2020, los misterios y dudas detrás de un año bisiesto
El pequeño Andrés tiene cuatro años, él nació el 29 de febrero de 2016 en la ciudad de La Paz y solo ahora ha podido celebrar su cumpleaños en su fecha verdadera. Pues cuando sus padres vieron que nació el 29 de un año bisiesto decidieron celebrarle su cumpleaños cada 28 de...



El pequeño Andrés tiene cuatro años, él nació el 29 de febrero de 2016 en la ciudad de La Paz y solo ahora ha podido celebrar su cumpleaños en su fecha verdadera. Pues cuando sus padres vieron que nació el 29 de un año bisiesto decidieron celebrarle su cumpleaños cada 28 de febrero.
“Le preparamos un cumpleaños muy especial por sus cuatro años, porque justamente ahora (febrero 2020) pudo soplar su velita en su verdadera fecha de nacimiento”, dice Elizabeth Egüez, la madre del pequeño, quien revela que no tenía información sobre los años bisiestos hasta el día en que sintió sus primeros dolores de parto un 29 de febrero.
“Mil dudas me vinieron a la cabeza, ¿cómo era eso de que mi hijo no podría tener un cumpleaños en su fecha real?, y ahora ¿cómo lo inscribo en el registro civil?”, recuerda.
Más aún, hay un aspecto positivo en todo esto, pues a los nacidos el 29 de febrero se les conoce como los “eternamente jóvenes”: soplar las velas cada cuatro años es la excusa perfecta para fingir tener menos edad.
En cuanto al registro civil no hay diferencia entre un niño nacido un 29 de febrero y otro que lo haya hecho cualquier otro día del año: la inscripción registral se realiza siguiendo el mismo procedimiento.
La única singularidad es que el cumpleaños oficial del nacido ese día será cada cuatro años o no tendrá otra opción que trasladar la fecha de su cumpleaños. Más aún, la probabilidad de que un bebé venga al mundo un 29 de febrero es de una entre 1.461.
Sin embargo, un año bisiesto no solo influye en los nacimientos sino en otros planos como los laborales o en la vida privada, donde un día adicional en el calendario siempre nos afecta de alguna manera.
Pero ¿cuál es el origen del año bisiesto? La respuesta se encuentra en la Antigua Roma, cuando hace más de dos milenios se descubrió que el calendario no estaba del todo alineado con el año solar.
Cuentan los registros históricos que Julio Cesar le pidió al astrónomo alejandrino Sosígenes que le ayudara a crear una alternativa al calendario romano más apegada a la realidad y a la rotación de la Tierra.
De esta manera se creó un calendario que añadía un día a febrero cada cuatro años, el día agregado tenía lugar entre el 23 y 24 de febrero. De ahí el nombre bisiesto, que proviene de la expresión del latín bis sextus dies ante calendas martii, que significa segundo día sexto antes de las calendas (primer día del mes) de marzo.
A pesar de esa modificación, en 1582 el papa Gregorio XIII promulgó el calendario gregoriano, que es el que se utiliza actualmente y que añade el día extra al final de febrero. Además, para que no se volviera a producir un desajuste, ajustó un poco más el desfase estableciendo una excepción: no serían años bisiestos los que fuesen múltiplos de 100, salvo si eran también divisibles por 400. Así, el año 1900 no fue bisiesto, pero sí lo fue el 2000. Igualmente, los años 2100 y 2200 no serán bisiestos.
La mala suerte de los años bisiestos
[caption id="attachment_537416" align="alignnone" width="1920"] Ilustración sobre el hundimiento del Titanic[/caption]
En Tarija como en todo el mundo hay quienes creen mucho en supersticiones y así por ejemplo Justina Carrillo asegura que un 29 de febrero no se toma decisiones importantes, porque es un día de mala suerte.
Casualidad o no, los años bisiestos han dado lugar a varias catástrofes como el hundimiento del Titanic (1912), el inicio de la Guerra Civil Española (1936), la apertura del campo de exterminio de Auschwitz (1940) o el comienzo de la guerra entre Irak e Irán (1980), además de la muerte de personalidades como Mahatma Gandhi (1948), Robert F. Kennedy y Martin Luther King (1968) y John Lennon (1980).
Otra curiosidad relacionada a la mala suerte se dio en Grecia, relatan que los griegos no se casaban en los años bisiestos, y especialmente el 29 de febrero, porque pensaban que les traería mala suerte en el futuro de su matrimonio, y los romanos hasta cerraban los templos en los febreros bisiestos por si Júpiter montaba en cólera.
Por otra parte, mientras que en Escocia se consideraba de mal augurio nacer el 29 de febrero, en Irlanda se premiaba a los bebés nacidos este día con cien euros. Asimismo, en la antigüedad se creía que las personas nacidas en años bisiestos podían desarrollar poderes sobrenaturales, y en el Reino Unido los bisiestos eran los años en los que las que las mujeres podían proponer matrimonio a los hombres, una tradición que se le atribuye al santo irlandés San Patricio.
¿Podría 2020 ser el último año bisiesto?
