Del libro “ESTAMPAS CHAPACAS. Visiones y Versiones sobre la ciudad de Tarija” FAUTAPO, Casa de la Cultura de Tarija, Editorial El cuervo, 2013. ”
La Guerra del Pacífico en Tarija



Mi padre estaba ausente de Tarija, en los días de febrero de 1879, creo estaba en Potosí, de venida a Cinti y le sorprendió la Guerra. En consecuencia, fue el encargado de organizar las tropas de parte de Potosí, Cinti y la provincia Méndez de Tarija. En Cinti encomendó a las autoridades y a Carlos Romero, en San Lorenzo a su hermano Antonio, a Rosendo Antelo, al Dr. Gálvez, y Eulogio Vaca.
El 27 de Febrero de 1879, hubo grandes manifestaciones en Tarija, de todo el pueblo contra Chile, por la invasión a Antofagasta.
En la casa del coronel Estenssoro, de los Antelo, Colodro, había más noticias. Un día llegó una carta a la casa de Eulogio Vaca, contando que había problemas y que la política que nunca falta, está discutiéndose entre los jefes. Una noche se produjo una pelea. Un grupo de jefes recordaron muy bien al general Quevedo y a los chilenos. Esto era en el mes de septiembre a fines, y alguien hacia mala fama al gobierno señalando que lo que convenía hacer era una revolución contra el Presidente Daza. El coronel Miguel Estenssoro, contaba cuando regresó de la guerra, que él se opuso, y que por este motivo había sido intrigado ante sus superiores. Otro día, igual intriga hicieron contra el coronel Apodaca que era el Jefe del Estado Mayor. Con este motivo, se había ordenado la custodia del coronel Estenssoro y coronel Apodaca, y así ellos, fueron puestos en libertad, para contra el coronel Apodaca, se dejó la vigilancia. El coronel Apodaca había discutido en Consejo diciendo: “En este momento no conviene ninguna perturbación política, ahora tenemos que ganar la guerra, sin hacernos revoluciones internas”. Cuando se exigió una votación, votaron contra la revolución del coronel Miguel Estenssoro, el coronel Apodaca, y mi padre y otros jefes de Tarija.
Fue el coronel Estenssoro, el que organizó las tropas de Tarija, para que vayan a la Guerra del 18. El problema que había en esos días era que muchos muchachos se presentaron, pero había orden de no llevar gente joven y que no le correspondía por ley. Los muchachos de Tarija se enojaron, por lo que no fueron, por lo que no fueron recibidos en el cuartel. El coronel Estenssoro, les decía de buenas “Hijos, a ustedes todavía no les toca, esperen, ya los llamaremos...” pero los jóvenes se iban de mala gana. Muchos escribieron a mi padre. La mayoría de esos jóvenes tenía menos de 17 años. El Escuadrón Méndez, fue comandado por el coronel Gustavo Villegas, militar de Chichas y por el coronel Mariano Colodro, y cuando estuvo todo organizado se fue rumbo a Cotagaita.
Cuando partió el Batallón de Tarija y el Escuadrón Méndez, había un canto muy lindo que era así:
Enjugad tus lágrimas sanlorenseña
Enjugad tus lágrimas mujer cinteña
Que los héroes volverán
Que los héroes regresarán.
Todos los tarijeños fueron a ingresar en las fueras de la Quinta División, que debía juntarse en Cotagaita. Esta división tenía muchas armas, desde las luchas de Melgarejo que quedaron en el Sud, y las que fueron introducidas de la Argentina por mi padre y mi tío Antonio. Era la División mejor armada, según decía, el coronel Estenssoro, en carta a sus familiares y amigos. Y el regimiento aún más armado era el Ayacucho, que comandaba mi padre el coronel Lino, tenían armas nuevas, muchas, y estaba compuesto de tarijeños, potosinos y cinteños. A este batallón se plegaron 300 indios de Potosí, de manera que el Ayacucho era todo el ejército más el Escuadrón Méndez.
