1816 – La declaración de la Independencia y sus consecuencias inmediatas (Primera Parte)
[…] Tengo mi ánimo muy afligido y más cuando veo que nuestros sabios reunidos [los congresistas de Tucumán] no dan el gran paso que promoví desde que llegué: se contentaron con declarar la independencia, acto insignificante si no era acompañado de la forma de gobierno, pues que ya la...



[…] Tengo mi ánimo muy afligido y más cuando veo que nuestros sabios reunidos [los congresistas de Tucumán] no dan el gran paso que promoví desde que llegué: se contentaron con declarar la independencia, acto insignificante si no era acompañado de la forma de gobierno, pues que ya la teníamos de hecho y después no han dado un paso para construirnos, dejando a los amigos del desorden en sus mismos caminos y prestándoles oído a sus opiniones tan ridículas, como imposibles de ejecutarse. Carta de Belgrano a Güemes. Tucumán, 10 de octubre de 1816.2
En el Alto Perú, con la llegada de Belgrano a Potosí en 1813, éste había proyectado una nueva estrategia bélica para luchar contra los poderosos ejércitos realistas trazando un plan de subversión generalizada, en el cual tuvieran participación los pueblos en la lucha por su emancipación, tomando como ejemplo la experiencia de lo sucedido en el Éxodo, las batallas de Tucumán y Salta, donde su participación fue la clave del éxito, tal como se lo había vivido con los propios ejemplos de los movimientos en Chuquisaca, La Paz y Cochabamba en 1809, quienes en forma reflexiva habían mostrado también su participación activa.
Si bien estos se presentaron en forma inorgánica y espontanea en las acciones; era necesario dotar a sus líderes conductores, capacidad y unidad en la ciencia y la técnica sobre el arte de la guerra, como así lo mostraban los ejércitos reales. Ante este planteo, Belgrano ensayó una nueva estrategia política creando 8 sobre las 4 intendencias destinando a Álvarez de Arenales en Cochabamba; a Warnes en Santa Cruz de la Sierra; a Manuel Asencio Padilla en Potosí; a Ortiz de Ocampo en Charcas, sumando luego a Cumbay quien lo auxilio con 500 flecheros y finamente a Zarate y Cardenas, enviando emisarios para actuar en Atacama, Arica y Tacna,3 agregando gente en forma constante a la causa revolucionaria; en esta lucha subversiva de carácter popular, Pezuela actuó con gran astucia acosando a Belgrano en forma temprana para evitar la unidad de los guerrilleros que ya venían operando desde un principio de la guerra, lográndolo vencer en Vilcapugio y Ayohuma, antes que el plan iniciado pudiera consolidarse. No obstante la derrota militar, el proceso estaba en marcha, lo que desencadenó el recrudecimiento de la lucha de “partidarios” que se hizo cada vez más cruenta adquiriendo una violencia sin par cumpliéndose el plan de insurgencia popular imaginada.
No hubo por parte de los revolucionarios, ejércitos regulares sino territorios dirigidos por caudillos, los cuales asumieron una lucha total y desigual con la mayor entrega, con igual eficiencia cambiando sus tácticas y estrategias adoptando otra modalidad de lucha en forma innovadora y eficaz basada en el coraje, el uso de la geografía, la astucia e inteligencia y por sobre todo, un amor a la patria dado por un nuevo y distinto sentido de pertenencia, el que caracterizaba al hombre andino.
Arce y Antesana actuaban en Cochabamba y Oruro4; en las playas del lago Titicaca el sacerdote Ildefonso de las Muñecas, quien obstruía las comunicaciones con el Bajo Perú y su acción llegaba a Larecaja; en el sur, Vicente Camargo con cuarteles en Cinti controlando la fortaleza de Cotagaita -punto estratégico para llegar a Potosí y Chuquisaca; en el centro estaba La Laguna a cargo del matrimonio Padilla; en Ayopaya -centro de la región montañosa, estaba Eusebio Lira y José Miguel Lanza; al sur -de Tojo y Tarija- Feliciano Fernández Campero y Francisco de Uriondo, los que estaban apoyados por Eustaquio Méndez, Ramón y Manuel Rojas -estos jefes trabajaban en conjunto o en forma independiente. También había otros líderes como el cacique Cumbay con su temerosa fuerza indígena y Pedro Norberto Arraya con la caballería Chicheña. Hasta llegar al año 1816 fueron muy numerosos los encuentros y combates sucedidos en forma permanente. Aparecen en escena las guerrillas de Ildefonso de las Muñecas que participa en los sucesos de la Paz, con el levantamiento de Pumacahua que ante la represión pasa a Larecaja, para apoyar a Rondeau, ya en la tercera marcha del ejercito auxiliar, junto a los caudillos Monroe, Carrieri y Carrion a los que se sumaron criollos e indios en fuerte resistencia, sellando el heroísmo de un pueblo que quería ser libre. 5
Álvarez de Arenales que había vencido en la batalla de La Florida al Coronel realista Blanco6, el 25 de mayo de 1814, mantuvo una fuerte resistencia en combates permanentes hasta que debió retirarse de las luchas cediendo el liderazgo al coronel Manuel Asencio Padilla que ubicado en la zona de Tomina, dominaba un área estratégica entre los ríos Grande y Pilcomayo golpeando en forma permanente a las fuerzas realistas. Acompañaban a Padilla, Agustín Ravelo, Prudencio Miranda, Pedro Calisaya, Marcelino Torres e Ildefonso de las Muñecas. Tras fuertes combates pudo pasar Padilla a la ofensiva.
Pezuela para debilitar los centros revolucionarios altoperuanos de La Paz, Oruro y Cochabamba, dispuso en Potosí al coronel Tacon y envió a Valle Grande al Coronel Javier Aguilera –conocido por su crueldad– quien debía reconquistar Santa Cruz de la Sierra punto que se había convertido en estratégico para la particular guerra de partidarios por sus formas de enlaces y asistencia. Para ello instaló cuartel general en Cotagaita que le servía para invadir Salta y Jujuy.
Con el retiro de Álvarez de Arenales, Padilla se convirtió en el más activo de los guerrilleros dominando la ofensiva durante todo el año 16.
El coronel de la Hera designado por Pezuela fue sorprendido en Sopachuy y rechazado por los revolucionarios y perseguido hasta las puertas de Chuquisaca, generalizando el triunfo en La Paz, Puno, Arequipa y el Cuzco.
