Libros de la Biblia San Juan
Autor: Juan Fecha: 85 – 90 d.C. Tema: El Hijo de Dios Lugar: Palestina El libro de Juan nos habla de la deidad de Cristo y comienza con la creación: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (1:1). “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los...



Autor: Juan
Fecha: 85 – 90 d.C.
Tema: El Hijo de Dios
Lugar: Palestina
El libro de Juan nos habla de la deidad de Cristo y comienza con la creación: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (1:1). “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (1:4).
La primera mitad del libro se centra en señales milagrosas:
El agua convertida en vino en una boda en la pequeña aldea de Caná (2:1-8)
La sanidad del hijo del hombre noble (4:46-54)
La sanidad del paralítico de Betesda (5:2-9)
La alimentación de la multitud (6:1-13)
Jesús anda sobre el mar (6:16-20)
La sanidad del hombre ciego de nacimiento (9:1-7)
La resurrección de Lázaro (11:38-44)
“Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro” (20:30).
En los días anteriores a su muerte, capítulos 12 al 17, Jesús se centra en la enseñanza a sus discípulos sobre la divina tarea, la importancia a estar unidos a Él: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (14:6). Sobre la venida del Espíritu Santo: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (14:26).
En el capítulo 17, Jesús ora por sus discípulos: “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son,” (17:9).
Jesús es arrestado, juzgado y crucificado para que se cumpliesen las Escrituras: “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed” (19:28).
Tres días más tarde, Él resucita apareciéndose a María Magdalena: “Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios” (20:17). Luego se presentó a sus discípulos (capítulo 21).
El Señor resucitado instruye a Pedro para asumir la responsabilidad como líder del grupo de creyentes, y alimentar a sus ovejas, su pueblo: “Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos” (21:15).
Juan escribe para que los lectores crean en Jesús como su Dios y Salvador: “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (20:31).
Nosotros sólo teniendo relación con Jesús podremos experimentar a Dios. Si recibimos a Cristo en nuestras vidas, nos convertiremos en hijos de Dios.
Fecha: 85 – 90 d.C.
Tema: El Hijo de Dios
Lugar: Palestina
El libro de Juan nos habla de la deidad de Cristo y comienza con la creación: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (1:1). “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (1:4).
La primera mitad del libro se centra en señales milagrosas:
El agua convertida en vino en una boda en la pequeña aldea de Caná (2:1-8)
La sanidad del hijo del hombre noble (4:46-54)
La sanidad del paralítico de Betesda (5:2-9)
La alimentación de la multitud (6:1-13)
Jesús anda sobre el mar (6:16-20)
La sanidad del hombre ciego de nacimiento (9:1-7)
La resurrección de Lázaro (11:38-44)
“Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro” (20:30).
En los días anteriores a su muerte, capítulos 12 al 17, Jesús se centra en la enseñanza a sus discípulos sobre la divina tarea, la importancia a estar unidos a Él: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (14:6). Sobre la venida del Espíritu Santo: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (14:26).
En el capítulo 17, Jesús ora por sus discípulos: “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son,” (17:9).
Jesús es arrestado, juzgado y crucificado para que se cumpliesen las Escrituras: “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed” (19:28).
Tres días más tarde, Él resucita apareciéndose a María Magdalena: “Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios” (20:17). Luego se presentó a sus discípulos (capítulo 21).
El Señor resucitado instruye a Pedro para asumir la responsabilidad como líder del grupo de creyentes, y alimentar a sus ovejas, su pueblo: “Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos” (21:15).
Juan escribe para que los lectores crean en Jesús como su Dios y Salvador: “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (20:31).
Nosotros sólo teniendo relación con Jesús podremos experimentar a Dios. Si recibimos a Cristo en nuestras vidas, nos convertiremos en hijos de Dios.