Del diagnóstico a la vacunación
Peregrinar 13 días por una prueba de antígeno en Tarija
Tener síntomas, haber sido contacto de un caso positivo y además no poder respirar no es garantía para que en la CNS accedan a aplicar una prueba de antígeno, solo aplican test rápidos que no son fiables



Esperar 13 días por una prueba de diagnóstico Covid parece una locura a estas alturas de la pandemia, pero es la realidad que día a día viven mujeres y hombres en hospitales y centros de salud públicos en Tarija, y de donde la Caja Nacional de Salud y demás seguros de salud a corto plazo no son la excepción.
Mariela es una madre joven y soltera, tuvo la "suerte" de encontrar trabajo después de dos años de estar desempleada. Ella es contadora de profesión, pero ahora será acomodadora de productos en un supermercado de la ciudad. Sentada en el piso, afuera del Policlínico Lourdes, con su niño en brazos y el bolso que lleva en el suelo espera que una fila de cuatro personas avance, dio positivo a Covid.
Austeridad extrema Ser contacto directo de una persona positiva y presentar síntomas de Covid no es suficiente para recibir atención oportuna.
En la misma fila se encuentra Gabriela, quién ha peregrinado durante 13 días por atención oportuna y humana en su seguro de salud, pues, aunque la sintomalogía de esta enfermedad la había doblegado ya en dos oportunidades arrebatándole el oxígeno, las pruebas rápidas seguían siendo negativas y sin un certificado que tenga impreso el "positivo", la evaluación médica y la medicación con suerte será una tira de ibuprofenos y un "vuelva dentro de unos días si los síntomas continúan".
Desde el inicio de la pandemia a la fecha se han registrado 25.484 casos de Covid-19, pero, ¿cuántos de ellos han tenido un diagnóstico oportuno y cuántos nunca lo tuvieron?
Gabriela al inicio solo presentaba un leve dolor de garganta y de pecho, pasó como siete días con el mismo malestar y al enterarse que tuvo contacto con una persona que dio positivo acudió de inmediato a la CNS, donde conoció de boca de los mismos trabajadores de salud que los test rápidos en sangre, con un 64% de confiabilidad, eran los únicos medios para el diagnóstico.
Le dieron la orden para el laboratorio, pero no era hasta el otro día que el examen se aplicaría. Era martes, las mañanas heladas de por sí no detienen la fila afuera del Policlínico de al menos unas 40 personas que, con seguridad al menos algunas tienen Covid, y están a la espera de confirmarlo
Pese a que la gente sigue llegando, la atención empieza pasadas las 8 de la mañana, y aunque solo se deben esperar 15 minutos por el resultado, Gabriela deberá volver a las 4 de la tarde por el suyo, así afirma un comunicado pegado en la puerta del Laboratorio.
“Negativo”, afirmaba el resultado, la doctora sin más le dijo que podía irse tranquila, "me duele el pecho y la garganta, no puede darme algo, tuve contacto con un caso positivo" le explicó Gabriela, la respuesta solo fue una inyección.
Continuaron pasando los días, la inflamación aumentaba al punto que tres días más tarde, el solo tocar el pecho con la palma de la mano era doloroso, al igual que pasar la saliva o intentar comer algo. Fue la primera noche donde sintió que las fosas nasales se habían tapado por completo y respirar por la boca apenas le permitía meter aire. Entre lágrimas de desesperación y vapores esperó al sábado para ir a Emergencias.
Llegó en la mañana con 37° grados de temperatura, tras dos horas de espera, fue atendida. Su nivel de oxigenación se encontraba en 87, por debajo de lo normal, pero de nuevo volvía a su casa con otra inyección, paracetamol y una nueva orden para un test rápido.
13 días habían pasado, era lunes y en el patio del Hospital Obrero le tomaron el test de sangre, esta vez solo esperó una hora para saber su resultado, que nuevamente fue negativo.
Su cuerpo en ese lapso de tiempo, se había tornado tembloroso, débil, la punta de sus dedos tomó un color morado, pero, sin una baja médica el trabajo continuaba, el riesgo de contagiar a más personas también, sin "positivo" no se podía hacer nada.
Como última opción recurrió a las Brigadas Médicas de la Alcaldía, que el mismo lunes por la tarde se encontraban en el barrio Nuevo Amanecer. Tras 10 minutos de la aplicación de la prueba de antígeno nasal, esta marcaba positivo a Covid.
En el Policlínico cuestionaron la veracidad de la prueba, pese a ello, una vez más enviaban a la paciente a su casa, pues el martes recién la valoraría un médico y le daría al fin medicación.
Gabriela recibió una placa toráxica, sus pulmones se encontraban inflamados, con mucosidad y flemas que le impedían respirar y hasta con ataques de taticardia.
Pese a que expertos hicieron énfasis en la importancia de diagnosticar de manera oportuna a los pacientes para evitar que el virus afecte de forma grave, el sistema de salud continúa haciendo oído sordo tras más de un año de pandemia. Esperar por vacunas y peregrinar por pruebas confiables, es la "nueva moda" en Tarija, de la que no todos salen con vida.
“Mentir y exagerar” para obtener una prueba Covid
Fernando presentó varios síntomas de Covid, más al acudir de emergencia al Centro de Salud Palmarcito, si bien le dieron orden para una prueba de diagnóstico, debía esperar seis días por ella, pues acudió un sábado y la prueba se la realizarían el próximo viernes.
La falta de atención oportuna ha impulsado a que las personas en la salud pública mientan a cerca de su sintomatología por temor a no ser diagnosticados.
"Tienes que exagerar y decir que ya vas cinco días mal para que te prioricen" es el consejo que da precisamente una trabajadora de salud del mismo centro, quien es testigo de que en oportunidades algunos pacientes dieron positivo y salieron con un "kit de medicamentos" que solo contenía Ibuprofeno.