas vías de comunicación y otros factores; y el descenso de la producción agropecuaria se atribuía a falta de maquinaria, nuevos gravámenes, la competencia extranjera, etc.; sin embargo, nada de todo esto era verdad, pues realizado un detallado y serio análisis de la situación, se pudo comprobar que la causa única de ambos fenómenos era la destrucción de la flora y como consecuencia, la pérdida de la fertilidad del suelo.
Nadie se había dado cuenta que la vegetación era sistemáticamente destruida y en muchos casos arrasada por una serie de necesidades crecientes de la población o por erróneos hábitos y costumbres de los campesinos; de ese modo se agotaron los bosques, se destruyeron los prados y las fuentes de agua se secaron; los fenómenos meteorológicos se convirtieron en flagelos de los campos; el granizo, las heladas, las sequías, el viento, la falta de nebulosidad, las riadas, destruían cada verano, en pocos minutos, el esfuerzo de meses y muchas veces de años de trabajo paciente y rudo, trayendo el desaliento entre la población rural y el desconcierto económico.
Un descuidado y torpe manejo de la vegetación natural y del suelo, durante muchos años, había producido una serie de problemas económicos, sociales y políticos de muy difícil v costosa solución. Se había destruido el Agro, por una desmedida avaricia de las generaciones pagadas, que tomaron, lo que la Naturaleza les ofrecía, sin reponer sus dádivas
Localizado el problema, se pudo ver con la mayor claridad todos los detalles y relieves de él; las enormes áreas de suelo completamente erosionadas c inservibles para el cultivo; los ríos cada vez más llenos de ripio pero sin agua; las serranías desnudas de toda vegetación; las praderas destruidas y sin ganados, presentando la tierra un aspecto desértico. En ese ambiente deshecho por la mano del hombre y el castigo continuo de los meteoros desequilibrados, sencillamente no podía haber producción agropecuaria normal y mucho menos Seguir habitando nuestros campesinos en condiciones tan desfavorables
En una forma brusca y despiadada se presentó ante nosotros y en toda su magnitud, la pavorosa y trágica situación de nuestros valles del sudeste.
La solución de todos los complejos problemas era una sola: devolver la vegetación al suelo, cultivando praderas artificiales, haciendo grandes plantaciones de bosques; cuidando el desarrollo de la vegetación espontánea; limitando el pastoreo; suprimiendo enérgicamente el uso del hacha y suprimiendo las erróneas costumbres del campesino, como el uso del fuego en los trabajos de roza.
La obra es realmente enorme, quizá desproporcionada a la fuerza y capacidad económica de los pueblos afectados, pero, desgraciadamente, no existe otra solución al problema, de modo que es necesario encararlo y resolverlo mediante el esfuerzo conjunto de la Nación so pena de que se convierta, una vasta extensión del sudeste, en una región completamente desértica.
La complejidad del problema hace difícil su conocimiento y comprensión por la masa del pueblo y aún por los elementos dirigentes del país; de modo que, ha sido necesaria una larga, constante y tenaz propaganda para difundir sus principios, aclarar conceptos, describir en detalle sus factores y, sobre todo, convencer al pueblo mismo que es necesario, imperioso y urgente trabajar en su solución.
El problema que nos ocupa ya fue previsto por los grandes hombres públicos de América, desde hace muchísimos años. En Bolivia fue don Aniceto Arce quien lo afrontó introduciendo el eucalipto; Sarmiento en la Argentina; los Montt en Chile; Epitacio Pessoa en el Brasil, también hicieron grandes esfuerzos para la conservación de la flora en sus respectivos países; y por último. Jorge Washington recomendaba en su época a los estadistas de su gran Nación, que cuiden del árbol. Pero en esos años había mucha vegetación, mucho ganado en las praderas cubiertas de ricas gramíneas y quizá el problema era a la inversa: existía mucho bosque y se necesitaban tierras de labranza de modo que las advertencias cayeron en el vacío.
Como en esos tiempos el problema era más de prevenir que remediar no se pudo ni se pensó en crear una técnica para su solución, concretándose todo esfuerzo a una labor dilatante. Hoy que la devastación de la flora se puede decir que afecta a todo el continente americano en forma trágica, ya existe, aunque incipientemente una ciencia que se ha convenido en llamarla de «Conservación del suelo», que va adelantando rápidamente gracias a los técnicos de EE.UU. que son los más afectados por el fenómeno.
El Departamento de Tarija que viene sufriendo con mayor intensidad las consecuencias de haber perdido la vegetación en un área que abarca más de 250.000 hectáreas, se ha visto obligado a realizar esfuerzos por rehabilitar sus campos, creando al efecto una oficina especial que funciona bajo la dirección y supervigilancia de la Junta Agropecuaria Departamental.
