Bolivia ingresa al museo mundial del vino en Francia
Situada en Burdeos - Francia, La Cité du Vin (Ciudad del Vino) es una infraestructura cultural inédita dedicada al vino como patrimonio universal y vivo del mundo. Ofrece un viaje espectacular alrededor de los países, a través de las épocas, en todas las culturas, y es aquí donde ha...
Situada en Burdeos - Francia, La Cité du Vin (Ciudad del Vino) es una infraestructura cultural inédita dedicada al vino como patrimonio universal y vivo del mundo. Ofrece un viaje espectacular alrededor de los países, a través de las épocas, en todas las culturas, y es aquí donde ha ingresado recientemente un vino boliviano, cuyas raíces están en la comunidad de Santa Ana.
El gerente comercial de Bodegas Kohlberg en Tarija, Herbert Kohlberg, llegó hasta las oficinas del periódico El País orgulloso de dar esta noticia, explicando que el hecho de que un vino tarijeño haya logrado ingresar al sitial más alto de los vinos del mundo, es un respaldo a la calidad de la producción local, ya que no ha sido una tarea fácil vencer un proceso de selección que cuenta con los mejores catadores y someliers del mundo.
“Es una noticia que causa orgullo como tarijeños y bolivianos, porque un vino que se produce en esta tierra está rompiendo fronteras y posicionando a Bolivia en el mapa mundial de vinos. Debemos sentirnos orgullosos de tener una marca local de representación nacional e internacional y con calidad mundial, que es valorada por clientes y consumidores de todos los continentes”, expresó.
Sobre el lugar que cobija ahora las muestras de los vinos Kohlberg, es una suerte de museo al que confluyen los mejores vinos creados por el hombre, distribuidos en espacios temáticos interactivos que narran –en ocho idiomas– la historia y la cultura del vino a través de proyecciones, audiovisuales, exposiciones temporales, recorridos sensoriales y diversos talleres y catas.
Herbert explicó que el 2016 realizaron el primer intento de pre evaluación, y finalmente días atrás la empresa consiguió la incorporación, algo que, remarcó, tiene connotaciones en distintas áreas, tomando en cuenta que en el primer mundo un vino viene ligado a una experiencia y por su historia, invita a quienes lo degusten a querer conocer su lugar de origen, generando así el turismo.
Este logro fue posible, según explicó, gracias a la madurez de los viñedos, las propiedades que tiene la tierra tarijeña por sus características, y el trabajo de todo el equipo encargado de la producción.
El Museo
El museo La Cité du Vin o La ciudad del vino tiene un área de 3 mil metros cuadrado. En él los visitantes podrán tener un acercamiento a todos los aspectos de esta bebida, desde su historia hasta su correcta degustación.
La Cité du Vin cuenta con 20 salas temáticas distribuidas en los 10 pisos del edificio, diseñado por los arquitectos Anouk Legendre y Nicolas Desmaiziere, además de un auditorio y un bar. Uno de sus máximos atractivos es ‘El Belvedere’, un salón que ocupa el octavo piso desde donde se puede disfrutar de una copa de vino y de la vista panorámica de toda Burdeos.
El gerente comercial de Bodegas Kohlberg en Tarija, Herbert Kohlberg, llegó hasta las oficinas del periódico El País orgulloso de dar esta noticia, explicando que el hecho de que un vino tarijeño haya logrado ingresar al sitial más alto de los vinos del mundo, es un respaldo a la calidad de la producción local, ya que no ha sido una tarea fácil vencer un proceso de selección que cuenta con los mejores catadores y someliers del mundo.
“Es una noticia que causa orgullo como tarijeños y bolivianos, porque un vino que se produce en esta tierra está rompiendo fronteras y posicionando a Bolivia en el mapa mundial de vinos. Debemos sentirnos orgullosos de tener una marca local de representación nacional e internacional y con calidad mundial, que es valorada por clientes y consumidores de todos los continentes”, expresó.
Sobre el lugar que cobija ahora las muestras de los vinos Kohlberg, es una suerte de museo al que confluyen los mejores vinos creados por el hombre, distribuidos en espacios temáticos interactivos que narran –en ocho idiomas– la historia y la cultura del vino a través de proyecciones, audiovisuales, exposiciones temporales, recorridos sensoriales y diversos talleres y catas.
Herbert explicó que el 2016 realizaron el primer intento de pre evaluación, y finalmente días atrás la empresa consiguió la incorporación, algo que, remarcó, tiene connotaciones en distintas áreas, tomando en cuenta que en el primer mundo un vino viene ligado a una experiencia y por su historia, invita a quienes lo degusten a querer conocer su lugar de origen, generando así el turismo.
Este logro fue posible, según explicó, gracias a la madurez de los viñedos, las propiedades que tiene la tierra tarijeña por sus características, y el trabajo de todo el equipo encargado de la producción.
El Museo
El museo La Cité du Vin o La ciudad del vino tiene un área de 3 mil metros cuadrado. En él los visitantes podrán tener un acercamiento a todos los aspectos de esta bebida, desde su historia hasta su correcta degustación.
La Cité du Vin cuenta con 20 salas temáticas distribuidas en los 10 pisos del edificio, diseñado por los arquitectos Anouk Legendre y Nicolas Desmaiziere, además de un auditorio y un bar. Uno de sus máximos atractivos es ‘El Belvedere’, un salón que ocupa el octavo piso desde donde se puede disfrutar de una copa de vino y de la vista panorámica de toda Burdeos.