Poemas de Óscar Alfaro en el centenario de su nacimiento
Lunareja, lunareja,



LA JIRAFA
Lunareja, lunareja,
salpicada de luceros,
con las patas en la tierra
y la cabeza en el cielo…
LOS CARACOLES
Diminutos escolinos,
que cruzan en caravana
por los senderos floridos
con su mochila en la espalda.
OTOÑO
Por obra de encantamiento
se han convertido las hojas
en bandadas de aves rojas
que van volando en el viento.
LA CALDERA
Ensaya todos los gorjeos,
alzando al cielo el corvo pico,
como si fuera un mirlo negro
sobre un rosal de fuego vivo.
LA CIGARRA
Oculto en algún ramaje
un soldadito de vidrio,
dispara a los caminantes
su metralla de sonidos.
LOS HIGOS
Negritos muertos de risa,
que se cuelgan de las ramas,
tienen rota la camisa
y muestran su panza blanca.
LA PELOTA
La luna cayó del cielo
sobre el patio de la escuela.
Y embriagados de contento,
los niños juegan con ella.
EL FÓSFORO
Brota un clavel en el aire
como un penacho sangriento,
dura tan sólo un instante
luego se esfuma en el viento.
EL TROMPO
Lanzado por un cintillo
Cayó del cielo serrano
El iris como un ovillo
para bailar en mi mano.
Y el trompo suelta collares
De notas y de rumores.
Las notas se hacen colores
Y los colores, cantares.
Es un clarísimo prisma
Y un remolino que ronda
Como una canción redonda
Que gira sobre sí misma.
Y por un sólo momento
Yo soy un Dios soberano
Que hace bailar en su mano
El trompo inmenso del mundo.
EL SAPO
Con sus pupilas de cobre
Empapadas de dolor,
Yo lo vi llorando sobre
El cadáver de una flor.
Desde tiempo inmemorial
Este viejo enamorado
Vivió siempre arrodillado
A los pies del rosedal.
Y, en el campo del honor,
Venció a fieros batallones
De apasancas y escorpiones
Por la rosa de su amor.
¡Pero gentes despiadadas
Una roja tarde en flor,
Lo mataron a pedradas
En el huerto del dolor!
LA MUERTE DEL GENIO
Entre mis redes cayó una estrella
Grita una araña saltando al aire
Y alza en sus patas una luciérnaga
Que lanza lluvia de claridades
-Aquí te cuelgo como una lámpara
Sobre la gloria de mis telares
Para que alumbres toda la noche
-¿Quieres que alumbre mi propia cárcel?
Si tú me amarras con tus cadenas
Antes del alba voy a apagarme
¿O acaso piensas que estando presa
Podrá mi alma brillar como antes?
Y al otro día del bicho de oro
Únicamente cuelga el cadáver
Pues solamente los genios brillan
¡Donde no mueren las LIBERTADES!