Fuente: La República
Ya que la Tierra completa su órbita alrededor del Sol (un año) en 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos, los calendarios actuales están ligeramente fuera de sincronización. Por tal motivo usamos los años bisiestos, para que los 29 de febrero de cada cuatro años compensen ese exceso de tiempo. Sin embargo, este 2020 podría ser el último “almanaque especial” en nuestras vidas.
En Estados Unidos, dos académicos de la Universidad Johns Hopkins se han propuesto reemplazar la configuración del calendario gregoriano. Su nueva versión se denomina calendario Hanke-Henry —por sus apellidos—, éste tiene una duración de 364 días.
¿Cómo sería el nuevo calendario? Tal vez la mayor particularidad de este nuevo calendario es que el año siempre comenzaría un lunes. Por tanto, las personas cumplirían años siempre el mismo día de la semana, mientras que la Navidad sería celebrada en domingo.
Asimismo, febrero dejaría de ser el mes más corto del año y pasaría a tener siempre 30 días, la similar cantidad que enero, abril, mayo, julio, agosto, octubre y noviembre.
Por otro lado, los meses con 31 días serían marzo, junio, septiembre y diciembre. Si bien ya no existirían más los años bisiestos, “cada cinco o seis años tendríamos una semana extra al final del año para festejar”.
Henry defiende su propuesta basándose en la idea de que buscan un calendario que sea adecuado para que los seres humanos ordenen sus vidas.
“El calendario gregoriano fue creado por astrónomos, personas que sabían lo que estaban haciendo, y es muy preciso. Ése es el problema. No necesitamos un calendario terriblemente preciso”, explicó.
¿Hará la vida más fácil? La ventaja de tener fechas especiales que sean siempre el mismo día de la semana es que se evitarían ineficiencias administrativas en la planificación y programación que tiene el actual calendario.
El economista Steve H. Hanke fue de gran ayuda para analizar las implicaciones financieras de instaurar con calendario de 364 días. Según sus cálculos, los costos iniciales de realizar el cambio serían menores que los 100 mil millones de dólares gastados para el ajuste del año 2000.
Sucesos ocurridos en años bisiestos
El incendio de Londres
Cincuenta años más tarde, en 1666, Londres sufrió un incendio de monstruosa magnitud. El fuego destruyó la ciudad medieval dentro de la antigua muralla romana. Arrasó 13.200 casas, 87 iglesias parroquiales y la catedral de San Pablo.
Invención de la guillotina
En 1792, Francia inventó una máquina para matar que se llevó un mar de vidas de personas tanto culpables como no: la guillotina. Se dejó de usar en 1977 tras cortar la cabeza a un sentenciado por torturar y matar a su novia en Marsella.
Invención de la dinamita
El sueco Alfred Nobel inventó en 1866 el artefacto que hizo las guerras dramáticamente más mortíferas y volvió el terrorismo más accesible y fácil: la dinamita.
“Le preparamos un cumpleaños muy especial por sus cuatro años, porque justamente ahora (febrero 2020) pudo soplar su velita en su verdadera fecha de nacimiento”, dice Elizabeth Egüez, la madre del pequeño, quien revela que no tenía información sobre los años bisiestos hasta el día en que sintió sus primeros dolores de parto un 29 de febrero.
“Mil dudas me vinieron a la cabeza, ¿cómo era eso de que mi hijo no podría tener un cumpleaños en su fecha real?, y ahora ¿cómo lo inscribo en el registro civil?”, recuerda.
Más aún, hay un aspecto positivo en todo esto, pues a los nacidos el 29 de febrero se les conoce como los “eternamente jóvenes”: soplar las velas cada cuatro años es la excusa perfecta para fingir tener menos edad.
En cuanto al registro civil no hay diferencia entre un niño nacido un 29 de febrero y otro que lo haya hecho cualquier otro día del año: la inscripción registral se realiza siguiendo el mismo procedimiento.
La única singularidad es que el cumpleaños oficial del nacido ese día será cada cuatro años o no tendrá otra opción que trasladar la fecha de su cumpleaños. Más aún, la probabilidad de que un bebé venga al mundo un 29 de febrero es de una entre 1.461.
Sin embargo, un año bisiesto no solo influye en los nacimientos sino en otros planos como los laborales o en la vida privada, donde un día adicional en el calendario siempre nos afecta de alguna manera.
Pero ¿cuál es el origen del año bisiesto? La respuesta se encuentra en la Antigua Roma, cuando hace más de dos milenios se descubrió que el calendario no estaba del todo alineado con el año solar.
Cuentan los registros históricos que Julio Cesar le pidió al astrónomo alejandrino Sosígenes que le ayudara a crear una alternativa al calendario romano más apegada a la realidad y a la rotación de la Tierra.
De esta manera se creó un calendario que añadía un día a febrero cada cuatro años, el día agregado tenía lugar entre el 23 y 24 de febrero. De ahí el nombre bisiesto, que proviene de la expresión del latín bis sextus dies ante calendas martii, que significa segundo día sexto antes de las calendas (primer día del mes) de marzo.