El castigo sufrido por las fuerzas realistas motivó la ofensiva de Pezuela haciendo converger al ejército de Tacón con el de Aguilera para en forma coordinada caer y batir a Warnes en Santa Cruz de la Sierra. Padilla conocedor de estos planes busco evitar la unión de ambos ejércitos designando a Zerna, Zarate, Mirante y Carrillo a interceptar a Tacon mientras el actuaria sobre Aguilera. Contrariamente a lo esperado, Aguilera sorprende a Padilla y a los revolucionarios que lo acompañaban, los que fueron derrotados. En este encuentro muere Padilla y son diezmadas sus fuerzas, lo que le permitió a Aguilera llegar el 21 de noviembre de 1816 a Santa Cruz de la Sierra produciéndose el encuentro con Warnes en las orillas del Río Pari,7 tras un sangriento combate los independientes fueron derrotados, murió Warnes brutalmente asesinado. Como consecuencia de esta batalla salvaje los vencidos fueron ultimados.
En otro espacio, Ildefonso de las Muñecas fue derrotado por Gamarra en Cololó, fue ahorcado. Vicente Camargo fue muerto en combate y degollado quién apoyado por Betanzos e Ignacio Zarate mantenían el control entre Potosí y Cotagaita.
Para los finales del año 1816, el Alto Perú había concluido para los independientes, muerto Muñecas, Padilla, Camargo, Warnes y Álvarez de Arenales ausente de la escena, la revolución presentaba un panorama desolador, sumado a esto, la insurrección en Chile había sufrido un grave contraste en Rancagua y caía nuevamente bajo el dominio de los realistas.
La derrota absoluta del ejército de Rondeau en Sipe Sipe asumió proporciones alarmantes debido a su impericia militar, situación a la que se sumaba que la Banda Oriental había sido invadida por los portugueses, presumiéndose una invasión de estos sobre Tarija por la vía amazónica o Baritu – Oran.8
A pesar de la gravedad y lo complejo de la realidad, el Alto Perú mantenía viva su fibra valerosa en sus hombres inclinados hacia la libertad e independencia.
Paralelamente al proceso altoperuano, en Buenos Aires en 1813, se reunió una Asamblea Constituyente, la que tenía por objeto, brindar a la nación una Carta Magna para definir su institucionalidad que regule la vida interna en sus relaciones interprovinciales según las directivas de sus pueblos representados.
Estas intenciones pronto se vieron frustradas por los diputados porteños, pero principalmente por las intrigas de Alvear y Lord Stransford -embajador británico en Brasil. De tales resultas será designado Gervasio Antonio Posadas -tío de Alvear- como Director Supremo,9 quien pretendía establecer un armisticio con Pezuela a través de Rondeau para finalizar la guerra, para lo cual es designado como Jefe del Ejército Auxiliar del Norte en reemplazo de San Martin, quien a su vez, al asumir su cargo desplazara a Güemes como jefe de vanguardia con excusas banales para designar a Martin Rodríguez -de pensamiento afín a los intereses porteños- y además, establecerá que el ejército no debía sobrepasar la provincia de Salta10 a pesar de que Güemes como jefe de la vanguardia de San Martin había logrado expulsar a Pezuela hacia el Alto Perú.
Rondeau se estacionó en Huacalera y sugestivamente Martin Rodríguez es apresado en el “Combate del Tejar” iniciando las conversaciones para posibilitar el armisticio previsto.
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Inesperadamente Francisco de la Cruz, como reemplazante de Rodríguez -por estar este prisionero-, con Güemes a cargo de las milicias gauchas, y Rudecindo Alvarado como segundo, caerán sobre la vanguardia de Pezuela en “Puesto del Marques” o “Puesto Grande” obteniendo un resonante triunfo que frustraron las negociaciones iniciadas por Martin Rodríguez y animó a Rondeau a proseguir su campaña al Alto Perú. Esta acción de Puesto del Marques fue considerada como el primer combate por la soberanía nacional.11
Coordinadamente Posadas había enviado a Sarratea a España con el mismo fin y por cuerda separada a Rivadavia y Belgrano a la Embajada Británica en Brasil, para luego pasar a Gran Bretaña con el objeto de lograr la neutralidad de la corona británica en su apoyo a las gestiones del armisticio planteado para ambos ejércitos, acción que se frustra por el golpe de estado de Alvear que desautoriza a los delegados en Europa12 designando a García que propondrá en Londres que las Provincias Unidas sean un protectorado más de la corona británica.
El poder que asume Alvear será dictatorial frente a la cada vez más fuerte opinión de las provincias del litoral a las que se iban sumando las demás, provocando una crisis territorial que le obligó a renunciar siendo reemplazado por Álvarez Thomas, quien de mala gana, para salvar la situación compleja debió llamar a un Congreso General Constituyente para evitar el caos político en el que se encontraba sumida la nación como consecuencia del poder hegemónico del grupo económico del puerto de Buenos Aires.
El panorama en esta parte del continente desde Jujuy a Buenos Aires no era precisamente el mejor. La situación política plena de desinteligencias y manejos sectoriales de intereses encontrados habrían desencadenado una guerra civil que amenazaba tomar un rumbo sin retorno hacia una anarquía que se encontraba en situación irreconciliable por parte de los caudillos provinciales que en armas, se levantaban contra el Gobierno Central.
La situación se agravaba por la amenaza siempre latente de la participación de Brasil con sus marcados intereses económicos y territoriales, avivados por la llama permanente de la discordia insidiosa de la corona británica, que desde su embajada en Río de Janeiro manejaba inteligentemente Lord Stransford, calculando especulativamente cada paso o suceso en las pretendidas Provincias Unidas de Sudamérica.
La caída de Napoleón y con él, la de su imperio republicano, por la unidad de las naciones monárquicas que formaran la “Santa Alianza”, unidas al pensamiento universal de los Estados Monárquicos hicieron que las ideas republicanas perdieran opinión en las masas ciudadanas cambiando el espíritu político de Europa que si bien, antes se trataba de republicanizarlo todo, ahora se trataba de monarquizarlo todo.
Artigas13 extendía sus influencias en el litoral y reclamaba una independencia aún no resuelta. Córdoba si bien respondía a Buenos Aires, lo hacía con fuertes condiciones.
