El drama y los errores en la nutrición de los niños
A menudo escuchamos decir en Tarija a los padres de familia, “mi hijo no quiere comer”, “mi hija no engorda” y es cuando se comienza a hacer uso de estimulantes para el apetito o finalmente suplementos alimenticios. Más aún, ¿con esto habrá terminado el problema? Realmente no, en...



A menudo escuchamos decir en Tarija a los padres de familia, “mi hijo no quiere comer”, “mi hija no engorda” y es cuando se comienza a hacer uso de estimulantes para el apetito o finalmente suplementos alimenticios. Más aún, ¿con esto habrá terminado el problema?
Realmente no, en algunos casos, el premio y el castigo se convierten en una constante. Para los nutricionistas consultados y pediatras: “Obligar a tus hijos a dejar el plato limpio o castigarles o premiarles son equivocaciones nutricionales en las que no debes caer”.
Otro error es incentivarles a comer por el simple hecho que “deben comer”, y entonces para lograr esto estimulamos a que el azúcar sea el protagonista de la alimentación de nuestros hijos. Con esto comienzan los problemas de obesidad.
En lo que respecta a Tarija, el departamento es el que posee mayor población infantil -niños menores de cinco años- que padece de obesidad o sobrepeso. Esta situación mantiene alerta al Servicio Departamental de Salud (Sedes) y al Ministerio del área. Puesto que el índice supera el doble de la media nacional de Bolivia.
Según los periodos de medición, 2008 y 2016, de la Encuesta de Demografía y Salud (Edsa), la población infantil con obesidad o sobrepeso subió de 11,4 a 20, respectivamente. La media nacional es 10,1. Es así que Tarija ocupa el primer lugar, seguido de Santa Cruz con 13,2; Chuquisaca con 11,5; Beni con 9,7; y en menor proporción en las demás jurisdicciones del país.
Sondeo online
El diario El País consultó a 30 padres de familia si poseen problemas a la hora de comer con sus hijos. 20 de ellos aseguraron que sí. Sobre el tipo de problemas citado mencionaron la negación para comer y la preferencia por los dulces y comida chatarra.
También preguntamos ¿qué estrategias siguen para que sus hijos coman finalmente sobre todo en el almuerzo? 15 de ellos manifestaron que no queda más que obligarles y darles un premio cuando terminan, cinco de ellos admitieron complementar la alimentación de sus pequeños con suplementos alimenticios y diez aseguraron que usan estimulantes para el apetito.
El País consultó al pediatra José Montaño Guardia y a la nutricionista Alba Carrillo Iñiguez, además de la revista de salud Cosumer. Con todas las opiniones anteriores se concluyó en siete errores que los padres de familia no debemos cometer a la hora de alimentar a nuestros hijos.
Los siete errores
1. Hacer que los productos ultraprocesados y azucarados se conviertan en los protagonistas de la alimentación, dejando relegadas a las frutas, verduras, hortalizas, pescados y carnes. El objetivo debe ser fomentar la comida sana. Para la experta Natalia Pevida “el uso recurrente de productos ultraprocesados y azucarados, además de ser potencialmente perjudicial para la salud, puede condicionar el paladar de los más pequeños a los sabores artificiales, hasta el punto de que desarrollen aversión a los alimentos como las verduras, las frutas, las legumbres o los pescados”.
2. Otro error es permitirle a los niños elegir la comida. La Asociación Americana de Pediatría recomienda a las familias que tengan en cuenta las preferencias de los niños a la hora de cultivar hábitos saludables; es decir, permitirles cierto margen de maniobra con las frutas, las verduras, las legumbres y los pescados, variando las formas de presentación y las recetas, para impedir que los niños tengan una actitud de desagrado hacia los grupos fundamentales de una dieta saludable. Eso sí, los nutricionistas recuerdan que el proceso de habituación a ciertos sabores puede llevar tiempo. Paciencia.
3. Otra equivocación que a menudo cometemos es no dejar que nuestros niños participen del cocinar diario. Pues esto mejora su predisposición a la hora de comer, ya que comerán con mejor ánimo algo que ellos mismos cocinaron. “Esto mejora su atracción hacia los alimentos que no les convencen”, aseguran los expertos.
4. Y aquí viene el error más común en los padres, el obligarles a dejar el plato limpio. De acuerdo a la revista Consumer Eroski “El ser humano cuenta con un sistema primario llamado hambre-saciedad. Se trata de varios centros neuronales localizados en el hipotálamo que emiten una orden que el organismo traduce en sensación de hambre o de sed. Por eso, identificar el hambre física y saber distinguirla del hambre emocional o rutinaria es un aprendizaje clave para llegar a ser capaces, en la etapa adulta, de regular la cantidad de alimentos que ingieren. Para ello, hay que conseguir que entiendan y respeten estos signos desde que son bebés.
