Pedrito todo un hombre
En un bosque muy lejano, Juan él leñador



En un bosque muy lejano, Juan él leñador tenía su casa y en ella también se cobijaba su mujer y su único hijo Pedrito, que apenas contaba con siete añitos.
Cierto día como era de costumbre y obligación para el leñador, abandonaba la casa y se introducía al bosque Pues allí, la caza y la pesca era más fácil pero ese día iba a ser distinto, muy distinto.
Pedrito justamente en la mañana decidió ir a recoger moras junto a su madre.
La mañana estaba radiante, Pedrito feliz corría cantaba y bueno amaba a la naturaleza, algo más no podía pedir ella todo tenía, todo le daba.
Entrada la tarde, Pedrito y su madre comenzaron a preocuparse por Juan, que casi nunca volvía tan tarde y ya estaba cerca la noche.
Pasaron minutos y tal vez horas, algo había que hacer Pedrito no se dejó estar y preguntó a su madre si podía ir a ver a su padre que tal vez necesitaba ayuda su madre comprendiendo la angustia de su pequeño hijo le dijo, sí, ve hijo pero con mucho cuidado, no te alejes mucho de la casa le recordó.
Pedrito sin esperar más tomó una vieja escopeta con la que solía cazar junto a su padre y despidiéndose de su madre se alejó; había que apurarse, el camino conocía porque varias veces había acompañado a su padre los peligros tampoco los desconocía, mientras más corría más entraba al bosque, pasaron los minutos y pronto llegó al lugar donde pensaba encontrar a su papá pero allí no había nadie.
El rió corría silencioso, como callando lo que había pasado
Ahora sí Pedrito se encontraba más preocupado. Dando un rodeo comenzó a llamar a su papá, respuesta no había, cuando de pronto junto a un árbol caído él estaba allí, por un segundo Pedrito pensó lo peor pero al llegar junto a él, advirtió que estaba con vida
Su padre al verlo, sonrió de felicidad, sin importarle de su pierna rota.
Pedrito entonces comprendió lo que había pasado, una gran rama aprisionaba a su padre y había que moverla, lo más pronto mejor.
Pedrito sin esperar instrucciones, buscó un palo y haciendo palanca liberó la pierna de papá
Qué feliz se sentía Juan de tener un hijo que pese a su corta edad sabía lo que hacía.
Pedrito busco pequeñas ramas y con raíces entablilló la pierna de su padre, ahora lo único que faltaba era un bastón.
Una vez con el mismo ayudó a su padre a ponerse de pie, el dolor era intenso, pero había que demostrar lo contrario; pensaba Juan.
Lentamente se encaminaron a la casa, una penosa marcha pero Pedrito se sentía fuerte como nadie y animaba a su padre a sacar fuerzas para llegar a su hogar.
Una vez recostados en el lecho de su cama, los padres de su gran hijo comentaban que Pedrito ya no era un niño, sino todo un hombre.