Todo el interior sostenía una posición de resistencia al poder centralista del gobierno directoral, que con sus intenciones políticas convertía la república una ficción jurídica; sin definir una Carta Magna con relaciones justas y reglas de juego claras entre las provincias de una pretendida Nación, no logrando su organización política territorial. Por otra parte, ante la comunidad internacional por su forma híbrida de gobierno, hacía descreer en el futuro como nación independiente, perdiendo su credibilidad ante cualquier relación comercial seria, tanto para el intercambio de productos, o la compra de armas tan necesaria para sostener el momento de guerra que debía soportar.
En el norte, la situación desastrosa en que había quedado Rondeau luego de Sipe-Sipe y su enfrentamiento con Güemes, la que culmina con el Pacto de Cerrillos, será el marco que ejemplificaría el estado anárquico del ejército que debía sostener los principios e intereses de la nueva nación republicana y su solidez ideológica frente a una guerra total contra uno de los imperios más poderosos del planeta.
Habían pasado solo cinco largos y penosos años del inicio del proceso revolucionario para la construcción de una nueva nación cuando la realidad, tanto en Europa, como en las Provincias Unidas, había variado totalmente. Buenos Aires pretendía mantener la forma unitaria de gobierno a toda costa para usufructuar los negocios exclusivos basados en los intereses de la aduana de su puerto en Buenos Aires ante el sostenido reclamo de las provincias, principalmente las del litoral, las que se habían organizado como “Liga de los Pueblos Libres”14 y actuaban contra la hegemonía absurda y absoluta de una nueva clase comerciante aferrada a un sistema centralista, unitario y totalitario que no se correspondía con los principios sustentados de la participación federativa y autonómica de las provincias en una unidad como Nación, a raíz de lo cual cada una formó gobierno propio, con su bandera, moneda y ejército, en forma independiente de la otra, provocando un proceso totalmente anárquico con guerras y luchas internas que disociaron el país en el momento que debía enfrentar a una superpotencia que pretendía recuperar el territorio; el que por tales razones se encontraba en estado de indefensión total sin capacidad de respuesta. Pero más aún, cuando esa superpotencia se encontraba aliada al resto de las naciones europeas con las que habían conformado la “Santa Alianza” y que eran solidarias política y comercialmente entre ellas, mientras este territorio era un conglomerado de pequeños estados disgregados.
EL REGRESO DE BELGRANO
A principios de 1816, Belgrano regresa a Buenos Aires; todo parecía terminado para la revolución, la misión diplomática de Rivadavia en Londres, y la de Sarratea en España e Italia habían fracasado, se confirmaba la terrible invasión española para la reconquista del Virreinato del Río de la Plata sublevado, la revolución chilena concluía en una derrota.
Con la designación de Pueyrredón como Director Supremo, designado por el Congreso Constituyente en reemplazo de Álvarez Thomas se pretendió terminar el estado anárquico de las Provincias Unidas, éste escribió el 17 de mayo a Belgrano: “que era preciso salvar la Patria en sus actuales conflictos”,15 quien se pone en marcha hacia Tucumán el 11 de junio, presentándose al Congreso, a cuya participación accedió.
LA REUNIÓN SECRETA DE BELGRANO EL 6 DE JULIO DE 1816
El 6 de Julio tuvo lugar la reunión secreta donde Belgrano fue llamado a “presentar sus exposiciones sobre el estado actual de Europa, ideas que reinaban en ella, conceptos que ante las naciones de aquella parte del globo se habían formado de la Revolución de las Provincias Unidas, y esperanzas que estas podrían tener de su protección, de todo lo cual se creía ilustrado después del desempeño de la Comisión a la que fue destinado”. 16
Si bien la “república” era el sistema que había defendido desde el comienzo de la Junta de Mayo -tal los acuerdos con Paraguay en su primera campaña-,17 marcando la conveniencia de un estado federativo, basado en sus formas democráticas; las circunstancias del momento no se presentaban propicias para sostener dichos principios.
Hubo desde mayo de 1810 una pugna de facciones según la idea de institucionalizar y ordenar el territorio para construir un gobierno independiente; por un lado, era la participación de todas las provincias por igual, en la forma común de un gobierno colectivo, esta era la idea de las provincias –Gorriti, Artigas, Belgrano en Paraguay-; por el otro, era la de un gobierno tutelar sobre todas las provincias.
Ambas coincidían en la forma republicana, cuya diferencia estaba en la forma federativa o unitaria. Estas tres facciones: Unitaria, Federal y la Monárquica Constitucional Temperada, nacen con la revolución misma en el planteo de un nuevo estado independiente.
La actitud sectaria de los diputados de Buenos Aires después del Congreso y en el mismo Congreso de Tucumán, desembocó en la anarquía política, social y económica, pero para mayor gravedad, provocó el descuartizamiento del territorio. El traslado del Congreso a Buenos Aires hizo que éste quedara en manos de la elite portuaria, la falta del tratamiento a la propuesta de Belgrano, que si bien esta habría salvado la revolución, no alcanzó por su falta de resolución a terminar con el proceso de anarquía que sin Constitución, no permitía la institucionalización del país en función de las necesidades propias de las provincias, de ahí el fracaso de la construcción del nuevo estado, y la desintegración de la Nación Sudamericana fue una consecuencia lógica.
Los diputados porteños habían formado un solo bloque con sus 7 delegados: Anchorena, Álvarez, Gascón y Medrano, habían formado a la caída de Alvear la “Junta de Observación” que gobernaba bajo la sombra de Álvarez Thomas, en la intriga permanente y la traición en función de un ‘porteñismo recalcitrante’. A este grupo se sumará Darragueira ya en el Congreso, formando un sólido grupo de diputados con ideas afines. El objetivo principal de este grupo fue el traslado del Congreso a Buenos Aires para su manejo discriminado.
En las cartas de Darragueira a Guido desde Tucumán se ve claramente la intención segregacionista. 18
El pragmatismo de Belgrano indicaba a la monarquía constitucional temperada como una salida viable y de coyuntura para una nación en la complejidad de ese presente. Era el mismo sentido práctico de oportunidad cuando el 25 de mayo de 1810 se había realizado la acción revolucionaria sobre la “máscara de Fernando VII”, como propuesta política; en 1812, en nuevas circunstancias, se presentó la “Bandera Nacional” como símbolo indubitable de soberanía, haciendo caer la fingida máscara.
En el pensamiento reposado de nuestros días esta postura de la monarquía constitucional parecería incongruente o fuera de lugar; en aquel momento, tuvo un sentido y un contenido pragmático que salvó la revolución al igual que la “máscara de Fernando” en 1810.
