En memoria de Jorge Duran
Una tímida luna entraba por la ventana frente a la larga mesa de CantaBar



Una tímida luna entraba por la ventana frente a la larga mesa de CantaBar, recinto en el que amigos, cantantes y aficionados a la música se daban cita los viernes al caer la tarde; algunos portando guitarras, violines y acordeones, para celebrar cumpleaños, acontecimientos, o simplemente tener una velada agradable. Un toque de amistad y camaradería se apoderaba del lugar, y en alas de inusitado orden brotaban las canciones y acordes musicales, en alternancia con el consumo de licores favoritos.
En el vendaval de los días pasan los meses y se te extraña, George, vuelve guitarra en mano, no te olvides de nosotros ni de los lugares en que transcurrió tu existencia, amable y apasionada por el canto y la guitarra, así como por el amor familiar.
Remontas otro cielo junto a multitud de seres que la pandemia impía se llevó a cuestas, dejando luto y dolor en los hogares que aún no saben de consuelo ni resignación. ¿Qué espesa y turbia nube asoló al planeta Tierra y le robó la quietud, que aún no puede ser totalmente revertida?
¿Dónde andará tu bohemia, tu sinsentido de vida calma, alegrías por todo lo alto, y tu bota de vino circunstancialmente pegada al pecho...? ¿Dónde los días compartidos entre amigos, que sin ti se resisten a morir y permanecen indelebles en el recuerdo...?
Guitarra en mano retorna, vuelve a cantar penas musicalizadas en zambas interpretadas con tu voz potente e inagotable, a reanimar a la novia que dejaste sorprendida, mustia y apenada debido a tan rápida partida, a acariciar rostros inolvidables, a suspirar por viejos amores, a costurar corazones rotos en tu Irpavi volátil en el edificio Señor de Mayo cargado de gradas, sin ascensor que te conduzca al ámbito donde tu alma mora. Recuerdo que nos pusimos el hombro a fin de formular reclamos a la Mutual que, inoperante y dilatoria, retaceó su concurso para liberar departamentos en propiedad horizontal en desmedro de ocho familias, no obstante que los copropietarios solventamos en su totalidad las obligaciones contraídas por el constructor, individuo que incumplió cuotas del financiamiento.
El último día del pasado mes de septiembre me acordé de tu aniversario natal, pero la maldita pandemia nos arrebató tu presencia hace poco más de un año. Qué pena, querido amigo, no poder celebrar en tu día por tan apresurado viaje al más allá. Como vano consuelo quedan en la memoria los mejores recuerdos, perfumados por melodías. Adiós Jorgito, a personas como tú, sencillas y buenas no se las olvida y permanecen por siempre en el corazón. Tus canciones, tu voz y guitarra nos acompañarán en tanto tengamos un hálito de vida, hasta el reencuentro en ignoto mundo.