Los sueños de San Roque #15
Los Sueños de San Roque: Hacerle el quite al bicho
Ya se acerca la fiesta y los casos de covid siguen subiendo. ¡Pero todo el mundo le tiene tantas ganas a esta fiesta de San Roque! Así que no podemos ignorarla.



Ya se acerca la fiesta de San Roque y el COED ya ha amenazado con prohibirla. Y es que los casos de covid están subiendo. ¿Qué ola es, la sexta, la séptima…? Es mentira que ya no es peligrosa, la gente se sigue muriendo con el bicho este. Entonces tienen razón de que hay que cuidarse. Pero el año pasado también la han prohibido y no ha servido de nada. Mas bien ha sido peor: aunque sea con santo prestado los chunchos han salido a bailar. Y eso que había una propuesta viable para hacer la fiesta segura. Pero no, los señores tenían que prohibirla. Las autoridades se han lavado las manos, y tanto la parroquia como los dirigentes chunchos han dado un paso atrás, así que no había nadie para controlar ni para organizar. ¿Se imaginan el desastre?
Una de las mayores responsabilidades de una persona en cargo de autoridad es saber organizar. Cuando la gente sabe qué hacer, lo hace. Pero el mensaje tiene que ser claro y factible. Si se coordina bien, los dirigentes pueden ayudar a organizar y controlar un paquete de bioseguridad mínima a lo largo de la procesión.
Para comenzar, el virus no sobrevive mucho tiempo al aire libre. Cualquier actividad realizada a cielo abierto tiene mucho menos riesgo de contagio. Segundo, el aire no es el problema, sino las partículas de saliva que vuelan por el aire cuando hablamos. Para eso sirven las mascarillas y, por supuesto, el velo del chuncho. Lo importante es que nadie te respire en la cara. Tercero, las medidas de bioseguridad son las básicas: utiliza mascarilla, lávate o desinféctate las manos seguido. El distanciamiento social es más fácil de manejar dentro de la procesión (dejando espacio entre parejas, por ejemplo) que fuera. También es mas complicado el tema del consumo de bebidas y alimentos. Podría aconsejarse comprar para llevar y el uso de vasos desechables. Pero eso las doñas, la alcaldía y el COED lo saben mejor que yo. Los vendedores deberíamos ver de usar barbijo y desinfectante de manos. Y finalmente: la vacuna. En este sentido estamos bien, porque creo haber escuchado de que en Tarija ya estamos con más del 88% de vacunados. Eso es bueno. Pero igual se puede aprovechar la oportunidad para impulsar para que sigan vacunándose y para que los que todavía no lo han hecho se coloquen el refuerzo.
Como pueden ver no es difícil. Solo hay que organizar y hacer mucha, mucha propaganda. Y hay que estar atentos al desarrollo del pico epidemiológico. En el peor de los casos se toman medidas alternativas como hacer grupos pequeños o procesiones cortas. El año pasado había un montón de ideas para eso. ¿Se acuerdan de cómo tocaban música de San Roque todos los días a las 7 pm, en los patios, las aceras y las plazas de Tarija? No se necesita reunirse para hacer ruido. Lo importante es que la gente pueda celebrarle a San Roque. Eso significa: que lo puedan ir a visitar, que se lo puedan tocar y que le puedan bailar. Si no es grande no importa, pero los chunchos tienen que pisar la calle. Hay que ver qué hacer con las casas donde se cambian los chunchos (ahí hay mucho mas peligro de contagio, por ser espacio cerrado, que en la misma procesión), con las misas dentro de la iglesia y con las visitas al santo. Pero estoy seguro de que se pueden encontrar modos; ya van casi tres años que la iglesia ha lidiado con la pandemia.
Habría que ver qué hacer con las vísperas, con el Festival del Canto y la Aloja, con el concurso de perritos, con la carrera pedestre y ciclística, y con la feria de fiesta. Cada una de ellas tiene diferentes grados de riesgo. Las autoridades tendrían que valorar y preparar las medidas de bioseguridad necesarias. El martes del Encierro también va a ser especialmente complicado, porque por la naturaleza misma de la procesión se producen aglomeraciones cerradas. Hay que rezar que para entonces los casos de covid ya hayan bajado.
También hay otras tradiciones que no tienen casi ningún tipo de riesgo, como las cintas que se cuelgan en la reja de la iglesia. Esta es una tradición que empezó con la pandemia pero que ha dejado una marca importante en el imaginario de San Roque. Silenciosa y solitaria pero tan colorida como los chunchos y los alféreces en las calles de la ciudad.
Pero lo que no podemos hacer es ignorar lo evidente: la gente lo va a salir a festejar a San Roquito. Así que debemos tomar las medidas del caso y reclutar toda la ayuda que podamos de curas, autoridades, dirigentes, líderes y gente de a pie. Y quien sabe, quizás esta sea la fiesta mas grande de San Roque que conozcamos. La energía se siente en el aire. Lo único que sé es que San Roquito este año va a navegar en medio de la pandemia, en medio de las olas y con miles de luminarias a sus pies.