1 Luis A. Grenni, es arquitecto, escritor e investigador. Vicepresidente del Instituto Belgraniano de Jujuy. Miembro de número del Instituto Nacional Belgraniano.
2 Güemes, Luis, Güemes Documentado. Tomo VI. Doc. N° 118, p. 147-148.
3 Meli, Rosa, Belgrano y la Segunda Insurrección de Tacna. Anales Instituto Nacional Belgraniano.
4 Minutolo de Orsi Cristina, Manuel Belgrano 1816 Unidad e Independencia Americana. Instituto Nacional Belgraniano.
5 Referido por Luis Grenni en “Belgrano y los Sueños de una Revolución Silenciada” – Instituto Belgraniano de Jujuy. 2013, p. 201.
6 “Arenales después de las derrotas iniciales en San Pedrillo y la Angostura frente al coronel realista Blanco, poderosamente armado, lo debilitó y lo deshizo en la batalla de la Florida en la entrada de Santa Cruz de la Sierra (25 de mayo de 1814), meses después derrotó el día 4 de julio una fuerza enemiga causándole grandes pérdidas. Numa Romero de Carpio citado por Alejandro Pojasi en “El Grito de Chicoana” y por Luis Grenni en “Belgrano y los Sueños de una Revolución Silenciada”. Instituto Belgraniano de Jujuy 2013, p. 95.
7 Aguilera mando poner en una picota la cabeza de Warnes y se cebó en la sangre de sus compatriotas, haciendo fusilar 914 individuos de ambos sexos. En 4 meses sacrificó un número de víctimas igual en mitad al de las que el famoso tribunal revolucionario de Francia inmoló en 16 meses. En: Fernández, Cristina, “El Clamor de la Puna”. p. 48.
8 “El ejército lusobrasileño en total contaba con entre 10.000 y 12.000 hombres perfectamente armados y disciplinados, veteranos de las guerras napoleónica. Un efectivo servicio de espionaje, que permitió determinar con precisión los principales de Artigas, y un cuidado estricto de los detalles, con 30 médicos en el Servicio Sanitario. Los primeros transportes llegaron a Rio de Janeiro a fines de marzo del año siguiente. El resto de la división lo hizo a fines de marzo de 1816. La División estaba a las órdenes del General Carlos Federico Lecor, El 13 de mayo de 1816, cumpleaños del nuevo Rey Juan VI observará con halago y asombro las nuevas tropas de invasión. Villagrán, San Millán, El Congreso de Tucumán – El Monarquismo Incaico de Belgrano en la Prensa Periódica Porteña, p. 18.
9 Un mediocre personaje sin mayores capacidades.
10 Mitre, Bartolomé, Historia que Manuel Belgrano y de la Independencia Argentina.
11 Ballatore, Irene, Combate del Puesto del Marques. Instituto Belgraniano de Jujuy. Ediciones Es.Ty.Lo., 2017.
12 Belgrano, Mario, Belgrano, Instituto Nacional Belgraniano. Edición 2006.
13 De Titto, Ricardo, Las dos Independencias Argentinas – Sus Protagonistas. Editorial Ateneo. Cap. 4, p. 137. Editorial Ateneo.
14 Idem.
15 Güemes Ramos Mejía, Luis, Güemes Documentado. Tomo III, p. 479-480.
16 Villagrán San Millán, Martin R., El Congreso de Tucumán – El Monarquismo Incaico de Belgrano y Güemes, en la Prensa Periódica Porteña.
17 Grenni, Luis, Belgrano, Proyecto Siglo XXI. Instituto Belgraniano de Jujuy. Ediciones Es.Ty.Lo 2016.
18 Luis Güemes Ramos Mejía en Güemes Documentado en el Tomo III, p. 470-471 y Ricardo Rojas en el Archivo Capitular de Jujuy, Buenos Aires 1914 Tomo III, “Apéndice” publicación faximilar y en forma resumida sobre su contenido se lee: Tucumán, enero de 1816. “no es obra del momento formar buenos ciudadanos y menos expertos militares… soy del sentir que el tiempo solo curara nuestros males; no las providencias del Congreso, ni la enmienda del estatuto…” /Tucumán, enero 28 de 1816… “¡qué vergüenza que estos miserables pueblos miren con tanto desprecio, en el chasco que nos están dando, la representación de esta gran ciudad y de toda su provincia! No le falta más que mandarnos…” /Tucumán, febrero 11 de 1816… “pongamos con anticipación todo nuestro esfuerzo, sacrificando aunque sea “panem nostrum cuotidianum” por conseguir la protección de algún estado poderoso… siempre tendremos que llevar el Congreso a esa gran capital…” /Tucumán, febrero 18 de 1816… “no omita usted franquearme su sentir en orden al punto de traslación al Congreso, con respecto también a la opinión publica de esa capital que debemos principalmente consultar… el no haber venido de Londres Sarratea ha frustrado la esperanza fundadas que tenía en el para Director… sobre las comunicaciones ultimas de Sarratea a que se referían a los papeles que condujo Belgrano, me consuela mucho el exhorto con el que usted me anima y concluye… Güemes cual otro Artigas nos está causando los mayores perjuicios… haga usted e influya cuanto pueda porque se nombre a Belgrano de Mayor General de este ejército, con el encargo especial de acabar con Güemes antes de abrir la campaña del Perú…” /Tucumán marzo 19 de 1816… “es increíble el fanatismo de estos federalistas ¡oh maldito estatuto!... esperamos solo al diputado de Santiago del Estero para la apertura del Congreso… más su traslación a esa capital se hace inevitable, aunque pese a muchos de los compañeros…” /Tucumán, abril 18 de 1816… “Sí, mi amigo, mucho habíamos adelantado en orden a la traslación del Congreso antes de los últimos sucesos entre el gobierno y la junta de observación… hemos perdido la esperanza de volver en breve al seno de nuestra familia…” – – /Tucumán, mayo 4 de 1816… “¿lo entiende usted mi amigo? Este es el principio de lo que anuncie en mi penúltimo, si no se corrige allí el espíritu desenfrenado de revolución y partidos…” /Tucumán, mayo 13 de 1816… “convengo con usted en que el Congreso debía trasladarse a esa capital; y que si no se verifica es por los continuos movimientos… /Tucumán, junio 8 de 1816 “aunque se enojen los diputados del Alto Perú…” /Tucumán, junio 18 de 1816… “hemos convenido los 7 diputados bonaerenses reunirnos esta tarde para tratar de poner en obra el pensamiento de usted acerca de la traslación del congreso a fin de que no se malogren nuestros justos deseos…” /Tucumán, 27 de junio de 1816… “por cartas contextos recibidas en el correo anterior estamos convencidos de la necesidad de trasladar el Consejo a esa. Sin embargo, por asegurar el golpe hemos convenido con algunos diputados que nos son adictos, en suspender la moción hasta que empiecen a llegar las tropas de arriba, y el nuevo director nos ayude desde ahí en la empresa. No es creíble amigo la rivalidad de estos picaros contra la capital”.
