Con riesgo de contraer Covid-19 los vecinos buscan agua en las calles
Vecinos de Tarija se las ingenian para agarrar agua en plena pandemia
La población tuvo que salir de sus hogares, romper el encapsulamiento que hay en Cercado y hacer largas filas para recibir agua de cisternas en baldes
La fila de vecinos se extendió por la calle Cochabamba desde el martes por la noche, similar situación se advirtió en el barrio Las Panosas, La Loma, El Carmen y la zona central, entre otros. Les cortaron el agua después de que una tubería que pasa por el puente San Martín se rompió. Más de 20 barrios de la ciudad de Tarija fueron afectados.
La falta del líquido elemento provocó que varias personas no cumplan el distanciamiento social para evitar el contagio del Covid-19 y durante horas tuvieron que permanecer parados en la calle, soportar el frío, al lado de sus tachos y baldes para recibir agua de la cisterna.
A la altura del mercado La Loma vive Fátima, en un cuarto en alquiler que consiguió a principio de año por 450 bolivianos. Ella tiene 23 años y dos hijas, Leidy y Carmencita. Su familia es de Paicho y en la ciudad no tiene a ningún pariente cercano a quién pedir ayuda. Ella salió con las niñas para recibir el agua. Leidy le ayudó con un baldecito. Durante la noche del martes no pudo recibir, por lo que tuvo que volver la mañana del miércoles. Esta vez la ayudó una vecina universitaria de la casa que también alquila una pieza.
“Me da mucho miedo salir por las niñas, pero no tengo agua ni para hacerle la mamadera. ¿Cómo voy a cocinar y a lavar? No se puede vivir sin agua, menos así como estamos. El agua que agarramos no fue para el baño, ni para lavarnos la cara porque no alcanza. Los vecinos estaban diciendo que cuatro días vamos a estar sin agua. Yo no tengo con quién dejar a mis hijas, la mayor recién tiene dos años y, la otra, seis meses”, dice.
Desde finales de marzo se dispuso la emergencia sanitaria a nivel nacional y después de tres meses la supervivencia de las familias que no perciben un salario mensual es insostenible. La escasez de alimentos por la falta de recursos para obtenerlos, los niveles de incertidumbre laboral, las consecuencias emocionales del encierro y ahora la falta de agua, complicaron la situación de las familias.
Por la zona sur de la ciudad, en el barrio San Jorge I, vive don Roso, justo detrás del colegio. El nació en una comunidad de Sevingal, ubicada en la provincia O’ Connor, hace 47 años “cuando todavía era mozo me vine a Tarija”, dice. Conoció a su pareja y tuvieron siete hijos e hijas.
La situación económica se complicó y los trabajos de albañil no llenaron los platos de comida. Algunos de sus hijos se fueron, pero las hijas se quedaron y la familia siguió creciendo. Hoy, 14 personas están a cargo de don Roso. El miércoles por la mañana él salió con varios baldes a hacer fila para recibir el agua de la cisterna. A pesar de que San Jorge I no es un barrio que fue directamente afectado por la fisura de la tubería, desde el martes hubo cortes en el servicio. El miércoles volvió el flujo, pero solo durante cuatro horas y después el chorro de agua desapareció de los grifos.
Al norte de la ciudad, en el barrio IV Centenario, cerca del coliseo Defensores del Chaco, vive Mario de 35 años y su mamá de 67. Ellos pagan 350 bolivianos por un cuarto con baño compartido. Ella llegó a visitarlo, pero se quedó por la emergencia sanitaria. El agua se cortó también el martes por la noche.
Volvió su fluidez el miércoles, pero no era apta para el consumo, pues tenía un color marrón, así que también tuvieron que ir en busca de la cisterna. Junto con ellos, en la misma casa, viven tres familias con hijos. Una de ellas es de Erquis y su situación económica ya no se sostiene.
Entre todos hicieron una colecta de monedas para que puedan sobrevivir la semana. “Nadie la está pasando fácil, pero hay algunos que la están pasando peor”, explica Mario y cuenta que en el grupo de WhatsApp del barrio se avisó que volverían a cortar el agua.
“Al final uno puede vivir de fideo y cebolla por un tiempo, pero cuando tienes hijos o padres mayores y no hay agua, ahí ¿qué se hace?”, expuso.
Protocolo Covid-19 se rompe a falta de agua
Agua de cisternas
A través de una comunicado la Cooperativa de Servicios de Agua y Alcantarillado Sanitario de Tarija (Cosaalt), informó que la empresa desplegó el personal correspondiente "para reponer en el menor tiempo posible el servicio a la población afectada", sin embargo, por los siguientes tres días se realizará la dotación de agua por medio de cisternas a los barrios afectados.
Distancia Social
Las filas en los diferentes barrios de la ciudad permanecieron todo el día miércoles. La distancia social no se respetó aunque se vio a los ciudadanos utilizar barbijos. La situación de emergencia por falta de agua, obligó a los vecinos a romper en encapsulamiento en distintas zonas que buscaron proveer del líquido elemento a sus familias.
Un litro cada 35kg
La Organización Mundial de la Salud recomienda beber un litro de agua por cada 35 kilos al día, sin contar la cantidad que se emplea para la higiene y cocción de alimentos. Durante la pandemia la recomendación de higiene se incrementa y fue evidente la desesperación de los ciudadanos al querer abastecerse del líquido elemento.