5. el quinto problema se concentra en castigar o premiar a nuestros hijos y a menudo empleamos expresiones como: “te has portado mal, así que cenarás verdura”, “si no lo comes, lo cenas” o “a la cama sin cenar”. Tampoco debemos usar: “si te portas bien, helado de postre” u “hoy cenamos en esta hamburguesería porque te has portado muy bien”. Además de ser ineficaz para crear hábitos saludables, esta conducta lleva consigo el riesgo de que el niño asocie una alimentación sana y equilibrada con el castigo y los productos menos saludables, con un buen comportamiento. El objetivo en nutrición infantil no es que nos obedezcan en un momento dado, sino crear una relación consolidada con la alimentación equilibrada.
6. El sexto error se trata de hablarles de nutrición mientras están comiendo. No es necesario que cada vez que se coman una verdura les estemos contando cuántas vitaminas posee y que le va a agregar a su cuerpo. De esta manera ni el momento del almuerzo ni el momento de la cena son los instantes adecuados para emprender un discurso nutricional.
7. Otro de los elementos básicos es no hacer “escenas” o dramas en la mesa. Pues la comida familiar es un momento para compartir y estar a gusto. Hay que evitar que los niños asocien la comida con tensión. Resulta fundamental fomentar un ambiente sano en la mesa y crear buenas sensaciones en torno al momento de la comida.
Alimentación Primeros meses
Leche materna
La leche materna es el alimento más completo para cubrir las necesidades del bebé. La razón es sencilla: el recién nacido tiene el aparato digestivo y el metabolismo adaptados a la leche humana. Además, no tiene horarios; la lactancia se produce a demanda, es decir, cuando el bebé lo pida. Por eso es tan importante que la madre no se separe del bebé en ningún momento durante el periodo de lactancia.
Las papillas
Desde el primer mes hasta el año de vida el bebé está considerado como lactante. Durante esta etapa el niño se desarrolla y cambia continuamente. Por ello se necesitan nuevos alimentos, además de la leche materna, a partir de los seis meses. Es necesario introducir alimentos distintos para cubrir las necesidades nutricionales del bebé. No obstante, la leche no se debe retirar de la dieta: tiene que constituir el principal aporte lácteo hasta el año de edad y la cantidad mínima es de medio litro al día.
La variedad
La alimentación en el niño de uno a tres años introduce la variedad en la dieta para mantener un ritmo adecuado de crecimiento. También cambia preparación y presentación de los platos. El objetivo: evitar el déficit de nutrientes.
Realmente no, en algunos casos, el premio y el castigo se convierten en una constante. Para los nutricionistas consultados y pediatras: “Obligar a tus hijos a dejar el plato limpio o castigarles o premiarles son equivocaciones nutricionales en las que no debes caer”.
Otro error es incentivarles a comer por el simple hecho que “deben comer”, y entonces para lograr esto estimulamos a que el azúcar sea el protagonista de la alimentación de nuestros hijos. Con esto comienzan los problemas de obesidad.
En lo que respecta a Tarija, el departamento es el que posee mayor población infantil -niños menores de cinco años- que padece de obesidad o sobrepeso. Esta situación mantiene alerta al Servicio Departamental de Salud (Sedes) y al Ministerio del área. Puesto que el índice supera el doble de la media nacional de Bolivia.
Según los periodos de medición, 2008 y 2016, de la Encuesta de Demografía y Salud (Edsa), la población infantil con obesidad o sobrepeso subió de 11,4 a 20, respectivamente. La media nacional es 10,1. Es así que Tarija ocupa el primer lugar, seguido de Santa Cruz con 13,2; Chuquisaca con 11,5; Beni con 9,7; y en menor proporción en las demás jurisdicciones del país.
Sondeo online
El diario El País consultó a 30 padres de familia si poseen problemas a la hora de comer con sus hijos. 20 de ellos aseguraron que sí. Sobre el tipo de problemas citado mencionaron la negación para comer y la preferencia por los dulces y comida chatarra.
También preguntamos ¿qué estrategias siguen para que sus hijos coman finalmente sobre todo en el almuerzo? 15 de ellos manifestaron que no queda más que obligarles y darles un premio cuando terminan, cinco de ellos admitieron complementar la alimentación de sus pequeños con suplementos alimenticios y diez aseguraron que usan estimulantes para el apetito.
El País consultó al pediatra José Montaño Guardia y a la nutricionista Alba Carrillo Iñiguez, además de la revista de salud Cosumer. Con todas las opiniones anteriores se concluyó en siete errores que los padres de familia no debemos cometer a la hora de alimentar a nuestros hijos.