En el Alto Perú, con la llegada de Belgrano a Potosí en 1813, éste había proyectado una nueva estrategia bélica para luchar contra los poderosos ejércitos realistas trazando un plan de subversión generalizada, en el cual tuvieran participación los pueblos en la lucha por su emancipación, tomando como ejemplo la experiencia de lo sucedido en el Éxodo, las batallas de Tucumán y Salta, donde su participación fue la clave del éxito, tal como se lo había vivido con los propios ejemplos de los movimientos en Chuquisaca, La Paz y Cochabamba en 1809, quienes en forma reflexiva habían mostrado también su participación activa.
Si bien estos se presentaron en forma inorgánica y espontanea en las acciones; era necesario dotar a sus líderes conductores, capacidad y unidad en la ciencia y la técnica sobre el arte de la guerra, como así lo mostraban los ejércitos reales. Ante este planteo, Belgrano ensayó una nueva estrategia política creando 8 sobre las 4 intendencias destinando a Álvarez de Arenales en Cochabamba; a Warnes en Santa Cruz de la Sierra; a Manuel Asencio Padilla en Potosí; a Ortiz de Ocampo en Charcas, sumando luego a Cumbay quien lo auxilio con 500 flecheros y finamente a Zarate y Cardenas, enviando emisarios para actuar en Atacama, Arica y Tacna,3 agregando gente en forma constante a la causa revolucionaria; en esta lucha subversiva de carácter popular, Pezuela actuó con gran astucia acosando a Belgrano en forma temprana para evitar la unidad de los guerrilleros que ya venían operando desde un principio de la guerra, lográndolo vencer en Vilcapugio y Ayohuma, antes que el plan iniciado pudiera consolidarse. No obstante la derrota militar, el proceso estaba en marcha, lo que desencadenó el recrudecimiento de la lucha de “partidarios” que se hizo cada vez más cruenta adquiriendo una violencia sin par cumpliéndose el plan de insurgencia popular imaginada.
No hubo por parte de los revolucionarios, ejércitos regulares sino territorios dirigidos por caudillos, los cuales asumieron una lucha total y desigual con la mayor entrega, con igual eficiencia cambiando sus tácticas y estrategias adoptando otra modalidad de lucha en forma innovadora y eficaz basada en el coraje, el uso de la geografía, la astucia e inteligencia y por sobre todo, un amor a la patria dado por un nuevo y distinto sentido de pertenencia, el que caracterizaba al hombre andino.
Arce y Antesana actuaban en Cochabamba y Oruro4; en las playas del lago Titicaca el sacerdote Ildefonso de las Muñecas, quien obstruía las comunicaciones con el Bajo Perú y su acción llegaba a Larecaja; en el sur, Vicente Camargo con cuarteles en Cinti controlando la fortaleza de Cotagaita -punto estratégico para llegar a Potosí y Chuquisaca; en el centro estaba La Laguna a cargo del matrimonio Padilla; en Ayopaya -centro de la región montañosa, estaba Eusebio Lira y José Miguel Lanza; al sur -de Tojo y Tarija- Feliciano Fernández Campero y Francisco de Uriondo, los que estaban apoyados por Eustaquio Méndez, Ramón y Manuel Rojas -estos jefes trabajaban en conjunto o en forma independiente. También había otros líderes como el cacique Cumbay con su temerosa fuerza indígena y Pedro Norberto Arraya con la caballería Chicheña. Hasta llegar al año 1816 fueron muy numerosos los encuentros y combates sucedidos en forma permanente. Aparecen en escena las guerrillas de Ildefonso de las Muñecas que participa en los sucesos de la Paz, con el levantamiento de Pumacahua que ante la represión pasa a Larecaja, para apoyar a Rondeau, ya en la tercera marcha del ejercito auxiliar, junto a los caudillos Monroe, Carrieri y Carrion a los que se sumaron criollos e indios en fuerte resistencia, sellando el heroísmo de un pueblo que quería ser libre. 5
Álvarez de Arenales que había vencido en la batalla de La Florida al Coronel realista Blanco6, el 25 de mayo de 1814, mantuvo una fuerte resistencia en combates permanentes hasta que debió retirarse de las luchas cediendo el liderazgo al coronel Manuel Asencio Padilla que ubicado en la zona de Tomina, dominaba un área estratégica entre los ríos Grande y Pilcomayo golpeando en forma permanente a las fuerzas realistas. Acompañaban a Padilla, Agustín Ravelo, Prudencio Miranda, Pedro Calisaya, Marcelino Torres e Ildefonso de las Muñecas. Tras fuertes combates pudo pasar Padilla a la ofensiva.
Pezuela para debilitar los centros revolucionarios altoperuanos de La Paz, Oruro y Cochabamba, dispuso en Potosí al coronel Tacon y envió a Valle Grande al Coronel Javier Aguilera –conocido por su crueldad– quien debía reconquistar Santa Cruz de la Sierra punto que se había convertido en estratégico para la particular guerra de partidarios por sus formas de enlaces y asistencia. Para ello instaló cuartel general en Cotagaita que le servía para invadir Salta y Jujuy.
Con el retiro de Álvarez de Arenales, Padilla se convirtió en el más activo de los guerrilleros dominando la ofensiva durante todo el año 16.
El coronel de la Hera designado por Pezuela fue sorprendido en Sopachuy y rechazado por los revolucionarios y perseguido hasta las puertas de Chuquisaca, generalizando el triunfo en La Paz, Puno, Arequipa y el Cuzco.
El castigo sufrido por las fuerzas realistas motivó la ofensiva de Pezuela haciendo converger al ejército de Tacón con el de Aguilera para en forma coordinada caer y batir a Warnes en Santa Cruz de la Sierra. Padilla conocedor de estos planes busco evitar la unión de ambos ejércitos designando a Zerna, Zarate, Mirante y Carrillo a interceptar a Tacon mientras el actuaria sobre Aguilera. Contrariamente a lo esperado, Aguilera sorprende a Padilla y a los revolucionarios que lo acompañaban, los que fueron derrotados. En este encuentro muere Padilla y son diezmadas sus fuerzas, lo que le permitió a Aguilera llegar el 21 de noviembre de 1816 a Santa Cruz de la Sierra produciéndose el encuentro con Warnes en las orillas del Río Pari,7 tras un sangriento combate los independientes fueron derrotados, murió Warnes brutalmente asesinado. Como consecuencia de esta batalla salvaje los vencidos fueron ultimados.
