Crónica política de la semana
Del enésimo pulso en el MAS a la dispersión de la oposición
El sector más cercano a Choquehuanca cargó de nuevo contra el caudillismo de Evo Morales en el partido y el ostracismo burocrático del gobierno. También en las filas opositoras hay insurrecciones
Semana de traiciones y puntos finales que no son tanto. En una semana en la que preocupa el bolsillo, la actividad intrapartidaria volvió a saltar a primera página por una razón esencial: los cuchillos vuelan con saña en el Movimiento Al Socialismo, pero ningún partido está tranquilo.
Esta vez salió al contragolpe el bloque indigenista del vicepresidente David Choquehuanca, el que quedó más magullado después de enero, cuando el cruce de acusaciones se circunscribió a las presiones por ganar espacios frente al evismo, pero que de fondo tenía un asunto más filosófico en el que nadie quiere reparar.
Empezó el fin de semana con la renuncia de Rafael Bautista, el gurú de Choquehuanca, que escribió un largo epíteto sobre la pesadez de la burocracia del Estado, a la que describió como un poder colonial intrincado en el cerebro mismo del aparato que impide cualquier reforma – se desempeñaba como director de geopolítica del Vivir Bien -, y que todo el mundo tradujo en un “me voy porque Arce no me deja cambiar nada”.
Después le siguió el diputado cruceño Rolando Cuéllar, parte de la matriz campesina y con pocos pelos en la lengua, que en su día ya se las tuvo tiesas con Carlos Romero y Adriana Salvatierra. Cuéllar planteó directamente un Congreso Orgánico abierto para derrocar a Morales, y claro, le llovieron las amenazas para acabar expulsado del Instrumento – aunque aferrado a su curul -.
En paralelo y con los ecos del 8M aún de fondo, Angélica Ponce, dirigente de las mujeres interculturales, señaló a Morales de ser acosador político e impedir la regeneración del partido. También le llovieron.
Y en medio de todo esto, el ministro Eduardo del Castillo del Carpio, que llegó al gabinete habiendo sido el niño mimado de Álvaro García Linera – Adriana Salvatierra mediante – en los hilos de la Asamblea Plurinacional, se descolgaba con otra arremetida virulenta contra los dirigentes chapareños, a los que acusó de tener intereses ligados al narcotráfico, palabras más, palabras menos.
Ahora toca esperar el contra-contra-golpe del Evismo, que seguramente pedirá más cabezas y empezará a arrinconar a Luis Arce, que es de los suyos, pero que los ha negado ya casi tres veces, como San Pedro, sin mover una coma de su gabinete. La reacción inicial es sin duda aún más exagerada que la de enero y ya se habla de un “Evo intocable” y un “líder espiritual insustituible”, aunque todos son conscientes de que lo que está en juego es mucho más pragmático: la pretensión de candidatear en 2025, y que además, Evo no ha empezado a hacer la tarea: Prácticamente ninguna Departamental del MAS se ha renovado con la fuerza debida y en la mayoría hay pugnas de poder muy severas, como en Tarija.
Los otros choques
No es en el MAS en el único partido donde se ven las costuras de un sistema que apenas beneficia a los comerciantes de pegas en tiempo electoral o a los calculadores de perfiles, porque luego las bancadas se borran con facilidad suprema.
Le pasó a Iván Arias en La Paz, donde ninguno de sus concejales se atrevió a apoyar su propuesta de reforma impositiva, porque a nadie le gusta pagar impuestos y eso penaliza.
Le viene pasando a Maya Soruco en Tarija, la vicegobernadora chaqueña que apenas tiene voz y poco se entera de lo que pasa siquiera en el Chaco.
Le ha pasado al vicegobernador cruceño Mario Aguilera, que vio como el número uno, Luis Fernando Camacho, prefería a su secretario de Gestión Institucional que a él a la hora de entregar el bastón de mando por ausencia, aunque en este caso se acabó revirtiendo la decisión.
Y le pasa casi a diario a Carlos Mesa, cada vez más perdido en medio de una bancada que esperaba otro resultado en aquel octubre de 2020 y que apenas puede sostener el debate público que conduce, casi siempre, a la nada.
Esta semana hubo dos asuntos de pulso: la renovación del Defensor del Pueblo, donde el rodillo del MAS amenaza con dejar de nuevo sin mayor referencia a la Institución, y el asunto del Censo de Población y Vivienda, que ya tiene fecha en noviembre y que sobre todo la bancada cruceña quiere explotar como asunto de confrontación. Veremos la capacidad de cada uno de sostener los argumentos.
La autonomía de Tarija y el Ministerio de Trabajo
En Tarija el pulso particular se concentra en el Servicio Departamental de Caminos (Sedeca), cerrado en el marco de su autonomía funcional por el gobernador Oscar Montes, y que el Ministerio de Trabajo pretende reabrir obligando a la Gobernación a readmitir a los trabajadores, algo que evidentemente es disonante, pues no se trata de despidos sino de la extinción de la actividad escudada además en la crisis económica general.
La cuestión es que el asunto está elevando el tono de algunos actores políticos que habían dejado las funciones de oposición en Tarija, y no es raro que el impase acabe en amenazas de proceso al Gobernador y otras derivadas jurídicas. Mientras, Luis Arce sigue sin reunirse con el gobernador.