En dicha oficina se vienen estudiando todos los aspectos y factores que afectan directa o indirectamente al problema de la rehabilitación de! suelo, habiendo podido comprobar después de uno y medio años de trabajo, que la labor sale de los límites de capacidad del departamento, porque son necesarias nuevas normas en el uso y posesión de la tierra y erogaciones cuantiosas que sólo el Estado puede y debe sufragar, puesto que los trabajos de reforestación han de durar largos períodos de tiempo, desde que las superficies a cubrir con vegetación también son enormes.
Pero, por la misma importancia de esta obra que afecta en forma absoluta a la población y por sus complicaciones a todo el país, creemos que tanto el Estado, como las prefecturas y municipalidades, deben contribuir a medida de sus posibilidades y necesidades en los trabajos de reforestación.
Comprobado el problema en toda su amplitud, es necesario que sea el Estado que acometa la organización de todas las labores de reforestación, para lo cual se debe crear en la sede del gobierno. la Dirección General de Bosques, Reforestación y Conservación del suelo.
La organización de esta entidad es urgente e inaplazable, desde que ella tiene que señalar la pauta de los trabajos de fomento agrícola que sólo se pueden desarrollar en un ambiente o habitat apropiado a los distintos cultivos. Para probar esto, es suficiente recordar las pérdidas anuales que sufren los viñateros de Camargo por el granizo, al punto que ningún propietario quiere seguir plantando vid en toda esa rica zona del país:
Para contrarrestar el flagelo de los meteoros es pues necesario intensificar los cultivos de invierno a riego, labor que se viene realizando también en los valles de Tarija, mediante el aprovechamiento de todo caudal de agua por pequeño que sea.
Una vez que se haya creado la Dirección a su vez General de Bosques, Reforestación y Conservación del Suelo, se crearán las oficinas respectivas en las zonas afectadas por el desbosque, adscritas a las oficinas de Fomento Agrícola que viene ya funcionando con gran éxito.
Indudablemente que los trabajos que realiza en Tarija, la Junta Agropecuaria Departamental han de servir en mucho a la orientación de la oficina fiscal de reforestación que se ha de crear allí, pues va adquiriendo experiencia y corrigiendo errores, defectos de organización, creando el ambiente psicológico que es indispensable para una labor en que interviene todo el pueblo.
Entre estos trabajos de la oficina de Tarija uno de los más interesantes, es el que se refiere a la propaganda que va creando en la población un sentimiento místico por el árbol Esta labor la dirige un empleado especial que es colaborado por los clubes escolares de fomento forestal que se hallan ya organizados en el 95 % de las escuelas rurales del departamento. La propaganda se realiza en forma y sistema comerciales mediante la edición de un modesto Boletín quincenal, por carteles, conferencias, circulares, artículos de prensa. audiciones de radio, etc. El efecto de este sistema de propaganda ha sido todo un éxito antes de dos años de labor, pues hoy en todo el departamento se tiene ya conciencia de la necesidad de cuidar la vegetación y plantar árboles; los viveros se han multiplicado por todos los valles del oeste y los propietarios se empeñan cada día más en arborizar sus fincas.
Existen ya muchas escuelas que cuentan con vivero propio de donde se venden las plantas de forestales para su respectiva zona de influencia y muchos propietarios que comenzaron comprando plantas en los viveros de la Junta, hoy han creado uno propio.
Los clubes escolares no sólo hacen el trabajo de viveristas, recolectores de semillas, sino también de policía forestal, comunicando cualesquier hecho que afecta a la vegetación a la autoridad competente.
Todo este trabajo se creía hace 18 meses casi imposible de realizar, sin embargo la propaganda lo hizo lo posible.
Esta modesta labor cumplida por la Junta Agropecuaria Departamental nos demuestra que nuestros pueblos pueden realizar una gran parte de los trabajos de reforestación, siempre que haya la dirección y colaboración del Estado.
Conclusión.
Por esta breve exposición sobre el problema fundamental del sudeste, creemos que el camino para su solución sería:
Primero.— La creación de la Dirección General de Bosques, Reforestación y Conservación del Suelo, por el Ministerio de Agricultura.
Segundo.— Que todas las entidades políticas, municipales y sociedades rurales del sudeste, organicen en sus respectivos distritos, servicios de reforestación y conservación del suelo.
Tercero.— Propiciar para que se vote la legislación pertinente, o sea el Código Forestal.
Jorge Paz Rojas