En otro espacio, Ildefonso de las Muñecas fue derrotado por Gamarra en Cololó, fue ahorcado. Vicente Camargo fue muerto en combate y degollado quién apoyado por Betanzos e Ignacio Zarate mantenían el control entre Potosí y Cotagaita.
Para los finales del año 1816, el Alto Perú había concluido para los independientes, muerto Muñecas, Padilla, Camargo, Warnes y Álvarez de Arenales ausente de la escena, la revolución presentaba un panorama desolador, sumado a esto, la insurrección en Chile había sufrido un grave contraste en Rancagua y caía nuevamente bajo el dominio de los realistas.
La derrota absoluta del ejército de Rondeau en Sipe Sipe asumió proporciones alarmantes debido a su impericia militar, situación a la que se sumaba que la Banda Oriental había sido invadida por los portugueses, presumiéndose una invasión de estos sobre Tarija por la vía amazónica o Baritu – Oran.8
A pesar de la gravedad y lo complejo de la realidad, el Alto Perú mantenía viva su fibra valerosa en sus hombres inclinados hacia la libertad e independencia.
Paralelamente al proceso altoperuano, en Buenos Aires en 1813, se reunió una Asamblea Constituyente, la que tenía por objeto, brindar a la nación una Carta Magna para definir su institucionalidad que regule la vida interna en sus relaciones interprovinciales según las directivas de sus pueblos representados.
Estas intenciones pronto se vieron frustradas por los diputados porteños, pero principalmente por las intrigas de Alvear y Lord Stransford -embajador británico en Brasil. De tales resultas será designado Gervasio Antonio Posadas -tío de Alvear- como Director Supremo,9 quien pretendía establecer un armisticio con Pezuela a través de Rondeau para finalizar la guerra, para lo cual es designado como Jefe del Ejército Auxiliar del Norte en reemplazo de San Martin, quien a su vez, al asumir su cargo desplazara a Güemes como jefe de vanguardia con excusas banales para designar a Martin Rodríguez -de pensamiento afín a los intereses porteños- y además, establecerá que el ejército no debía sobrepasar la provincia de Salta10 a pesar de que Güemes como jefe de la vanguardia de San Martin había logrado expulsar a Pezuela hacia el Alto Perú.
Rondeau se estacionó en Huacalera y sugestivamente Martin Rodríguez es apresado en el “Combate del Tejar” iniciando las conversaciones para posibilitar el armisticio previsto.
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Inesperadamente Francisco de la Cruz, como reemplazante de Rodríguez -por estar este prisionero-, con Güemes a cargo de las milicias gauchas, y Rudecindo Alvarado como segundo, caerán sobre la vanguardia de Pezuela en “Puesto del Marques” o “Puesto Grande” obteniendo un resonante triunfo que frustraron las negociaciones iniciadas por Martin Rodríguez y animó a Rondeau a proseguir su campaña al Alto Perú. Esta acción de Puesto del Marques fue considerada como el primer combate por la soberanía nacional.11
Coordinadamente Posadas había enviado a Sarratea a España con el mismo fin y por cuerda separada a Rivadavia y Belgrano a la Embajada Británica en Brasil, para luego pasar a Gran Bretaña con el objeto de lograr la neutralidad de la corona británica en su apoyo a las gestiones del armisticio planteado para ambos ejércitos, acción que se frustra por el golpe de estado de Alvear que desautoriza a los delegados en Europa12 designando a García que propondrá en Londres que las Provincias Unidas sean un protectorado más de la corona británica.
El poder que asume Alvear será dictatorial frente a la cada vez más fuerte opinión de las provincias del litoral a las que se iban sumando las demás, provocando una crisis territorial que le obligó a renunciar siendo reemplazado por Álvarez Thomas, quien de mala gana, para salvar la situación compleja debió llamar a un Congreso General Constituyente para evitar el caos político en el que se encontraba sumida la nación como consecuencia del poder hegemónico del grupo económico del puerto de Buenos Aires.
El panorama en esta parte del continente desde Jujuy a Buenos Aires no era precisamente el mejor. La situación política plena de desinteligencias y manejos sectoriales de intereses encontrados habrían desencadenado una guerra civil que amenazaba tomar un rumbo sin retorno hacia una anarquía que se encontraba en situación irreconciliable por parte de los caudillos provinciales que en armas, se levantaban contra el Gobierno Central.
La situación se agravaba por la amenaza siempre latente de la participación de Brasil con sus marcados intereses económicos y territoriales, avivados por la llama permanente de la discordia insidiosa de la corona británica, que desde su embajada en Río de Janeiro manejaba inteligentemente Lord Stransford, calculando especulativamente cada paso o suceso en las pretendidas Provincias Unidas de Sudamérica.
La caída de Napoleón y con él, la de su imperio republicano, por la unidad de las naciones monárquicas que formaran la “Santa Alianza”, unidas al pensamiento universal de los Estados Monárquicos hicieron que las ideas republicanas perdieran opinión en las masas ciudadanas cambiando el espíritu político de Europa que si bien, antes se trataba de republicanizarlo todo, ahora se trataba de monarquizarlo todo.
Artigas13 extendía sus influencias en el litoral y reclamaba una independencia aún no resuelta. Córdoba si bien respondía a Buenos Aires, lo hacía con fuertes condiciones.
Todo el interior sostenía una posición de resistencia al poder centralista del gobierno directoral, que con sus intenciones políticas convertía la república una ficción jurídica; sin definir una Carta Magna con relaciones justas y reglas de juego claras entre las provincias de una pretendida Nación, no logrando su organización política territorial. Por otra parte, ante la comunidad internacional por su forma híbrida de gobierno, hacía descreer en el futuro como nación independiente, perdiendo su credibilidad ante cualquier relación comercial seria, tanto para el intercambio de productos, o la compra de armas tan necesaria para sostener el momento de guerra que debía soportar.