A pesar de esa modificación, en 1582 el papa Gregorio XIII promulgó el calendario gregoriano, que es el que se utiliza actualmente y que añade el día extra al final de febrero. Además, para que no se volviera a producir un desajuste, ajustó un poco más el desfase estableciendo una excepción: no serían años bisiestos los que fuesen múltiplos de 100, salvo si eran también divisibles por 400. Así, el año 1900 no fue bisiesto, pero sí lo fue el 2000. Igualmente, los años 2100 y 2200 no serán bisiestos.
La mala suerte de los años bisiestos
[caption id="attachment_537416" align="alignnone" width="1920"] Ilustración sobre el hundimiento del Titanic[/caption]
En Tarija como en todo el mundo hay quienes creen mucho en supersticiones y así por ejemplo Justina Carrillo asegura que un 29 de febrero no se toma decisiones importantes, porque es un día de mala suerte.
Casualidad o no, los años bisiestos han dado lugar a varias catástrofes como el hundimiento del Titanic (1912), el inicio de la Guerra Civil Española (1936), la apertura del campo de exterminio de Auschwitz (1940) o el comienzo de la guerra entre Irak e Irán (1980), además de la muerte de personalidades como Mahatma Gandhi (1948), Robert F. Kennedy y Martin Luther King (1968) y John Lennon (1980).
Otra curiosidad relacionada a la mala suerte se dio en Grecia, relatan que los griegos no se casaban en los años bisiestos, y especialmente el 29 de febrero, porque pensaban que les traería mala suerte en el futuro de su matrimonio, y los romanos hasta cerraban los templos en los febreros bisiestos por si Júpiter montaba en cólera.
Por otra parte, mientras que en Escocia se consideraba de mal augurio nacer el 29 de febrero, en Irlanda se premiaba a los bebés nacidos este día con cien euros. Asimismo, en la antigüedad se creía que las personas nacidas en años bisiestos podían desarrollar poderes sobrenaturales, y en el Reino Unido los bisiestos eran los años en los que las que las mujeres podían proponer matrimonio a los hombres, una tradición que se le atribuye al santo irlandés San Patricio.
¿Podría 2020 ser el último año bisiesto?
Fuente: La República
Ya que la Tierra completa su órbita alrededor del Sol (un año) en 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos, los calendarios actuales están ligeramente fuera de sincronización. Por tal motivo usamos los años bisiestos, para que los 29 de febrero de cada cuatro años compensen ese exceso de tiempo. Sin embargo, este 2020 podría ser el último “almanaque especial” en nuestras vidas.
En Estados Unidos, dos académicos de la Universidad Johns Hopkins se han propuesto reemplazar la configuración del calendario gregoriano. Su nueva versión se denomina calendario Hanke-Henry —por sus apellidos—, éste tiene una duración de 364 días.
¿Cómo sería el nuevo calendario? Tal vez la mayor particularidad de este nuevo calendario es que el año siempre comenzaría un lunes. Por tanto, las personas cumplirían años siempre el mismo día de la semana, mientras que la Navidad sería celebrada en domingo.
“El calendario sería exactamente el mismo, todos los años”, simplifica Richard Henry, astrónomo de la Universidad de Johns Hopkins, coautor del nuevo modelo.
Asimismo, febrero dejaría de ser el mes más corto del año y pasaría a tener siempre 30 días, la similar cantidad que enero, abril, mayo, julio, agosto, octubre y noviembre.
Por otro lado, los meses con 31 días serían marzo, junio, septiembre y diciembre. Si bien ya no existirían más los años bisiestos, “cada cinco o seis años tendríamos una semana extra al final del año para festejar”.
Henry defiende su propuesta basándose en la idea de que buscan un calendario que sea adecuado para que los seres humanos ordenen sus vidas.
“El calendario gregoriano fue creado por astrónomos, personas que sabían lo que estaban haciendo, y es muy preciso. Ése es el problema. No necesitamos un calendario terriblemente preciso”, explicó.
¿Hará la vida más fácil? La ventaja de tener fechas especiales que sean siempre el mismo día de la semana es que se evitarían ineficiencias administrativas en la planificación y programación que tiene el actual calendario.
El economista Steve H. Hanke fue de gran ayuda para analizar las implicaciones financieras de instaurar con calendario de 364 días. Según sus cálculos, los costos iniciales de realizar el cambio serían menores que los 100 mil millones de dólares gastados para el ajuste del año 2000.
Sucesos ocurridos en años bisiestos
El incendio de Londres
Cincuenta años más tarde, en 1666, Londres sufrió un incendio de monstruosa magnitud. El fuego destruyó la ciudad medieval dentro de la antigua muralla romana. Arrasó 13.200 casas, 87 iglesias parroquiales y la catedral de San Pablo.
Invención de la guillotina
En 1792, Francia inventó una máquina para matar que se llevó un mar de vidas de personas tanto culpables como no: la guillotina. Se dejó de usar en 1977 tras cortar la cabeza a un sentenciado por torturar y matar a su novia en Marsella.
Invención de la dinamita
El sueco Alfred Nobel inventó en 1866 el artefacto que hizo las guerras dramáticamente más mortíferas y volvió el terrorismo más accesible y fácil: la dinamita.