Los siete errores
1. Hacer que los productos ultraprocesados y azucarados se conviertan en los protagonistas de la alimentación, dejando relegadas a las frutas, verduras, hortalizas, pescados y carnes. El objetivo debe ser fomentar la comida sana. Para la experta Natalia Pevida “el uso recurrente de productos ultraprocesados y azucarados, además de ser potencialmente perjudicial para la salud, puede condicionar el paladar de los más pequeños a los sabores artificiales, hasta el punto de que desarrollen aversión a los alimentos como las verduras, las frutas, las legumbres o los pescados”.
2. Otro error es permitirle a los niños elegir la comida. La Asociación Americana de Pediatría recomienda a las familias que tengan en cuenta las preferencias de los niños a la hora de cultivar hábitos saludables; es decir, permitirles cierto margen de maniobra con las frutas, las verduras, las legumbres y los pescados, variando las formas de presentación y las recetas, para impedir que los niños tengan una actitud de desagrado hacia los grupos fundamentales de una dieta saludable. Eso sí, los nutricionistas recuerdan que el proceso de habituación a ciertos sabores puede llevar tiempo. Paciencia.
3. Otra equivocación que a menudo cometemos es no dejar que nuestros niños participen del cocinar diario. Pues esto mejora su predisposición a la hora de comer, ya que comerán con mejor ánimo algo que ellos mismos cocinaron. “Esto mejora su atracción hacia los alimentos que no les convencen”, aseguran los expertos.
4. Y aquí viene el error más común en los padres, el obligarles a dejar el plato limpio. De acuerdo a la revista Consumer Eroski “El ser humano cuenta con un sistema primario llamado hambre-saciedad. Se trata de varios centros neuronales localizados en el hipotálamo que emiten una orden que el organismo traduce en sensación de hambre o de sed. Por eso, identificar el hambre física y saber distinguirla del hambre emocional o rutinaria es un aprendizaje clave para llegar a ser capaces, en la etapa adulta, de regular la cantidad de alimentos que ingieren. Para ello, hay que conseguir que entiendan y respeten estos signos desde que son bebés.
5. el quinto problema se concentra en castigar o premiar a nuestros hijos y a menudo empleamos expresiones como: “te has portado mal, así que cenarás verdura”, “si no lo comes, lo cenas” o “a la cama sin cenar”. Tampoco debemos usar: “si te portas bien, helado de postre” u “hoy cenamos en esta hamburguesería porque te has portado muy bien”. Además de ser ineficaz para crear hábitos saludables, esta conducta lleva consigo el riesgo de que el niño asocie una alimentación sana y equilibrada con el castigo y los productos menos saludables, con un buen comportamiento. El objetivo en nutrición infantil no es que nos obedezcan en un momento dado, sino crear una relación consolidada con la alimentación equilibrada.
6. El sexto error se trata de hablarles de nutrición mientras están comiendo. No es necesario que cada vez que se coman una verdura les estemos contando cuántas vitaminas posee y que le va a agregar a su cuerpo. De esta manera ni el momento del almuerzo ni el momento de la cena son los instantes adecuados para emprender un discurso nutricional.
7. Otro de los elementos básicos es no hacer “escenas” o dramas en la mesa. Pues la comida familiar es un momento para compartir y estar a gusto. Hay que evitar que los niños asocien la comida con tensión. Resulta fundamental fomentar un ambiente sano en la mesa y crear buenas sensaciones en torno al momento de la comida.
Alimentación Primeros meses
Leche materna
La leche materna es el alimento más completo para cubrir las necesidades del bebé. La razón es sencilla: el recién nacido tiene el aparato digestivo y el metabolismo adaptados a la leche humana. Además, no tiene horarios; la lactancia se produce a demanda, es decir, cuando el bebé lo pida. Por eso es tan importante que la madre no se separe del bebé en ningún momento durante el periodo de lactancia.
Las papillas
Desde el primer mes hasta el año de vida el bebé está considerado como lactante. Durante esta etapa el niño se desarrolla y cambia continuamente. Por ello se necesitan nuevos alimentos, además de la leche materna, a partir de los seis meses. Es necesario introducir alimentos distintos para cubrir las necesidades nutricionales del bebé. No obstante, la leche no se debe retirar de la dieta: tiene que constituir el principal aporte lácteo hasta el año de edad y la cantidad mínima es de medio litro al día.
La variedad
La alimentación en el niño de uno a tres años introduce la variedad en la dieta para mantener un ritmo adecuado de crecimiento. También cambia preparación y presentación de los platos. El objetivo: evitar el déficit de nutrientes.