En el norte, la situación desastrosa en que había quedado Rondeau luego de Sipe-Sipe y su enfrentamiento con Güemes, la que culmina con el Pacto de Cerrillos, será el marco que ejemplificaría el estado anárquico del ejército que debía sostener los principios e intereses de la nueva nación republicana y su solidez ideológica frente a una guerra total contra uno de los imperios más poderosos del planeta.
Habían pasado solo cinco largos y penosos años del inicio del proceso revolucionario para la construcción de una nueva nación cuando la realidad, tanto en Europa, como en las Provincias Unidas, había variado totalmente. Buenos Aires pretendía mantener la forma unitaria de gobierno a toda costa para usufructuar los negocios exclusivos basados en los intereses de la aduana de su puerto en Buenos Aires ante el sostenido reclamo de las provincias, principalmente las del litoral, las que se habían organizado como “Liga de los Pueblos Libres”14 y actuaban contra la hegemonía absurda y absoluta de una nueva clase comerciante aferrada a un sistema centralista, unitario y totalitario que no se correspondía con los principios sustentados de la participación federativa y autonómica de las provincias en una unidad como Nación, a raíz de lo cual cada una formó gobierno propio, con su bandera, moneda y ejército, en forma independiente de la otra, provocando un proceso totalmente anárquico con guerras y luchas internas que disociaron el país en el momento que debía enfrentar a una superpotencia que pretendía recuperar el territorio; el que por tales razones se encontraba en estado de indefensión total sin capacidad de respuesta. Pero más aún, cuando esa superpotencia se encontraba aliada al resto de las naciones europeas con las que habían conformado la “Santa Alianza” y que eran solidarias política y comercialmente entre ellas, mientras este territorio era un conglomerado de pequeños estados disgregados.
EL REGRESO DE BELGRANO
A principios de 1816, Belgrano regresa a Buenos Aires; todo parecía terminado para la revolución, la misión diplomática de Rivadavia en Londres, y la de Sarratea en España e Italia habían fracasado, se confirmaba la terrible invasión española para la reconquista del Virreinato del Río de la Plata sublevado, la revolución chilena concluía en una derrota.
Con la designación de Pueyrredón como Director Supremo, designado por el Congreso Constituyente en reemplazo de Álvarez Thomas se pretendió terminar el estado anárquico de las Provincias Unidas, éste escribió el 17 de mayo a Belgrano: “que era preciso salvar la Patria en sus actuales conflictos”,15 quien se pone en marcha hacia Tucumán el 11 de junio, presentándose al Congreso, a cuya participación accedió.
LA REUNIÓN SECRETA DE BELGRANO EL 6 DE JULIO DE 1816
El 6 de Julio tuvo lugar la reunión secreta donde Belgrano fue llamado a “presentar sus exposiciones sobre el estado actual de Europa, ideas que reinaban en ella, conceptos que ante las naciones de aquella parte del globo se habían formado de la Revolución de las Provincias Unidas, y esperanzas que estas podrían tener de su protección, de todo lo cual se creía ilustrado después del desempeño de la Comisión a la que fue destinado”. 16
Si bien la “república” era el sistema que había defendido desde el comienzo de la Junta de Mayo -tal los acuerdos con Paraguay en su primera campaña-,17 marcando la conveniencia de un estado federativo, basado en sus formas democráticas; las circunstancias del momento no se presentaban propicias para sostener dichos principios.
Hubo desde mayo de 1810 una pugna de facciones según la idea de institucionalizar y ordenar el territorio para construir un gobierno independiente; por un lado, era la participación de todas las provincias por igual, en la forma común de un gobierno colectivo, esta era la idea de las provincias –Gorriti, Artigas, Belgrano en Paraguay-; por el otro, era la de un gobierno tutelar sobre todas las provincias.
Ambas coincidían en la forma republicana, cuya diferencia estaba en la forma federativa o unitaria. Estas tres facciones: Unitaria, Federal y la Monárquica Constitucional Temperada, nacen con la revolución misma en el planteo de un nuevo estado independiente.
La actitud sectaria de los diputados de Buenos Aires después del Congreso y en el mismo Congreso de Tucumán, desembocó en la anarquía política, social y económica, pero para mayor gravedad, provocó el descuartizamiento del territorio. El traslado del Congreso a Buenos Aires hizo que éste quedara en manos de la elite portuaria, la falta del tratamiento a la propuesta de Belgrano, que si bien esta habría salvado la revolución, no alcanzó por su falta de resolución a terminar con el proceso de anarquía que sin Constitución, no permitía la institucionalización del país en función de las necesidades propias de las provincias, de ahí el fracaso de la construcción del nuevo estado, y la desintegración de la Nación Sudamericana fue una consecuencia lógica.
Los diputados porteños habían formado un solo bloque con sus 7 delegados: Anchorena, Álvarez, Gascón y Medrano, habían formado a la caída de Alvear la “Junta de Observación” que gobernaba bajo la sombra de Álvarez Thomas, en la intriga permanente y la traición en función de un ‘porteñismo recalcitrante’. A este grupo se sumará Darragueira ya en el Congreso, formando un sólido grupo de diputados con ideas afines. El objetivo principal de este grupo fue el traslado del Congreso a Buenos Aires para su manejo discriminado.
En las cartas de Darragueira a Guido desde Tucumán se ve claramente la intención segregacionista. 18
El pragmatismo de Belgrano indicaba a la monarquía constitucional temperada como una salida viable y de coyuntura para una nación en la complejidad de ese presente. Era el mismo sentido práctico de oportunidad cuando el 25 de mayo de 1810 se había realizado la acción revolucionaria sobre la “máscara de Fernando VII”, como propuesta política; en 1812, en nuevas circunstancias, se presentó la “Bandera Nacional” como símbolo indubitable de soberanía, haciendo caer la fingida máscara.
En el pensamiento reposado de nuestros días esta postura de la monarquía constitucional parecería incongruente o fuera de lugar; en aquel momento, tuvo un sentido y un contenido pragmático que salvó la revolución al igual que la “máscara de Fernando” en 1810.
1 Luis A. Grenni, es arquitecto, escritor e investigador. Vicepresidente del Instituto Belgraniano de Jujuy. Miembro de número del Instituto Nacional Belgraniano.
2 Güemes, Luis, Güemes Documentado. Tomo VI. Doc. N° 118, p. 147-148.
3 Meli, Rosa, Belgrano y la Segunda Insurrección de Tacna. Anales Instituto Nacional Belgraniano.
4 Minutolo de Orsi Cristina, Manuel Belgrano 1816 Unidad e Independencia Americana. Instituto Nacional Belgraniano.
5 Referido por Luis Grenni en “Belgrano y los Sueños de una Revolución Silenciada” – Instituto Belgraniano de Jujuy. 2013, p. 201.