El Escuadrón Méndez y su historia
El Escuadrón Méndez, nació con el guerrillero Moto Méndez, fue una fuerza esporádica, nunca fue después de la independencia nacional, una entidad regular. Yo no recuerdo si fue el Cura de los Reyes, quien bautizó al Moto Méndez y le instigó formar parte de las luchas de la Independencia o alguno de su familia. Conocía un documento que tenía mi abuelo en el que constaba que alguna persona relacionada con el Cura Reyes de San Lorenzo, que fue algo de la casa del Naranjo, creo mi abuelo, era quien reunió las tropas, de Tarija, juntamente con los Echazú y el Dr. Pérez, para juntarlas al Ejército Auxiliar Argentino. Mi abuelo, esto sé bien, había llevado de San Lorenzo 200 soldados para la acción de Suipacha.
Yo supongo que Méndez, era un joven allá por el año 1810. Contaba mi padre que su papá fue quien trajo una comunicación de la Argentina con noticias de la Revolución, y que con este motivo se reunió el Cabildo de 1810 el día 23 de junio. El autor del Cabildo fue el Dr. Mariano Antonio Echazú, de cuya familia es la segunda esposa de mi padre, doña Luisa Serrano Echazú viuda de Morales.
En el mes de noviembre corrió la voz en la División que venía don Aniceto Arce a encontrar a la División, y que ésta, marchaba a encontrar a Arce. El día 13 de noviembre llegó, decía mi padre, una comunicación del general peruano Juan Buendía y del Presidente Hilarión Daza, ordenando que la Quinta División marche sobre Pisagua, ya que antes no había marchado sobre Calama, pese a las órdenes que tenía el Comandante. La orden la trajo un Capitán Ugarte, contaba el coronel Estenssoro, dijo que daba licencia a algunos jefes, si se sentían enfermos. Ninguno de los jefes se sintió afectado de salud, por ello, continuaron en la División. En la noche del día 15 de noviembre ya la división estaba partida.
El comandante dispuso desde el día 14 la marcha del Regimiento Ayacucho, el Escuadrón Méndez, los indios y parte de Tarija, hacia el Desierto, donde se sabía que estaba una fuerte tropa chilena. La otra parte de la División, debía marchar al norte. Cartas que llegaron a Tarija, mucho después que había peleas en la División, porque la gente no deseaba ir al norte, hacia Oruro, sino hacia el Desierto o bien hacia Tarapacá, y las discusiones eran en relación a don Aniceto Arce.
Las patrullas que fueron el día 9 de noviembre hacia el Desierto, hacia Calchas Blancas, regresaron el mismo 14 de noviembre dando nuevas que el ejército chileno venía hacia Potosí. Otras patrullas escalonadas venían por mi padre el coronel Morales, estuvieron rastreando junto a los indios de la región, los movimientos de los chilenos, y por consejo de los indios, los bolivianos que marcharon en el Ayacucho, Escuadrón Méndez y otras tropas, esperaron en una especie de hondanada, en cuyo fondo había una “cocha de agua” calculando que los chilenos vendrían sedientos a tomar agua. Así fue, decía Eulogio Vaca y otros ex combatientes de ese acto, llegaron al anochecer en la suma de unos 1300 hombres. Mi padre que era el jefe de las fuerzas bolivianas, les esperó bien disimulado, decía el coronel Apodaca, y dice así su memoria, y cuando menos pensó el enemigo abrió fuego contra ellos, desbaratándolos. Los chilenos perdieron en esa batalla de las cercanías de Calchas Blancas, unos 800 hombres y el resto de su ejército murió en la retirada a sus bases.
Inmediatamente se mandaron partes hacia la División. La División fue encontrada varios días después, pero los partes no fueron publicados en los periódicos de Bolivia, lo que causó una gran pena.
