Crónicas de noviembre
De Arce y el "griterío" al pulso por el gabinete
El Presidente no acaba de desenvolverse en los momentos de alta tensión política, donde los gritos opacan su gestión. El lunes Luis Arce dio su primer informe de gestión, donde su nerviosismo fue evidente



El día estaba señalado en rojo por muchos motivos: el paro cívico -¿gremial?, el informe de Luis Arce y su consiguiente cambio de gabinete - aún no confirmado - ponía de nuevo toda la carne en el asador o todas las cartas sobre la mesa en lo que se preveía sería el enésimo pulso de la legislatura.
A estas alturas del año ya no estaba claro ni cuál era el motivo del paro cívico, sobre todo porque la mayoría de los gremiales se habían apartado y porque se había sumado contundentemente el Transporte, al menos en Tarija, y a la lucha contra la Ley 1386, que es la ley marco de la estrategia contra las ganancias ilícitas, se le han ido sumando el rechazo a la Ley de PDDES, a los ascensos y hasta la pataleta por el tránsfuga Edwin Rosas.
Tampoco nadie sabe si era indefinido y si lo seguirá siendo ni qué tendría que hacer el Gobierno para que se desmovilizara.
Y sí, para unos fue un éxito, para otros un fracaso y para la mayoría algo intrascendente que pasaba entre grupos radicalizados en puntos localizados y donde Santa Cruz y Tarija salvaron ligeramente la cara de los convocantes.
El informe
Las fuerzas que no se medían en la calle, aunque hubo llamados a la violencia mucho más allá de lo que recomienda la razón, se midieron en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Luis Arce se presentó a dar su informe y metió la frase "derecha golpista" cuatro veces en sus primeros diez párrafos. La oposición empezó el griterío que ya se ha convertido en habitual en este tipo de sesiones. Y así, entre chillidos y amenazas, un Luis Arce muy incómodo y muy poco fluido fue desgranando datos que presentan un país en recuperación en tiempo récord y que, además, no se acaba de palpar en la calle.
La sesión fue como una metáfora del propio año de gestión. Probablemente Arce ha hecho cosas buenas, como la gestión de la pandemia, pero el ruido de la política impide que se hable de ello en los foros importantes. El debate entre políticos ha quedado reducido a "fue golpe" o "fue fraude" y nada más.
Arce es lo que es y tiene el perfil que tiene. Nadie le ayuda demasiado en su gabinete, aunque tampoco tiene nadie enfrente con quien medirse. Solo el griterío le hace perder los papeles. En cualquier caso, hay varios actores no muy interesados en que Arce se consolide en su papel presidencial. Acaba de cumplir el primer año y ya hay quien está pensando en el Congreso que debe elegir a los dos candidatos de 2025 y claro, la posibilidad de que Evo Morales y Álvaro García Linera vuelvan a estar en la papeleta existe.
El gabinete de Arce y los ministros que vienen
En realidad, el punto que más interesaba ayer en las filas del Movimiento Al Socialismo y que es el que de alguna forma motivó a que toda la plana mayor - incluidos personajes medio desaparecidos como Marcelo Poma - salieran estos días a respaldar a Arce, era la evaluación y cambio de ministros, que puede ser a cualquier hora e incluso, no ser.
Solo ha trascendido la evaluación de las matrices del Pacto de Unidad, que cuestionan a Quelca en Educación y, sobre todo, a Iván Lima en Justicia. La razón, dicen, es el retardo en la administración de Justicia por los casos de Senkata y Sacaba, aunque todos saben que esa parte la lleva el círculo más cercano a Evo Morales, por lo que se interpreta un pulso en toda regla entre el círculo del expresidente, el de Choquehuanca y el de las organizaciones.
Lo cierto es que suenan nombres a todos los niveles, algunos clásicos como el de Rodríguez Veltzé o el retorno de Juan Ramón Quintana o Alfredo Rada, los de la plana mayor de la dirigencia del Pacto de Unidad, ascensos como el de Álvaro Ruiz o la inclusión de Susana Bejarano, que de paso vendría a cubrir el vacío de la ausencia de ministros tarijeños.