Los tiempos de Cuaresma en la Tarija de antaño
Pasado el Carnaval comienza el Miércoles de Ceniza y se ingresa a la Cuaresma. Antiguamente este periodo se vivía de manera particular en Tarija. Hoy muchos recuerdos quedan sobre esa época. De acuerdo al escritor Agustín Morales el miércoles de Ceniza toda aquella gente que había hecho...



Pasado el Carnaval comienza el Miércoles de Ceniza y se ingresa a la Cuaresma. Antiguamente este periodo se vivía de manera particular en Tarija. Hoy muchos recuerdos quedan sobre esa época.
De acuerdo al escritor Agustín Morales el miércoles de Ceniza toda aquella gente que había hecho desborde de alegría y entusiasmo se recogía contrita yendo desde la madrugada a la misa, donde seguramente se arrepentían de todos los excesos y muy respetuosamente recibían la bendición. De las iglesias salían renovados con la señal de la cruz marcada con ceniza en la frente.
Cuenta Morales que la Cuaresma se la cumplía religiosamente siguiendo los preceptos de hacer vigilia todos los viernes, absteniéndose de comer carne. Era tiempo de confesarse y comulgar “si quiera una vez al año” como manda la iglesia.
La vigilia resultaba estricta e interesante, pues se preparaban comidas especiales a base de huevos, queso, choclos, humintas y frutas. Las personas más piadosas acostumbraban los ayunos y la comunión para cada viernes.
Según relatan la abstención se la cumplía escrupulosamente en lo que concernía a evitar fiestas y regocijos durante toda la Cuaresma. Las normas transmitidas desde antiguas generaciones obligaban al recogimiento, a la meditación, a la penitencia y a la enmienda.
La Semana Santa prácticamente comenzaba el Domingo de Ramos con aquella tradicional ceremonia de la bendición de ramos de olivo, que se distribuían gratuitamente a toda la feligresía.
Fervientes católicos, y conservando antiguas costumbres la casi totalidad de la población habitante, así como el campesinado de los alrededores, acudían religiosamente a todas las ceremonias, llenando los templos y asistiendo masivamente a los sermones y a cuanto oficio se realizaba en diferentes horas.
Según relata el escritor el recogimiento y la fe cristiana se hacían patentes acercándose a los confesionarios, formando enormes colas desde la madrugada hasta altas horas de la noche. Los padres de familia, patrones y tutores llevaban a sus hijos y dependientes para que cumplieran los preceptos pascuales.
“Llegado el Miércoles Santo no había lugar en las iglesias para contener y atender a todo el pueblo, pero esta situación llegaba a culminar el Jueves Santo cuando acudían verdaderos enjambres de gente a pedir la Santa Comunión”, relata Sonia Linares de 75 años.
Cuenta que no quedaba una sola persona, desde chicos hasta viejos, sin acercarse a recibir la Sagrada Hostia y dar muestras de verdadera fe religiosa. “Toda Tarija sin distinción de clase se volcaba a las iglesias incluso desde las cuatro de la mañana a esperar que se abrieran las puertas de los templos para cumplir con las obligaciones cristianas”, dice.
Las comidas tradicionales
Pese a que el ayuno, la abstinencia y las vigilias eran generales, las costumbres estaban tan arraigadas que nadie se atrevía a no cumplirlas. En este tiempo se cocinaban platos especiales sin carne como caldo de maní con huevos y queso, guiso de zapallo con habas verdes, papas ojosas y queso, arroz con leche, humintas en todas sus formas: atadas, azadas, en fuente y al horno; además algunas familias preparaban con el bacalao importado platos especiales.
Todas aquellas comidas no sólo se las preparaba para el propio consumo familiar si no en acción caritativa, las principales casas cocinaban grandes ollas para mandar a los presos de la cárcel, para distribuir a los pobres del hospital y a cuanta gente necesitada había. Ésa era una de las costumbres de la época, ese espíritu caritativo que incluso se evidenciaba en la gente modesta.
