Crónica política de la semana
Semana de transición: Del caos post-Fassil a la corrupción
En Tarija se aguardan señales de venganza interna tanto en Unidos como en el MAS, mientras que en el plano nacional se enfría el tema dólares y reverdecen los escándalos de corrupción que debilitan al gobierno



Si hay una semana que se ajuste a la definición de “semana de transición” seguramente sea una como la que acaba de pasar. Tanto en Tarija como en el plano político nacional e incluso internacional, con esa especie de tensa calma alrededor de la guerra de Ucrania y de las subidas de tipos de interés que los Bancos Centrales vienen aplicando contra la inflación y que acaban castigando a las economías más pequeñas.
En Tarija los protagonistas de la política se han quedado en el molde. La alianza Unidos, que llevó a Johnny Torres a la alcaldía de Cercado y a Oscar Montes a la Gobernación del departamento, se dio por rota después de las hostilidades de abril. El entorno del Alcalde insiste en que existió una conspiración dirigida desde las más altas cúpulas de poder para tratar de voltearle el Concejo y complicarle así la gestión. Después de dos semanas de dimes y diretes se ha bajado el tono por lo que se aproxima: nadie duda de que los rosados buscarán devolverle la “jugarreta” a Montes en la Asamblea Departamental, donde el Unidos de Montes tiene una alianza con indígenas y Comunidad de Todos aparentemente sólida que suma 17 de 30 curules.
En el MAS Tarija también se ha contenido la respiración tras el embarre del presidente departamental del MAS, Carlos Acosta, que se desmarcó de sus aliados de siempre para colocarse al lado de los más firmes partidarios de Evo Morales, para sorpresa de estos mismos firmes partidarios de Evo Morales, que apenas lo reconocen como militante.
De fondo está la enorme estructura funcionarial del Estado en Tarija, con medio centenar de descentralizadas cuyos funcionarios cuentan con aval de la departamental del partido, aunque nadie lo reconozca. El cambio del coordinador gubernamental instruido por Luis Arce en abril, sustituyendo a un Marcelo Poma, intercultural aguerrido, por Walter Ferrufino, rural tarijeñista, y la incertidumbre del propio Acosta, desconocido en un ampliado no tan formal y sin que el MAS nacional haya ratificado ni una ni la otra posición. Momento de espera.
Arce reactivo
En el nivel nacional el momento es idéntico, con más riesgo. Salimos de una situación de alto voltaje que ha llevado la economía al borde del colapso y vamos hacia no se sabe bien dónde, aunque las denuncias de corrupción empiezan a configurar ese escenario de salida.
El coro animoso que jaleó los problemas con el dólar creyendo atisbar una oportunidad para tumbar al gobierno de Luis Arce quedó mudo tras el derrumbe del Banco Fassil, víctima precisamente de todos esos rumores además de sus propios “errores” de gestión que de a poco van saliendo a la luz. La Ley del Oro ha dado un poco de oxígeno extra y desinflado en mucho todos esos rumores, aunque apenas sirva de puente. El riesgo de contagio a otros bancos es real.
El propio Evo Morales, convertido en este 2023 en el principal fustigador del presidente Luis Arce y todo su gobierno, está guardando una calculada pausa, rehuyendo el enfrentamiento directo y rebajando el tono de sus críticas a la economía. Varios operadores señalan que Morales es otra víctima colateral de la caída del entramado financiero cruceño, que le teme mucho más al socialismo de Arce que al indigenismo pragmático de Morales.
Tampoco se rinde, pero su último mensaje en redes le ha quedado ciertamente apocalíptico: “Pido a hermanas y hermanos militantes del MAS-IPSP paciencia, fortaleza y dignidad para enfrentar los ataques incluso personales de la derecha interna que coinciden con el plan de los golpista proimperialistas que buscan eliminarnos política y hasta físicamente. ¡La lucha sigue! Los peores enemigos de Bolivia son la ambición, el narcotráfico y la corrupción. Pero algunos se dedican a la mentira y la persecución. Sabremos responder con la verdad, firmeza, unidad a sus planes para defenestrar al MAS-IPSP y su dirigencia. Solo el pueblo defiende al pueblo”.
¿Es el tiempo de la corrupción?
Arce puede estar más o menos eufórico después de la efectividad y contundencia que está mostrando su gobierno para acallar los conflictos más políticos – no así los sociales -, con la detención de Luis Fernando Camacho o lo que algunos denominan como “operación Fassil”. Sus dos grandes problemas son, sin embargo, la credibilidad económica y la sombra de la corrupción. Tras silenciar la primera, la segunda vuelve a primer término: El ministerio de Medio Ambiente y YPFB se han convertido en quebradero de cabeza. Veremos cómo resulta ese escenario.
Los radicales del MAS contra Arce
La exministra Teresa Morales se ha sumado al “equipo de los radicales del MAS”, como ella misma ha denominado al grupo que llevó una denuncia contra YPFB hasta Sucre para registrarla en las altas instancias. Entre ellos está el siempre cuestionado exministro Carlos Romero, aparentemente del lado de Evo pero sin aval oficial.
Otra cosa es Teresa Morales, que era jefa de la UDIF en el último periodo y que se sentó en la mesa de la zona sur a negociar la salida de Evo Morales del país en 2019. Sin duda es un peso pesado que le da credibilidad a un sector y unas denuncias que se entrecruzan con otras y que configuran el escenario del futuro inmediato. Arce tendrá que lidiar con la corrupción.