“Cada vez hay más jóvenes que estudian a Rodolfo Kusch”
Ely (para los amigos) abre su puerta verde de la casita de la localidad jujeña de Maimará. Sonríe, saluda e invita a pasar a Saltarija que llegó hasta ahí buscando el rastro del filósofo americanista que recorrió Bolivia, Perú y el norte de Argentina buscando la esencia del hombre andino...



Elizabeth Lanata es la viuda de Günter Rodolfo Kusch, y ahora se dedica a recibir a los estudiantes, profesores y curiosos que quieren ver la biblioteca del genial autor que escribió “América profunda” (1962); “De la mala vida porteña” (1966); “El pensamiento indígena y popular en América” (1971); “La negación en el pensamiento popular” (1975), entra tantas otras obras.Cualquiera que se anime puede llegar hasta el pueblo y preguntar por ella. Todos la conocen y todos quieren conocer el estudio donde este porteño desarrolló gran parte de su obra.Fotos de Kusch en los viajes, cartelería de viejos congresos y objetos recolectados por los viajes están como reliquias y que dan miedo hasta de tocarlos.“Yo lo acompané por Bolivia y Perú”, dijo la mujer de entrada. Sucede que el hombre estudió y se graduó en la Universidad de Buenos Aires. “A él le gustaba ver Buenos Aires también desde la parte latinoamericana. Estudiando en Buenos Aires filosofía se dio cuenta de que una cosa es lo que se enseña en la universidad y otra cosa es ver, sentir o palpar lo que siente el pueblo”.“No quería para nada ser un profesor académico. Quería ver ese otro mundo. A ese que luego lo plasmó en “América Produnda”. ¿Qué es eso otro que se esconde en las sociedades de América?”, y en eso argumentó que el hombre era un adelantado para sus tiempos.En 1973 llegó a la Universidad Nacional de Salta y en 1975 los nombran director de la carrera de Filosofía. En ese tiempo se dedicó a desarrollar los estudios sobre filosofía y pensamiento aborigen. Allí fundó el Servicio de Relaciones Latinoamericanas, el que fue un motor de promoción de búsqueda del conocimiento para los jóvenes estudiantes salteños.“Salíamos en una (camioneta) estanciera que teníamos con los chicos que se iban animando a recorrer sobre todo Bolivia”, rememoró casi al borde de las lágrimas. “La obra de Kusch son las crónicas de sus viajes”, resume.Luego del golpe de Estado de 1976, los militares expulsaron de Salta a la pareja y terminaron por afincarse en Maimará. “Trabajábamos bien en Salta. Íbamos mucho a las comunidades aborígenes en esos tiempos”, recordóCuando en 1989 fue homenajeado por la Cámara de Diputados de la Nación Argentina dijeron de él: “... uno de los pensadores más importantes no sólo de la Argentina sino de América, considerado por algunos un “maldito” más, de esos que pueblan nuestra historia y cultura, y por ello silenciado y negado por los cenáculos de la cultura oficial ...”.Y su mujer es consecuente. “Ayer me llegó una nota sobre Bolivia, escrita por Aritz Recalde, que trata sobre los 500 años de colonización y que ahora, con Evo Morales y García Linera, se inician otros 500 años de recuperación. Entonces. ¿Se trata de recuperar? Si, pero también de revalorizar”, dijo con toda claridad conceptual esta mujer que es abogada. Ahora bien, casi nadie conoce a Kusch. En las universidades no se enseñan sus conceptos sin embargo ella es optimista porque recibe a muchos estudiantes curiosos y docentes también. “Hay gente que está tratando de resolver esos problemas de falta de materiales de lecturas. La Universidad Nacional de Tres de Febrero está tratando de publicar las obras completas. Están saliendo muchos fanáticos de Kusch y se lo está estudiando cada vez más. En la UBA están organizando una cátedra alternativa. Otro es el reconocido profesor Carlos Cullen, quien trabaja con Kusch.
FILOSOFÍA La importancia de Bolivia en la producción
“Yo veo que Álvaro García Linera habla con una enorme calidad popular sobre lo que es el pensamiento popular y campesino latinoamericano”, reflexiona Ely. “Habla de la vida buena, del buen vivir, que no es el vivir con lujo, tener autos, sino que es el concepto de vivir conforme a la naturaleza, en armonía con la naturaleza”, sigue y concluye. “Yo creo que el vicepresidente boliviano leyó a mi esposo y en eso fuimos unos adelantados”. Termina la visita con un buen recuerdo que nos invitó a reírnos: “Por eso cuando en la universidad (en Argentina) se enteraban que salíamos de viaje nos preguntaban ¿por qué si ese señor Rodolfo Kusch es tan culto se va a Bolivia?”, dijo y lanzó una carcajada.