Visita a los monumentos
Según Agustín Morales después de haber cumplido los deberes religiosos de la mañana, asistiendo a la solemne misa de Pre santificados toda la gente recién salía cerca del mediodía a servirse chocolate y luego el almuerzo que siempre resultaba ser muy tarde.
Después todos los habitantes se dirigían de nuevo a los templos, pues comenzaban las visitas con una peregrinación de iglesia a iglesia haciendo estaciones, rezando y admirando los maravillosos monumentos.
Para arreglar éstos había gente especializada con maravilloso gusto artístico como Humberto Echazú que cada año presentaba diferentes alegorías, altares jamás vistos.
El Viernes Santo
Al siguiente viernes nuevamente desde las 4 de la madrugada se reiniciaban los oficios con las solemnes Vía Sacras y como no había misas todo el pueblo acudía a adorar a Jesús Sacrificado, que estaba expuesto en su cruz sobre una alfombra en el suelo.
Por la tarde había que escuchar el sermón de las tres horas cuando los sacerdotes, especialmente los franciscanos, hacían retumbar las iglesias con su emocionada palabra recordando el sacrificio de Jesús.
Luego de las cuatro de la tarde salía solemne la procesión del santo sepulcro, entonces cuentan que se sacaban unas imágenes grandes con tal gesto de sufrimiento que la gente se arrodillaba de inmediato.
En la madrugada del sábado antes del alba salía una emotiva procesión de San Roque sacando a la Virgen Dolorosa, acompañada mayoritariamente por mujeres que llevaban cirios y velas, ellas iban cantando y rezando con un triste tono, ya que todavía no había llegado la hora de la resurrección del Señor. “Ésta se realizaba después de especiales ceremonias a las diez de la mañana y era cuando se tocaban las campanas de todas las iglesias”, relata el escritor.
Jesucristo había resucitado y era el momento en el que volvía la alegría a todos los corazones tarijeños. Con esto llegaba la hermosa Pascua Florida con una profusión de flores que alegraba todo el ambiente. Para esto, los preparativos comenzaban desde el Viernes Santo en la tarde.
Apuntes sobre la temática
Significado
La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirse de los pecados y de cambiar algo para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
Morado
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
El 40
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto.
De acuerdo al escritor Agustín Morales el miércoles de Ceniza toda aquella gente que había hecho desborde de alegría y entusiasmo se recogía contrita yendo desde la madrugada a la misa, donde seguramente se arrepentían de todos los excesos y muy respetuosamente recibían la bendición. De las iglesias salían renovados con la señal de la cruz marcada con ceniza en la frente.
Cuenta Morales que la Cuaresma se la cumplía religiosamente siguiendo los preceptos de hacer vigilia todos los viernes, absteniéndose de comer carne. Era tiempo de confesarse y comulgar “si quiera una vez al año” como manda la iglesia.
La vigilia resultaba estricta e interesante, pues se preparaban comidas especiales a base de huevos, queso, choclos, humintas y frutas. Las personas más piadosas acostumbraban los ayunos y la comunión para cada viernes.
Según relatan la abstención se la cumplía escrupulosamente en lo que concernía a evitar fiestas y regocijos durante toda la Cuaresma. Las normas transmitidas desde antiguas generaciones obligaban al recogimiento, a la meditación, a la penitencia y a la enmienda.
La Semana Santa prácticamente comenzaba el Domingo de Ramos con aquella tradicional ceremonia de la bendición de ramos de olivo, que se distribuían gratuitamente a toda la feligresía.
Fervientes católicos, y conservando antiguas costumbres la casi totalidad de la población habitante, así como el campesinado de los alrededores, acudían religiosamente a todas las ceremonias, llenando los templos y asistiendo masivamente a los sermones y a cuanto oficio se realizaba en diferentes horas.