6 “Arenales después de las derrotas iniciales en San Pedrillo y la Angostura frente al coronel realista Blanco, poderosamente armado, lo debilitó y lo deshizo en la batalla de la Florida en la entrada de Santa Cruz de la Sierra (25 de mayo de 1814), meses después derrotó el día 4 de julio una fuerza enemiga causándole grandes pérdidas. Numa Romero de Carpio citado por Alejandro Pojasi en “El Grito de Chicoana” y por Luis Grenni en “Belgrano y los Sueños de una Revolución Silenciada”. Instituto Belgraniano de Jujuy 2013, p. 95.
7 Aguilera mando poner en una picota la cabeza de Warnes y se cebó en la sangre de sus compatriotas, haciendo fusilar 914 individuos de ambos sexos. En 4 meses sacrificó un número de víctimas igual en mitad al de las que el famoso tribunal revolucionario de Francia inmoló en 16 meses. En: Fernández, Cristina, “El Clamor de la Puna”. p. 48.
8 “El ejército lusobrasileño en total contaba con entre 10.000 y 12.000 hombres perfectamente armados y disciplinados, veteranos de las guerras napoleónica. Un efectivo servicio de espionaje, que permitió determinar con precisión los principales de Artigas, y un cuidado estricto de los detalles, con 30 médicos en el Servicio Sanitario. Los primeros transportes llegaron a Rio de Janeiro a fines de marzo del año siguiente. El resto de la división lo hizo a fines de marzo de 1816. La División estaba a las órdenes del General Carlos Federico Lecor, El 13 de mayo de 1816, cumpleaños del nuevo Rey Juan VI observará con halago y asombro las nuevas tropas de invasión. Villagrán, San Millán, El Congreso de Tucumán – El Monarquismo Incaico de Belgrano en la Prensa Periódica Porteña, p. 18.
9 Un mediocre personaje sin mayores capacidades.
10 Mitre, Bartolomé, Historia que Manuel Belgrano y de la Independencia Argentina.
11 Ballatore, Irene, Combate del Puesto del Marques. Instituto Belgraniano de Jujuy. Ediciones Es.Ty.Lo., 2017.
12 Belgrano, Mario, Belgrano, Instituto Nacional Belgraniano. Edición 2006.
13 De Titto, Ricardo, Las dos Independencias Argentinas – Sus Protagonistas. Editorial Ateneo. Cap. 4, p. 137. Editorial Ateneo.
14 Idem.
15 Güemes Ramos Mejía, Luis, Güemes Documentado. Tomo III, p. 479-480.
16 Villagrán San Millán, Martin R., El Congreso de Tucumán – El Monarquismo Incaico de Belgrano y Güemes, en la Prensa Periódica Porteña.
17 Grenni, Luis, Belgrano, Proyecto Siglo XXI. Instituto Belgraniano de Jujuy. Ediciones Es.Ty.Lo 2016.
18 Luis Güemes Ramos Mejía en Güemes Documentado en el Tomo III, p. 470-471 y Ricardo Rojas en el Archivo Capitular de Jujuy, Buenos Aires 1914 Tomo III, “Apéndice” publicación faximilar y en forma resumida sobre su contenido se lee: Tucumán, enero de 1816. “no es obra del momento formar buenos ciudadanos y menos expertos militares… soy del sentir que el tiempo solo curara nuestros males; no las providencias del Congreso, ni la enmienda del estatuto…” /Tucumán, enero 28 de 1816… “¡qué vergüenza que estos miserables pueblos miren con tanto desprecio, en el chasco que nos están dando, la representación de esta gran ciudad y de toda su provincia! No le falta más que mandarnos…” /Tucumán, febrero 11 de 1816… “pongamos con anticipación todo nuestro esfuerzo, sacrificando aunque sea “panem nostrum cuotidianum” por conseguir la protección de algún estado poderoso… siempre tendremos que llevar el Congreso a esa gran capital…” /Tucumán, febrero 18 de 1816… “no omita usted franquearme su sentir en orden al punto de traslación al Congreso, con respecto también a la opinión publica de esa capital que debemos principalmente consultar… el no haber venido de Londres Sarratea ha frustrado la esperanza fundadas que tenía en el para Director… sobre las comunicaciones ultimas de Sarratea a que se referían a los papeles que condujo Belgrano, me consuela mucho el exhorto con el que usted me anima y concluye… Güemes cual otro Artigas nos está causando los mayores perjuicios… haga usted e influya cuanto pueda porque se nombre a Belgrano de Mayor General de este ejército, con el encargo especial de acabar con Güemes antes de abrir la campaña del Perú…” /Tucumán marzo 19 de 1816… “es increíble el fanatismo de estos federalistas ¡oh maldito estatuto!... esperamos solo al diputado de Santiago del Estero para la apertura del Congreso… más su traslación a esa capital se hace inevitable, aunque pese a muchos de los compañeros…” /Tucumán, abril 18 de 1816… “Sí, mi amigo, mucho habíamos adelantado en orden a la traslación del Congreso antes de los últimos sucesos entre el gobierno y la junta de observación… hemos perdido la esperanza de volver en breve al seno de nuestra familia…” – – /Tucumán, mayo 4 de 1816… “¿lo entiende usted mi amigo? Este es el principio de lo que anuncie en mi penúltimo, si no se corrige allí el espíritu desenfrenado de revolución y partidos…” /Tucumán, mayo 13 de 1816… “convengo con usted en que el Congreso debía trasladarse a esa capital; y que si no se verifica es por los continuos movimientos… /Tucumán, junio 8 de 1816 “aunque se enojen los diputados del Alto Perú…” /Tucumán, junio 18 de 1816… “hemos convenido los 7 diputados bonaerenses reunirnos esta tarde para tratar de poner en obra el pensamiento de usted acerca de la traslación del congreso a fin de que no se malogren nuestros justos deseos…” /Tucumán, 27 de junio de 1816… “por cartas contextos recibidas en el correo anterior estamos convencidos de la necesidad de trasladar el Consejo a esa. Sin embargo, por asegurar el golpe hemos convenido con algunos diputados que nos son adictos, en suspender la moción hasta que empiecen a llegar las tropas de arriba, y el nuevo director nos ayude desde ahí en la empresa. No es creíble amigo la rivalidad de estos picaros contra la capital”.