Brasil afirma que ya pagó los 1,7 TCF de gas que aún no retiró
La reiteración de la Agencia Nacional del Petróleo (ANP) del vecino país de Brasil sobre las dudas en la fiabilidad de Bolivia como socio para abastecer los mercados ha destapado la caja de los truenos, y no tanto por las críticas, que se enmarcan en la nueva relación política en...



La reiteración de la Agencia Nacional del Petróleo (ANP) del vecino país de Brasil sobre las dudas en la fiabilidad de Bolivia como socio para abastecer los mercados ha destapado la caja de los truenos, y no tanto por las críticas, que se enmarcan en la nueva relación política en construcción, sino porque ha dejado claro en su informe que Bolivia debe cumplir con los volúmenes no recogidos pero sí pagados a lo largo de los 20 años de contrato en vigor.
Según datos del Ministerio de Hidrocarburos, resta enviar a Brasil cerca de 1,7 TCF (Trillones de Pies Cúbicos), lo que en su momento le sirvió al Ministro Luis Alberto Sánchez para rebajar la presión sobre el fin del contrato más importante del país sin haber alcanzado una alternativa ni en exportación ni en industrialización para los ingresos. En la actualidad, con precios bajos, todavía reporta más de mil millones de dólares al año, mientras que en los años del “súper ciclo” entre 2012 y 2014 llegó a reportar hasta 3.000 millones de dólares.
Política y negocios
El contrato entre Bolivia y Brasil, firmado en 1996 y vigente hasta 2019, establece un volumen mínimo de compra de 24 millones de metros cúbicos por día (MMmcd) y un máximo de 30,08 MMmcd. El compromiso finalizaría en julio y la cláusula 12 del contrato de exportación establece que recién una vez concluido el contrato se tendrá un periodo adicional de 12 meses para la reposición de la energía pagada y no retirada por Petrobras.
El contrato ha estado vigente durante 20 años en los que ha pasado casi de todo, pero se ha llevado adelante sin sobresaltos, los pocos incumplimientos iniciales fueron entendidos por las partes y posteriormente no ha habido inconvenientes. La situación además ha sido casi idílica desde 2005 hasta 2016, cuando han coincidido los gobiernos de Evo Morales y Lula da Silva primero y con Dilma Rousseff después, periodo en el que normalmente se han pedido los máximos solicitados por el contrato.
Tras la caída de Dilma y la asunción de Michel Temer, de un ala contraria, las nominaciones se ajustaron a los 24 millones de metros cúbicos y solo los inicios de año, por el volumen de las represas en Brasil, se redujeron esos márgenes. Con la llegada de Jair Bolsonaro en enero se espera una reducción a la mitad de lo nominado, según anunciaron sus nuevas autoridades del sector.
Las reiteradas declaraciones de la ANP, sembrando dudas sobre las capacidades de Bolivia, se enmarcan precisamente en la nueva dirección política del país, gobernado por el ultraderechista - liberal en lo económico, conservador en lo social - Jair Bolsonaro.
“Tal indefinición acerca del volumen a ser recontratado proveniente de Bolivia es un factor que dificulta la contratación privada y, por lo tanto, el surgimiento de nuevos agentes ofertantes en Brasil”, afirma el ente regulador.
A finales de 2018 el ministro Sánchez firmó diferentes memorándum con Estados y empresas privadas por volúmenes menores, salvo con Shell, que de alguna manera se garantizó mercado para el gas que espera encontrar en el Jaguar – Huacareta – Entre Ríos – Tarija.
Los analistas señalan que el protocolo de convenios y compromisos futuros resultan actos de gestión política que las empresas privadas aceptan como parte d su relacionamiento comercial, pero que finalmente lo único serio es el contrato.
¿Qué pasará con las regalías?
Una duda recurrente que el Ministerio y YPFB no resuelven es qué pasará con las regalías a liquidar por el gas todavía no entregado. El Ministerio de Hidrocarburos dice que falta por entregar 1,7 TCF y el contrato establece conciliación a partir del vencimiento. Si como afirma la ANP, los volúmenes ya fueron cancelados aunque no entregados, y si las regalías se cancelaron a los departamentos respecto a lo efectivamente pagado, el gas a entregar no tendrá contraprestaciones para el país ni sus regiones.
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Según datos del Ministerio de Hidrocarburos, resta enviar a Brasil cerca de 1,7 TCF (Trillones de Pies Cúbicos), lo que en su momento le sirvió al Ministro Luis Alberto Sánchez para rebajar la presión sobre el fin del contrato más importante del país sin haber alcanzado una alternativa ni en exportación ni en industrialización para los ingresos. En la actualidad, con precios bajos, todavía reporta más de mil millones de dólares al año, mientras que en los años del “súper ciclo” entre 2012 y 2014 llegó a reportar hasta 3.000 millones de dólares.
Política y negocios
El contrato entre Bolivia y Brasil, firmado en 1996 y vigente hasta 2019, establece un volumen mínimo de compra de 24 millones de metros cúbicos por día (MMmcd) y un máximo de 30,08 MMmcd. El compromiso finalizaría en julio y la cláusula 12 del contrato de exportación establece que recién una vez concluido el contrato se tendrá un periodo adicional de 12 meses para la reposición de la energía pagada y no retirada por Petrobras.
El contrato ha estado vigente durante 20 años en los que ha pasado casi de todo, pero se ha llevado adelante sin sobresaltos, los pocos incumplimientos iniciales fueron entendidos por las partes y posteriormente no ha habido inconvenientes. La situación además ha sido casi idílica desde 2005 hasta 2016, cuando han coincidido los gobiernos de Evo Morales y Lula da Silva primero y con Dilma Rousseff después, periodo en el que normalmente se han pedido los máximos solicitados por el contrato.
Tras la caída de Dilma y la asunción de Michel Temer, de un ala contraria, las nominaciones se ajustaron a los 24 millones de metros cúbicos y solo los inicios de año, por el volumen de las represas en Brasil, se redujeron esos márgenes. Con la llegada de Jair Bolsonaro en enero se espera una reducción a la mitad de lo nominado, según anunciaron sus nuevas autoridades del sector.
Las reiteradas declaraciones de la ANP, sembrando dudas sobre las capacidades de Bolivia, se enmarcan precisamente en la nueva dirección política del país, gobernado por el ultraderechista - liberal en lo económico, conservador en lo social - Jair Bolsonaro.
“Tal indefinición acerca del volumen a ser recontratado proveniente de Bolivia es un factor que dificulta la contratación privada y, por lo tanto, el surgimiento de nuevos agentes ofertantes en Brasil”, afirma el ente regulador.
A finales de 2018 el ministro Sánchez firmó diferentes memorándum con Estados y empresas privadas por volúmenes menores, salvo con Shell, que de alguna manera se garantizó mercado para el gas que espera encontrar en el Jaguar – Huacareta – Entre Ríos – Tarija.
Los analistas señalan que el protocolo de convenios y compromisos futuros resultan actos de gestión política que las empresas privadas aceptan como parte d su relacionamiento comercial, pero que finalmente lo único serio es el contrato.
¿Qué pasará con las regalías?
Una duda recurrente que el Ministerio y YPFB no resuelven es qué pasará con las regalías a liquidar por el gas todavía no entregado. El Ministerio de Hidrocarburos dice que falta por entregar 1,7 TCF y el contrato establece conciliación a partir del vencimiento. Si como afirma la ANP, los volúmenes ya fueron cancelados aunque no entregados, y si las regalías se cancelaron a los departamentos respecto a lo efectivamente pagado, el gas a entregar no tendrá contraprestaciones para el país ni sus regiones.
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