Según relata el escritor el recogimiento y la fe cristiana se hacían patentes acercándose a los confesionarios, formando enormes colas desde la madrugada hasta altas horas de la noche. Los padres de familia, patrones y tutores llevaban a sus hijos y dependientes para que cumplieran los preceptos pascuales.
“Llegado el Miércoles Santo no había lugar en las iglesias para contener y atender a todo el pueblo, pero esta situación llegaba a culminar el Jueves Santo cuando acudían verdaderos enjambres de gente a pedir la Santa Comunión”, relata Sonia Linares de 75 años.
Cuenta que no quedaba una sola persona, desde chicos hasta viejos, sin acercarse a recibir la Sagrada Hostia y dar muestras de verdadera fe religiosa. “Toda Tarija sin distinción de clase se volcaba a las iglesias incluso desde las cuatro de la mañana a esperar que se abrieran las puertas de los templos para cumplir con las obligaciones cristianas”, dice.
Las comidas tradicionales
Pese a que el ayuno, la abstinencia y las vigilias eran generales, las costumbres estaban tan arraigadas que nadie se atrevía a no cumplirlas. En este tiempo se cocinaban platos especiales sin carne como caldo de maní con huevos y queso, guiso de zapallo con habas verdes, papas ojosas y queso, arroz con leche, humintas en todas sus formas: atadas, azadas, en fuente y al horno; además algunas familias preparaban con el bacalao importado platos especiales.
Todas aquellas comidas no sólo se las preparaba para el propio consumo familiar si no en acción caritativa, las principales casas cocinaban grandes ollas para mandar a los presos de la cárcel, para distribuir a los pobres del hospital y a cuanta gente necesitada había. Ésa era una de las costumbres de la época, ese espíritu caritativo que incluso se evidenciaba en la gente modesta.
Visita a los monumentos
Según Agustín Morales después de haber cumplido los deberes religiosos de la mañana, asistiendo a la solemne misa de Pre santificados toda la gente recién salía cerca del mediodía a servirse chocolate y luego el almuerzo que siempre resultaba ser muy tarde.
Después todos los habitantes se dirigían de nuevo a los templos, pues comenzaban las visitas con una peregrinación de iglesia a iglesia haciendo estaciones, rezando y admirando los maravillosos monumentos.
Para arreglar éstos había gente especializada con maravilloso gusto artístico como Humberto Echazú que cada año presentaba diferentes alegorías, altares jamás vistos.
El Viernes Santo
Al siguiente viernes nuevamente desde las 4 de la madrugada se reiniciaban los oficios con las solemnes Vía Sacras y como no había misas todo el pueblo acudía a adorar a Jesús Sacrificado, que estaba expuesto en su cruz sobre una alfombra en el suelo.
Por la tarde había que escuchar el sermón de las tres horas cuando los sacerdotes, especialmente los franciscanos, hacían retumbar las iglesias con su emocionada palabra recordando el sacrificio de Jesús.
Luego de las cuatro de la tarde salía solemne la procesión del santo sepulcro, entonces cuentan que se sacaban unas imágenes grandes con tal gesto de sufrimiento que la gente se arrodillaba de inmediato.
En la madrugada del sábado antes del alba salía una emotiva procesión de San Roque sacando a la Virgen Dolorosa, acompañada mayoritariamente por mujeres que llevaban cirios y velas, ellas iban cantando y rezando con un triste tono, ya que todavía no había llegado la hora de la resurrección del Señor. “Ésta se realizaba después de especiales ceremonias a las diez de la mañana y era cuando se tocaban las campanas de todas las iglesias”, relata el escritor.
Jesucristo había resucitado y era el momento en el que volvía la alegría a todos los corazones tarijeños. Con esto llegaba la hermosa Pascua Florida con una profusión de flores que alegraba todo el ambiente. Para esto, los preparativos comenzaban desde el Viernes Santo en la tarde.
Apuntes sobre la temática
Significado
La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirse de los pecados y de cambiar algo para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
Morado
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
El 40
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto.