Las ventanas de denuncia se les han cerrado
Los niños sin voz en duros tiempos de pandemia
El 25 de abril se recordó el Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato a Niñas, Niños y Adolescentes
Agustín (nombre convencional) tiene cinco años y a su edad ha escuchado más de 20 “malas palabras” diferentes, su padre ahogado en el vicio del alcohol y la crisis económica no le ha brindado la paz con la que necesita crecer. Su madre murió en un accidente, una noche en la que fue atropellada al llegar a casa. Enterada de las vivencias del pequeño hace un mes, la hermana de la madre decidió hacerse cargo de Agustín y lo que sabemos hasta ahora es que la historia tiende a tener un final feliz. Pero no todos los niños tienen la suerte de Agustín, sumado a ello la pandemia ha agravado su situación.
Ayer 25 de abril se recordó el Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato a Niñas, Niños y Adolescentes. La violencia hacia este grupo es una de las peores formas de vulneración de derechos y es un problema que atraviesa todas las franjas sociales, culturales y económicas.
En Bolivia hay 2.833.100 niños, hasta los 11 años, lo que equivale al 23,9% de la población boliviana, según las últimas proyecciones del Instituto Nacional de Población y Vivienda (INE).
Si bien en los últimos años, la mortalidad en ese segmento de la población se redujo un 55% y hubo avances en la erradicación del trabajo infantil, la pandemia ha provocado que la infancia sea más vulnerable a la violencia y está forzando a que más niños salgan a trabajar para ayudar al sustento de sus familias, afectadas por el desempleo, por la pérdida de los progenitores y otros factores.
Según datos proporcionados por Plan Internacional, en base a las estadísticas de la Fiscalía General del Estado, en Bolivia solo en el primer trimestre de 2021 se registraron cinco infanticidios y 282 casos de violación a niños, niñas y adolescentes, cifra que es más del doble de casos registrados en el mismo periodo del año pasado. El documento también señala que el año pasado, se reportaron 51 infanticidios y 108 casos de violación infantil, en medio año.
Asimismo, resalta que a través de una encuesta realizada por Plan International en 2020, se identificó que 44,6% de las niñas, adolescentes y jóvenes conocieron o vivieron un delito de violencia durante la pandemia; sin embargo, un 91,9% no hizo una denuncia.
El impacto de la pandemia
Según explican expertos de Aldeas Infantiles SOS la violencia nunca puede ser un problema de puertas adentro. La desnaturalización de prácticas violentas exige un esfuerzo interinstitucional que trabaje sobre las causas estructurales que derivan en situaciones de abuso y maltrato.
Por otra parte, en un escenario complejo como el que estamos atravesando, la necesidad de respuestas es cada vez más urgente. La baja asistencia a centros educativos, recreativos y de salud también incrementan las situaciones de riesgo. Las redes se debilitan, el distanciamiento se traduce en aislamiento, se favorecen entornos de riesgo y se profundiza la brecha económica y social.
Según la última la Encuesta Continua de Hogares (ECH) de abril 2020, la pobreza afecta en mayor medida a los/as niños niñas de 0 a 12 años, independientemente de localidad en la que se encuentren. Uno de cada cinco niños y niñas viven en condiciones de pobreza (21.3% de los/as niños y niñas menores de 6 años; 20.6% de los/as niños y niñas de 6 a 12 años). Las consecuencias de las crisis sociales y económicas profundizan las violencias sobre las poblaciones más vulnerables, especialmente sobre los/as niños, niñas y adolescentes. Por cada necesidad insatisfecha, por cada derecho vulnerado al que no se da respuesta estamos comprometiendo el desarrollo de las generaciones futuras.