Las opciones turísticas de Tarija
Parece que Tarija, pensando con seriedad en su destino y apuntalada por una acción edilicia inteligente, está aprendiendo a valorar los rumbos ciertos y posibles que puedan encaminarla hacia un futuro de evolución y progreso sostenidos.
Ese futuro nuestro es el turismo. Pero un turismo que no sea el resultado de un trasegamiento de "paquetes" acomodados a la capacidad económica de los pueblos desarrollados y capaces de mostrar espectaculares escenarios a los que se puede llegar por tierra y aire con las comodidades e itinerarios apropiados. Si pretendemos hacerlo así, corremos el riesgo cierto de otra esperanza fallida.
La insoslayable realidad de marginalidad y olvido, machaconamente reiterada y proseguida a través de nuestra historia como pueblo y como región, nos da sólo por ahora el resquicio de lograr metas turísticas asentadas en certezas y posibilidades ciertas.
¿Cuáles son esos fundamentos valederos?:
Un clima privilegiado dentro de un contorno nacional y de países vecinos urgidos por los excesos quemantes o ateridos de los llanos y las altiplanicies; la condensación dentro del marco del valle central de su bello y sereno paisaje aglutinador de horizontes geográficos quebrados y cambiantes reunidos en un singular equilibrio.
Una ya vieja historia de vida urdida en el entramado fecundo de sus tradiciones y costumbres que siempre supieron guardar el eco andaluz en el uso colectivo del idioma castellano, en el latir constante de una fe católica que supo conservar intuitivamente los valores religiosos manifestados en la proverbial sencillez, en la bondad y cordialidad de la condición humana chapaca; en el requiebro expresivo de sus penas y alegrías en el tañido de sus instrumentos nativos, de su violín y de su guitarra.
La relación económica, social y humana, durante el transcurso de su historia colonial y republicana, con los demás centros geográficos y étnicos del país, así como su acentuada y larga trabazón con la nación argentina como consecuencia de haber sido históricamente el lugar de paso obligado entre el Alto Perú y los llanos del Plata y posteriormente por las migraciones constantes y urgidas por necesidades de trabajo y de vida que determinaron traslados masivos de los tarijeños hacia el llano. Ellos, condicionaron obviamente en la nación vecina un encuentro y fusión de familias y culturas que se manifiestan nítidamente en la actualidad, con .porcentajes demográficos muy altos.
Un efectivo y notorio cambio de la imagen de la ciudad de Tarija, logrado por la última gestión municipal, que va transformando su escenario urbano con provisiones que mejoran los índices sociales de vida y configuran una presencia ciudadana asequible a la promoción del turismo.
En el nivel intercontinental, la prodigiosa reserva fosilífera todavía no enteramente reconocida a nivel mundial por los paleontólogos y estudiosos. También, paradojalmente, la presencia a las puertas de la ciudad de un proceso erosivo de dramáticos alcances en cualquier lugar en que viva el hombre.
Esas son, dentro de mi poco ilustrado criterio, las mejores cartas que podemos mostrar al propósito de encaramiento objetivo de la promoción del turismo. Es que nuestra realidad de desamparo, la absoluta falta de caminos asfaltados, de estructuras y previsiones necesarias, hacen nomás necesaria una ubicación racional en las alternativas que la realidad nos ofrece.
Formulemos entonces acciones cuerdas y operables que tiendan, como nos lo muestra el cada vez mayor flujo de personas que nos visitan en los últimos años, a lograr un horizonte turístico que se fundamente en el clima, en la belleza de los escenarios naturales vallunos, en la identidad humana que nos distingue, en las realizaciones culturales y en todo aquello que nos aúna y reúne espiritualmente con los hermanos de nuestra Patria y los hombres de las naciones vecinas que nos consideran parte de su vida, de su familia, de su historia, de sus sueños y de sus recuerdos. Y dejemos por ahora de lado otras consideraciones como aquellas de un "turismo de aventura", porque actualmente el visitante que logra arribar por tierra a nuestra región ha realizado ya una osada y audaz aventura.
Culminamos con estas aventuradas y quizá también osadas consideraciones que seguramente no tienen cabida en el aparatoso y computarizado andamiaje del turismo internacional, puntualizando algunas sugestiones que nos parecen importantes:
1.- Difusión de una buena y madurada información acerca de las bondades climáticas, geográficas, humanas y culturales de la región.
2.- Acercamiento y contactos periódicos con las instituciones que a nivel nacional fomentan el desarrollo turístico y con las instituciones estatales y provinciales de países vecinos integrados a una historia y una vida común relacionadas.
3.- Promover y lograr de una buena vez la terminación de la vía asfaltada que vincule a Tarija con Potosí y Bermejo, porque ella nos tiene que dar la posibilidad de unirnos plenamente con la Patria y la nación vecina que puede encausar un acentuado flujo turístico.
4.- Construcción del Centro Cultural y de Convenciones ya diseñado por la comuna tarijeña.
5.- Enmarcamiento de todo proyecto que busque canalizar el turismo a Tarija, dentro del entorno de nuestras creaciones culturales.
6.- Conjuncionar dentro de nuestro diseño de vida, de identidad proseguida a lo largo del tiempo y de tradiciones comunes, a todas las regiones vecinas de Tarija que tienen nuestras mismas costumbres y formación heredada al paso del tiempo, como ocurre con Villa Abecia, Camargo, Culpina, Tupiza y Cotagaita, a los efectos de planificar propósitos comunes de promoción turística.