Cuando pasó el tiempo y vino a Tarija, el auditor Manuel Alba entre 1880 o 1881, más o menos, no recuerdo exactamente la fecha, se supo que redactaba un Diario de la Quinta División, y se supo su contenido y la gente protestó mucho por la omisión que hacía de las acciones que dieron brillo a la historia de Tarija, como ser la batalla de las cercanías de Canchas Blancas, la única batalla realmente ganada de la guerra del 79 en la que tarijeños, cinteños y potosinos fueron los héroes bajo el mando de mi padre el coronel Morales. Muchos heridos que aún no sanaron de esa guerra, otros cojos, unos 120 fueron en masa protestar contra ese Diario tendencioso. El Dr. Alba, que fue el hombre de confianza del jefe de la Quinta División, contestó que “tenía expresas instrucciones de hacer la memoria conforme estaba y que él sentía mucho tener que omitir lo que justamente reclamaban los tarijeños”. Posteriormente se supo que ya en noviembre de 1879, cuando Arce, Camacho y el jefe de la Quinta División, entraron en inteligencia, el jefe de la Quinta División resolvió eliminar de las glorias de la historia a sus forjadores, en vista que los Jefes de Tarija, no querían política en el ejército sino vencer a Chile, y por tal razón, se llegó inclusive por los triunfadores en la derrota a borrar el nombre de héroes, acciones, hechos de la historia nacional y redactarla conforme venía al momento, contra todo eso, mi padre que estaba lejos de Tarija, se puso en contra para impedir la desfiguración de la verdadera historia y oponerse a las consignas internacionales que hacían la derrota de Bolivia, pero nada pudo, la chilenización de Bolivia era más fuerte que la acción aislada de la lucha con fe en defensa del Litoral.
Quiero recordar la excelente conducta que tuvo León Arce al lado de mi hermano Gil Morales (Teniente) que estuvo en la guerra del 79, y los tarijeños en la batalla de Calchas Blancas.
La vuelta de la Guerra
Los heridos llegaron por partidas y dispersos, todos volvían con amargura por el desorden y protestaron por la politiquería de la que antes se ocupaban los altos Jefes y olvidaban al Ejército. La mayoría de esos héroes no recibieron paga, pero bendecían el nombre del coronel Miguel Estenssoro, del coronel Colodro, de Villegas y especialmente de mi padre. Aunque estaba totalmente desalentados, derrotados moralmente, no por la derrota misma de la guerra, sino por lo que vieron: las peleas de los jefes bolivianos por quien toma primero el gobierno, sin importarles la suerte de la patria. Este fue el recuerdo triste que tenía de los acontecimientos que siguieron después de la retirada de Camarones, y la desmoralización del “ejército boliviano”, después de la Batalla del Alto de la Alianza, y las intrigas que habían en Tacna entre los bolivianos, para hacer la revolución y quién se acomoda primero y con quién.
Lo más penoso de todo, fue cuando la Quinta División tan esperada en Pisagua, en San Francisco y en todo ello, nunca llegaba, y las esperanzas que había en todo ese tiempo de verla aparecer de un momento a otro, y por último cuando llegó, para ir a los últimos esfuerzos, en el Alto del Alianza, estaba desmoralizada, y aún más anarquizada cuando se vio la revoluciones de Silva y Matos, y los licenciamientos de los jefes y tropas que parecían no de mucha confianza para el alto mando de Bolivia.
Por último, cuando los combatientes llegaron a Tarija, estaban deshechos y pobres. En el Gobierno estaban antiguos políticos melgarejistas, aunque esto pasó, después de un tiempo, pero mientras tanto, gran parte de los defensores de la Patria, se fueron a la Argentina, y en su mayoría murieron en la extrema pobreza.
Recuerdo que un año, creo que cerca de 1898 o 1899, la casa de mi padre como la del General Jofré, del Dr. Mogro, de don José Arce, de los O’Connor, fueron casi saqueadas y mucha gente tuvo que emigrar a la Argentina.
He ahí mis recuerdos del pasado a mis 103 años de vida en la ciudad de Tarija, a los catorce días del mes de Noviembre de 1966...
En: Morales viuda de Pantoja, Isolina, Tarija y la Guerra del Pacífico-, 1966.